CAPÍTULO 1: " ❦ Dos Gatos Rabiosos en una Caja ❧"
- Señorita Kagamine, por favor, levantase.
- ¡Uughh...! - Tiré las sábanas por encima de mi cabeza cuando el sol traspasó los cristales de la ventana con cien canales diferentes.
- Ayer la señora me ordenó que la vista y la prepare para asistir a su nuevo instituto.
Levanté la mano, sacándola de las sábanas indicando 5 minutos de dulces sueños más. A los segundos se me congeló y la volví a meter. No sabía si me había visto pero yo seguiría durmiendo.
- No querrá llegar tarde su primer día.
- No molestes, Eva... - Mi ama de llaves, Evane Smith, era una cálida mujer que me cuidaba desde los 4 años. Tenía familia en Inglaterra; sus hijas, Elizabeth Smith de 12 años, y la menor de 6 años, Selene Smith, eran cuidadas por su marido, William Smith Harrison. Su economía era nefasta, y para cuidar de sus hijas, vino en busca de trabajo a Japón. Mi madre la acogió un día de lluvia en la calle como un gatito abandonado, y para ofrecerle un trabajo para ayudarla en la mantención de su familia, la hizo mi encargada personal, ya que mis padres no podían ocuparse siempre de mí, y así, le enviaba el dinero hasta Inglaterra cada mes que recibía su sueldo. Desde entonces la forma de vida de sus hijas y su esposo mejoró un poco.
Teníamos un dojo delante de la casa, bueno... no "Teníamos" ya que a pesar de ser la heredera de aquél dojo, no lo quería. Mis padres eran unos maestros profesionales del arte marcial, y desde pequeña me habían enseñado. Aunque las prácticas se hicieron más intensas y pese a eso, mi educación no fue suficiente para compensar la mitad de los años perdidos de escuela, entonces se decidió y SIN MÍ CONSENTIMIENTO, que sería llevada al internado de Vocaloid.
¿Qué era el internado de Vocaloid?
Bueno, simplemente una de las más prestigiosas escuelas. El problema es que no importaba la clase de persona que aceptaran, ya sean unos vagos de la calle, les ofrecían un año para demostrar si podían mejorar su actitud, y adaptarse a una vida intelectual. Por lo tanto, estaría rodeada de gentuza rara.
- ¡Vamos, vamos! Se hará tarde.
- ¡Oh! Me lleva el Diablo... - Puse los ojos en blanco y me levanté cansada. Bostecé y estiré mis brazos para que Eva me colocara él vestido.
- No maldiga, por favor.
Rodee los ojos - Oye, Eva ¿Qué hay de desayuno?
- Ensalada césar - Hice una mueca de asco, odiaba cuando preparaba comidas de ingleses refinados y más si eran verduras.
- No es cierto - Soltó una pequeña risa.
Terminó de colocarme el uniforme que consistía en un vestido gris de puntillas amarillas, que se ataba en un moño gigante en la espalda con cremallera y unas botas altas hasta los muslos también grises con puntillas de igual color.
- Más le vale... ¡Oh!- Detuve se mano cuando agarró el cepillo - Uh, Uh... yo me peinare, puede bajar a terminar el desayuno. Madre se enojará si se despierta y no está la comida lista- Le sonreí.
Eva asintió energética- Baje cuando esté lista- y ella bajó a terminar el desayuno. No quería causarle molestias el día que me iba a Vocaloid.
Terminé de cepillarme, cogí de la mesada un pañuelo blanco y lo até alrededor de mi nuca y mi cabeza en forma de un lindo y femenino moño. Me sonreí a mi misma, saqué mi celular y tomé una foto en una sensual postura. Luego la subiría a mi blog.