Crecer en México sabiendo que no cumplías con los requisitos para ser querido por tu gente o tan siquiera tu familia era algo complicado,por eso Alexis nunca le falló a esos tontos requisitos dignos del año mil cuatrocientos treinta y uno. Tuvo que...
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El Mctrio y Quackity se encontraban cenanado en un pequeño restaurante que les habían recomendado sus amigos españoles. Todos ya habían pedido comida y estaban hablando entretenidamente bromeando con risas de por medio.
Alex tranquilamente tomaba de su bebida, desde aquella noche donde le confesó sus preferencias a Mariana no podía no pensar que quería hacer lo mismo con sus amistades, por eso estaba tomando de su Corona para alcoholizarse y así tener suficiente valor como para hablarlo.
"A ver, we, toma." Roier burlonamente agarró helado de su plato y se lo acercó a Aldo para que este agarrara la cuchara.
"Mételo en mi boca, papi." Bromeó Aldo abriendo la boca.
"¡Ay!" Roier sonrió dándoselo en la boca.
Pero accidentalmente lo tiró sobre el de lentes. "¡No mames, pinche boiler, me lo tiraste todo encima, we!" Se quejaba tomando servilletas para limpiarse. "Pendejo."
Mientras Mariana y Roier se rieron a carcajadas mientras Aldo agarraba cantidades grandes de servilletas.
"Uhm, chicos, necesito decirles algo." Murmuró Alexis con nerviosismo mientras agarraba su bebida con ambas manos totalmente ajeno al drama sobre el accidente del helado.
"Al rato, pásame las servilletas, we." Aldo no pensaba que fuera algo importante.
"Es import—"
Fue interrumpido. "Estoy todo pegajoso ahora, me lleva la chingada." El de lentes anchos estaba fastidiado y se notaba.
Roier le pasó las servilletas riendo, ya se las había acabado y el pobre Aldo no lograba terminar de limpiar todo el helado. Mariana solo comía tratando de no reír con la boca llena.
Alex sintió que lo habían echado de lado, había que no tenían malas intenciones y que sólo era el mal momento, pero ya estaba aquí y quería decírselos, no sabría cuando estarían los cuatro juntos otra vez.
"Soy gay." Soltó con nerviosismo. Rápidamente miró a Mariana, quien sólo sonreía tranquilamente tomando de su agua.
Pero no pasó lo que pensó que sucedería. De hecho, no había esperado que sucediera nada en especial, simplemente quería que no fuera negativo.
Roier sólo comía de su postre con helado con calma. "¿Y luego?" Preguntó cómo si nada.
"Puta madre, esta era de mis favoritas." Soltó Aldo sin mirarlos tallando su camiseta con fuerza, cómo si eso fuera a quitar el helado que había absorbido la tela de la camisa.
"...¿No dirán nada?" Preguntó sorprendido sintiendo su panza revolcarse.
"Pues, no, we." Se encogió de hombros Aldo tallando y tallando. "Roier y el Mariana son bi y a mí me vale verga, no cambia que los quiera. Igual, me cogería a los tres sin pedos."