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El paso lo dio, inesperadamente, Harry.

Fue impredecible para los dos, pero el mismo se sorprendió más. Había vencido esa timidez y vergüenza que tanto le impedía,  a veces,  conocer e interactuar con la gente.

El momento fue especial para los dos, se sintieron completos,  especiales. Y les gustaba.

El beso fue calmo, sin necesidad de apurar nada o de despedirse pronto.

Todo llevó unos minutos, los jóvenes no querían separarse. Y diablos, no podrían luego de eso.


I don't even know your name « larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora