REPENTANCE (Flippy X Flaky)

Capitulo 1: Una amarga despedida.

Los enormes chorros de sudor corrían por la espalda del chico, haciendo que gotas que bajaban por el cabello de su frente cayeran sobre la espalda de su chica, quien también estaba totalmente empapada de muchas maneras. Sentía contraídos los músculos de sus piernas exhausto por la larga jornada de sexo, mientras, esta sensación que quemaba sus musculos era acompañada de un enorme placer lacsivo que iba en aumento. En un casi desesperado deseo de soltar todo lo que tiene dentro de sí, continuaba dando fuertes embestidas a su ya agotada compañera.
Tomando sus glúteos y jalandola contra él agresivamente en un intento de alcanzar el clímax que ya se había vuelto más que desesperante para él, ya que, no había podido llegar a ese estado durante mucho tiempo.
Los gritos y gemidos de la chica inundaban el lugar junto con chorros de lubricación cayendo por sus muslos, no le quedaba más que morder fuertemente la almohada mientras la apretaba fuertemente contra su rostro, soltaba gemidos ahogados ya que, escapatoria, no habría. Estaba siendo montada por un a bestia.

-Aah, dios.- Musitó extasiada la joven chica.

-Aguanta...- Rogó el Joven con frustración.

La posición en la que la tenía era un deleite visual para el ya casi retirado militar.
La cintura de su compañera era realmente pequeña, y al estar boca abajo sus glúteos formaban un corazón. O al menos uno roto porque sus nalgas estaban llenas de arañazos y apretones por parte del rubio quien se había convertido en un lujurioso monstruo. Sus manos estaban tan marcadas en la piel de su chica que parecía que el trasero le empezaría a sangrar.

Fabián empezó a sacar su miembro por completo de la joven, y luego volverlo a introducir fuertemente, haciendo que ésta sintiera penetraciones más profundas y duras.

Los jadeos y gemidos de la chica se hacían cada vez más difíciles de contener, mordiendo fuertemente la almohada y apretando las sábanas con sus puños.

-¡Ah!- Un gemido estruendoso se le escapó a la joven, siendo inmediatamente silenciada por el chico de cabello rubio.

Con su mano tapa la boca de la chica y se acerca a su cuello.

-Shhh, te dije que no hagas ruido. Nos van a oír.

Sacando la mano del chico de su boca y susurrando débilmente.- Tienes la polla enorme...-

El joven se río, puesto que esperaba una frase más romántica de parte de la que solía ser su inocente amante, quien ahora se comporta como una guarra.
Tomandola de las caderas voltea su cuerpo frente a él, toma la parte trasera de las piernas de la chica y las empuja colocandolas cerca de su cara.
De forma un poco irónica, ver a su amada en esta posición provocó que él se sonroja notoriamente.

-Has explorado todo mi cuerpo ¿cómo es que aún te da pena verme?-

Tomándose su tiempo para responder y también respirar, se empieza a dibujar una sonrisa coqueta en su rostro, haciendo que en consecuencia sea ahora la chica quien se sienta avergonzada.

-No te rías... si no te gusto está bien pero tampoco me hagas sentir menos.- Dijo cubriendo sus senos y cruzando las piernas levemente.

El soldado en un brusco y fuerte movimiento la toma de las piernas y la hace girar. Quedando de costado, con las piernas cruzadas, acercándose a su oído le susurra.

-Jamas he visto a nadie tan hermosa como lo eres tú.- Seguido de un lento beso en su cuello que hace que toda la piel de Alexa se erice, acompañado de un calor enorme en sus mejillas ya que, esas palabras la habían derretido y avergonzado. Aunque, realmente él no sentía eso, para nuestro protagonista las mujeres no son más que depósitos de esperma que puede usar a su conveniencia, más si no debe hacer esfuerzo alguno para conseguir que quieran acostarse con él.
La joven tapa su rostro tímidamente, causando una risa traviesa en Fabián quién volviendo a su posición, la hala de las caderas hacia el, preparándola para penetrarla.
El joven empieza a acariciar su miembro el cual brillaba de lubricación de la chica, y tambien suya, rígido cual piedra, empieza a frotar suavemente en la vagina de la chica. Introduciendo solo la punta de este, de manera suave y repetitiva.