Lucius estaba realmente enfadado. La mañana siguiente trató de hablar con Remus, pero el pobrecillo se encontraba triste por el pulgoso Black. Para colmo de males hoy era la final de quidditch, Slytherin contra Gryffindor. El día no pintaba muy bien que digamos.- Lucius, ya casi inicia el partido y no has tocado tus hojuelas- Regulus estaba entre molesto y ¿preocupado?
- No tengo apetito- suspiró.
- Si llamo a Remus y le digo que no estás comiendo, ¿Lo harás?- sonrió burlón.
Lucius entornó los ojos y empezó a comer. El momento de retirarse al estadio se acercaba, Lucius apresuró su desayuno pero ocurría algo al frente que le cerró la garganta. El estúpido Sirius hablaba con Remus, sin duda se disculpaba. En un movimiento pocisionó sus manos en la cintura de Remus pero éste las había retirado. A continuación, acercó sus labios peligrosamente y Remus no hacía nada por desviarlo. Lucius continuó comiendo sus hojuelas, no quería ver lo que seguía.
- No lo besó- nuevamente fué Regulus el que lo sacó de su mundo- lo detuvo antes de juntar sus labios-
Lucius volteó esperanzado y era cierto, Remus ahora lo abrazaba, de sus labios se podía leer un "perdóname". El gesto abatido de Sirius lo confirmó.
- ¿De verdad te gusta Remus?- Regulus le miraba con intensidad.
- Te entiendo, yo estuve igual de confundido al principio- lo miró de la misma forma- Remus fué la primer persona que no me juzgó por apariencia. Se tomó el tiempo de conocerme e incluso me trató como un amigo sin convivir tanto como ahora- suspiró- me hizo sentir que tengo la oportunidad de ser libre y estar enamorado sin esperar beneficio alguno. Deseo que corresponda mi sentir y no se aleje si es unilateral- bajó la mirada, entretenido en sus hojuelas.
- Pues yo pienso que te corresponde- animó Regulus- ni el más loco de los locos se atrevería a leer cada día sin falta un nuevo libro- rieron- las pupilas de Remus se dilatan cuando te mira, es fácil de notar-
Un brillo en los ojos plata de Lucius hicieron que Regulus sonriera enternecido. Lucius retomó su desayuno, y, unos minutos después ambos marcharon junto con el resto del equipo de Slytherin al estadio de quidditch. Había mucho público, siempre las finales del deporte eran ansiadas y extasiadas.
Antes de entrar a la carpa, vió que Remus se acercaba a sus amigos para despedirse antes de empezar el partido. El maquillaje para animar a su equipo le sentaba de maravilla, hacía juego con la radiante sonrisa que le provocaba babear como idiota. En un momento conectaron miradas, como siempre Lucius le dedicó una sonrisa y Remus la correspondió. El momento de salir al campo llegó y con ello los aplausos y vítores del alumnado.
- Quiero un juego limpio- gritó Madamme Hooch desde abajo con una mirada amenazante a ambos equipos que ya se encontraban en el aire.
El silbato anunció el inicio. Las jugadas eran perfectas, ningún equipo llevaba la ventaja. Estaba reñido, tanto Lucius como Sirius hacían un perfecto trabajo como guardianes, ni las mejores quaffle lograban entrar en los aros. Casi media hora pasó y ningún punto era anotado, James pidió un descanso que fué muy bien recibido por todos.
- Tenemos que lanzar una bludger a Sirius para despistarlo- mandó Regulus- no puedo atrapar la snitch dorada si no logramos marcar mínimo cien puntos para ganar la copa-
Los Slytherin estaban de acuerdo, debían ganar a toda costa para terminar el año exitosamente. Planearon la siguiente jugada que ejecutarían, molestarían a Sirius con la bludger para anotar los primeros cincuenta puntos y así lograr descolocarlo, los cincuenta puntos restantes serían pan comido después.
El silbatazo les indicó reanudar el partido. Estando en el aire, Lucius notó que una quaffle amenazaba con entrar a sus aros, pero Marlene McKinnon estaba fuera del área cuando anotó. Evidentemente Lucius exigió falta y Madame Hooch volvió a pausar el partido para analizar el juego que se grababa en los omniculares que cargaba con ella cada partida de quidditch. Mientras tanto los jugadores gritaban por justicia.
- Eso no fué fuera de lugar, rubio idiota- Marlene le gritó.
- Controla tus palabras, Mckinnon, sabes perfectamente que tu escoba salió del área- Lucius la encaró.
- Oye, no le hables así- Sirius se interpuso, conectando miradas furiosas.
- ¿Qué pasó?- un Remus preocupado y cansado de correr llegó a tiempo para evitar golpes.
- Tu...noviecito acusa a Marlene de haber cometido falta- habló entre dientes.
- Sirius por favor no empieces, Madamme Hooch se encargará de resolverlo- su mirada cambió a una seria por el comentario.
- Claro, Malfoy como siempre es el bueno para tí- fué la gota que derramó el vaso.
Lucius empujó a Sirius por el pecho, diciéndole que dejara de ser un estúpido con Remus, y que si tenía algo que decirle era el mejor momento para hablar. Pero Sirius abandonó todo rastro de cordura para abalanzarse contra Lucius.
En un momento, ambos se encontraban en el suelo golpeándose a como diera lugar. La sangre brotaba de sus rostros y puños, pero no impedía la agresividad que llenaba cada golpe. Remus y algunos jugadores intentaban inútilmente separarlos. Era imposible, ellos dos estaban repletos de odio comprimido que al fin estaba saliendo de manera letal. No fue hasta que Lucius estrelló la cabeza de Sirius contra el pasto, que la pelea terminó. La sangre brotaba descontroladamente de la nuca y nariz del joven que yacía inconsciente sobre el campo.
El miedo inundó a Lucius, no era el hecho de casi haber asesinado a alguien o posiblemente ser expulsado de Hogwarts. Lo que le atemorizó de inmediato fue la decepción que se llevaría Remus de él, junto con el posible rompimiento de la amistad que tanto le costó forjar entre ambos. No pudo ser más estúpido, las consecuencias de sus actos las cargaría sobre sus hombros para siempre.
- ¡Malfoy!, por las barbas de Merlín, ¿Qué has hecho?- exclamó Madamme Hooch totalmente indignada.
- No puede ser...Qué horror...¡Es repugnante!..¡Deberían eliminarlo del equipo!..- eran lo murmullos que Lucius alcanzaba a distinguir con dificultad, pues su corazón latía tan rápido y tan fuerte que le provocaba algo de sordera.
Sintió ser jalado de la túnica con algo de brusquedad, era uno de los profesores que le reclamaba, pero le era imposible escucharlo, la adrenalina era demasiada. Sus ojos se desviaron en busca de Remus, en ese momento sólo le importaba lo que sucediera entre ambos.
Al hallarlo entre la multitud, no pudo contener las lágrimas...Remus se encontraba en el suelo intentando desesperadamente reanimar el cuerpo aún inconsciente de Sirius. Se podía ver cómo James tiraba de él para alejarlo y pudiera ser la enfermera del colegio quien lo atendiera, pero Remus se aferraba con puños y dientes.
Listo, Lucius ahora había terminado de aniquilar todo posible futuro de estar junto a Remus de cualquier manera fuera de la amistad. Era un idiota, lo arruinó por completo.
- Estás en serios problemas, Malfoy. Estarás en la oficina del director hasta que sepamos el veredicto que tengan para tí- le gritó el profesor que anteriormente lo había levantado del suelo.
Lucius caminó junto al profesor sin abogar nada, sin mirar a nadie, sin escuchar a nadie. Esperaría lo que el destino le tenga preparado con fortaleza. En estos momentos lo único que importaba era Remus...su querido Remus.