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A pesar de que Xiao se lo esperaba, no pudo evitar soltar un nuevo quejido proveniente de su garganta cuando el rubio decidió abofetearlo con el puño cerrado. Su visión dio varias vueltas antes de recomponerse permaneciendo algo difuminada.
—Por eso y mucho más no podría elegirte... Eres demasiado leal, y eso es algo positivo. Así que, ¿por qué no regresas con tu verdadero príncipe?— Ofreció, ya se estaba hartando del adepti y se sentía generoso en ese pequeño instante así que decidió darle una oportunidad para rendirse.

Xiao simplemente negó con la cabeza.

—Hay...— Comenzó la oración pensativo, como si buscase una excusa —muchas cosas que puedo hacer y que Bonanus n-no.— Terminaría nervioso, en realidad no se le ocurría nada.

—Hacer de pelota no cuenta.— Bromeó, —ponte de pie y vete.
Volvió a ordenar, pero Xiao sólo cumplió el primer mandamiento colocándose erguido lentamente.

—¡No me refiero a eso!— Enunció con una expresión supuestamente enfurecida. A Aether le hizo gracia.

—¿Pues qué más es eso que ella no puede hacer pero que tú sí?— Vaciló arqueando la ceja derecha y cruzándose de brazos.

—... Oh, ella no puede abrazarte sin sacarte ni un solo rasguño.— Explicó con total seriedad.

—No soy Morax, no necesito de vuestras muestras de afecto— dijo con inseguridad que fue captada por el contrario.

—¿De verdad?— Interroga Alatus, es algo arriesgado atreverse a vacilar.

—Hm... Aunque fuera así, ¿cómo sé que no me atacarías en medio de tu abrazo-sin-rasguños?— Le siguió el rollo.

—Es imposible.

—¿Por qué estás tan seguro?

—Su Alteza, llevas varios minutos aprovechándote de mi situación. Si quisiera haberlo dañado, lo habría intentado antes.

—Con eso me das más razones, ¿cómo sé que no vas a intentar vengarte por lo que te he hecho?

—Pfft- He sufrido torturas peores.

—Oh, eso no era una tortura, era una forma de expresión. Quería expresar lo mucho que aborrezco a cosas como tú.

—Bueno, pues... Bonanus no... Ella no dejaría que usted se expresara en su cuerpo; yo le he demostrado que sí.— Dijo cerrando los ojos, realmente no lograba procesar que estuviera diciéndole eso a un extraño y no a alguno de sus seres queridos.
Aether se asombró ante el anuncio, no se esperaba tal oferta. Una manera de desahogarse... Un recipiente donde descargar su ira y confusión... Donde poder acudir siempre que extrañase a su hermana... Eso le llamaba la atención, siempre se había sentido solo y vacío desde que fue separado de su melliza. A lo mejor un ser como Xiao podría rellenar una pequeña parte de ese enorme hueco que había en su vida... Pero era arriesgado, por mucho que quiera, debe ser objetivo si no quiere tener inconvenientes con su superior.

—Uh... No lo sé, tampoco es que cumplas con lo requerido; no puedo escogerte así como así y esta es la tercera vez que te lo recuerdo.— Informó.

—¡Estoy seguro de que puedo cumplir con ello! Antes no he tenido la oportunidad de mostrarte mi potencial porque estaba inquieto pero si me dices cuáles son los requisitos, estoy seguro de poder cumplirlos, por favor.— Declaró inclinando su espalda para hacer una reverencia demandante.

Aether frunció el ceño, a pesar de haberle dado la opción, el yaksha seguía rogando y rogando.

—... No lo entiendo. ¿Por qué harías todo esto por un ente que está atado al karma desde que nació? ¿Qué razón es la que te conduce a querer renunciar a todo, Alatus?— Volvió a decir su nombre pero esta vez acompañado de un mar de confusión y pena.

₊⿻゚ 𝗦𝘂𝗯𝗲𝘀𝘁𝗶𝗺𝗮𝗱𝗼 ↳𝗔𝗲𝘅𝗶𝗮𝗼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora