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Bᴇᴛʀᴀʏ
»Solazar x Daidem«
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Tras largos años de paz entre la población solarisapien una nueva guerra había comenzado nuevamente, esta vez, con la raza demoniaca. Habia comenzado hace apenas unas semanas, varios pueblos habían sido totalmente destruidos por estas bestias que se habían atrevido a desafiar las fuerzas de los Solarisapien; muchos chicos jóvenes habían sido enviados a defender diferentes puntos del planeta, y así muchos jamás regresaban a sus hogares, eran nuevos e inexpertos, y esta etnia se caracterizaba por lo egoístas que podían llegar a ser. Si algo había aprendido tras estar en el ejército por tantos años era que nadie te ayudaría si estabas muriendo, nadie se devolvería a rescatarte, por ello debías ser lo suficientemente fuerte como para defenderte a ti mismo, nadie va a velar por ti jamás por más que te prometan quererte en cuerpo y alma.

...Tus aliados son tus enemigos más fuertes...

Con ello y la nueva orden los meses próximos transcurrieron con "normalidad", las esperanzas de encontrar un freno a aquella guerra comenzaba a verse menos posibles. Pasó un año, dos años, incluso pasaron muchos más que esos a tal punto en que los ciudadanos dejaron de contarlos, ¿cuántas décadas debían pasar para que alguien se diera cuenta que esta batalla ya no tenía ningún sentido ni motivo? La gente aprendió a vivir con la idea de que seguían en guerra, nadie decía o hacía nada al respecto, los ataques de los demonios se hacían más frecuentes, pero con menor intensidad, tal vez a este punto solo eran recordatorios de que seguían en conflicto y enemistad total. Al menos agradecía ser de una especie inmortal en cuanto a edad, podían pasar siglos y no envejecería más. Seguiría siempre en forma para ser útil, o al menos aparentar serlo.

Daidem siempre había estado desinteresado en resaltar como mejor guerrero, odiaba las batallas, prefería tratar de aportar a sus aliados de alguna otra manera un poco más inteligente que simplemente agarrarse a golpes, así que cuando tenía tiempo libre solía armar un poco mas su pequeña zona de investigación personal, no hacía falta ser un genio para saber que habían tecnologías que podían ayudarle a estudiar y aprender sobre otras especies, planetas e incluso universos. En reiteradas ocasiones había sentido el deseo de compartir sus conocimientos con alguien más, pero sus intereses fueron cambiando con el paso de los años; en un inicio quería estudiar la raza enemiga para poder crear una estrategia y vencerlos de una vez por todas, pero luego pensó en lo fácil que sería simplemente vivir una vida tradicional en algún otro planeta, así que sabía que nadie comprendería sus ideales o sus nuevos intereses, prefería guardar silencio y evitar que alguien descubra su plan de huida. Pensaba estudiar la raza "humana", la tierra se veía como un lugar habitable, aunque un poco atrasado en cuanto tecnología y capacidades intelectuales, pero podía vivir con eso.

Mh, ¿qué es eso? —Preguntó para sí mismo mientras agrandaba la imagen en su pantalla.

Mejorando la resolución de imagen que le brindaba aquel satélite humano desde el cual observaba, consiguió localizar una gran parte consumida por una especie de aura oscura, pero ¿en la tierra?, generalmente este tipo de esencias las portaba un demonio, aunque por lo pequeño que era suponía que debía ser alguno débil o algo así, o simplemente uno de los objetos míticos de esa basura de especie. Trabajando sobre su teclado, consiguió infiltrarse en una de las cámaras de seguridad que habían esparcidas por la zona, pasando de una a otra buscando algún tipo de indicio extraño, pero no había nada que ver, solo eran aburridos y torpez humanos.

Que raro. —Murmuró apoyándose en el respaldo de su asiento reclinándose un poco.

Una de las tantas pantallas de su laboratorio mostró señales rojas, esa era la alarma para saber que debía volver a su labor como soldado y vigía, que molestia. Suspirando, retiró los sistemas de todo tipo de tecnología humana, regresando a los informes de investigación personales que tenía resguardados desde un inicio para beneficio de los solarisapien, había progresado lento, pero a su vez había descubierto grandes cosas, como por ejemplo que los líderes enemigos... Tenían una joven heredera llamada Nikusa, hasta donde había conseguido información se supone que era tan fuerte y devastadora como sus progenitores, pero jamás se le ha visto en batalla, frecuentaban a esconderla, ¿podría su raza pelear contra ella en caso de que aparezca? Ni siquiera los líderes demonio se habían presentado al campo de batalla, y de ser así solo Nur podría enfrentarlos, no estaban a nivel de esas cosas. Eran una completa deidad.

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⏰ Última actualización: Sep 14, 2023 ⏰

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