Pedro
- Él es Pedro, mi novio.
Estamos en la azotea de un lujoso hotel en el centro de la ciudad, el psicópata no exageraba al hacer que me arreglara como si fuera a una boda, todas las personas que me rodean están lujosamente vestidas con ropa y accesorios muy, muy, pero muy caros a simple vista.
Gracias a Aitor no me siento fuera de lugar por mi apariencia, pero a pesar de eso estoy un poco intimidado al encontrarme en medio de tanta gente desconocida y obviamente muy por encima de mi estatus social.
Cuando llegamos algunos amigos de Aitor se acercaron a saludar y ante las preguntas sobre quién soy yo, él sostuvo mi mano y soltó la bomba sonriendo.
Tengo que hacer acopio de todo mi auto control, para no estrangular a Aitor, él me da un apretón para que no le desmienta, así que agacho la cabeza ocultando mi cara.
- Has avergonzado a tu novio Aitor, mírale que rico, como se sonroja.
El cabreo me hace ver todo de color rojo, oigo a ese imbécil reír a mi lado y bromear con sus amigos.
- Está muy guapo cuando se sonroja ¿A qué sí?
Le lanzo una mirada furiosa que solo consigue hacer que la gente a mi alrededor ría más fuerte.
- Nos estás gastando una broma Aitor, no me creo que a ti te gusten los hombres
- ¿Quieres que me lo tire aquí mismo para ....
- ¡Aitor!
- Mejor no.
Durante los siguientes minutos soy arrastrado por toda la azotea de la mano de mi "novio" haciendo las presentaciones a todos sus conocidos, mi timidez es una ventaja ahora, al ver mi cara sonrojada y oír mis susurros tartamudeantes nadie me pregunta mucho y centran su atención en Aitor.
De repente aparece ante nosotros la mujer de mis sueños.
Metro sesenta de Diosa morena, llena de curvas y cara de muñeca.
- Aitor, amor, no deberías gastar este tipo de bromas.
Sin saludarme siquiera me mira de arriba a abajo con evidente desprecio.
- No es una broma Paula, Pedro y yo llevamos tres semanas saliendo.
- ¡No es verdad!
Aitor me mira implorando mi ayuda y sin previo aviso une sus labios a los mios.
No se contiene en absoluto, me mete la lengua hasta la garganta delante de la Diosa y yo, pues soy un buen hombre ayudando a un amigo en apuros, le devuelvo el beso jugando con su lengua hasta olvidar donde estamos.
Recupero la cordura al escuchar un gemido de su parte y me separo lleno de vergüenza.
- ¿Así o más claro Paula?
No deja de mirar mis labios mientras hace la pregunta.
La Diosa mira de uno a otro incrédula y termina por marcharse después de dedicarnos un bufido de indignación.
Dos horas después al fin nos dejan solos un rato y puedo hacer la pregunta que me ha tenido intrigado desde que me besó.
- ¿Cómo puedes hacerte pasar por mi novio para rechazar a semejante Diosa?
Aitor se ríe.
- Está buena ¿Eh?
No sé si admitir eso delante de él sea buena idea, pero me arriesgo a darle la razón.
- Si tuviera a una mujer así interesada en mí no miraría a ningún ser humano del planeta.
- Debes mirar más allá. Está buena, te lo admito, pero solo tiene eso, por dentro está vacía, solo es una arpía manipuladora y cruel.
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Si Sabes Como Soy Pa Que Me Invitas
RandomA veces quien menos esperamos despierta nuestras pasiones