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—Mmm... Y-ya— JungKook tenía sus manos atrapadas en las sábanas mientras Harry lo penetraba secamente.— Hoy e-empiezo con los b-bailes, ¡Ah! ¡B-bestia!                 

JiMin le dio una nalgada fuerte para callarlo. Se acercó y comenzó a darle besos por toda la columna hasta llegar al lóbulo de la oreja para estirarlo. Siguió con las embestidas rápidas y ruidosas. El Alfa le había dado su cinturón para mantenerlo callado, o bueno... ese era el intento.

—Ya sé que hoy irás al fondo, yo estaré en frente, vigilando de que ninguno se pase, bebé. Ahora calla y sé un buen chico.— Volvió a su postura inicial, posando sus grandes manos en la estrecha cintura, apretándolas hasta sentir como se hundía su piel, viendo cómo se marcaban.

—Q-quiero montarte.— Utilizó sus últimas fuerzas para decir esas dos milagrosas palabras.

—Como gustes, princesa.

JiMin salió del interior del ojiazul que emitió un suspiro. El rizado se sentó en la cama mirando cada uno de los movimientos del Omega. Que gateaba con los ojos clavados en él. Mirándolo con sus pupilas dilatadas y llenas de pasión. Pasó sus manos por el abdomen marcado, bajó un poco y tomó la crasa hombría para darle una lamida, se sentó a horcajadas y acomodó el pene de vuelta en su entrada.
               
Gimió agudo al volver a sentir como sus paredes eran abiertas. Puso sus manos pequeñas en el torso del mayor, tomó impulso y bajó, repitiendo la acción hasta que le agarró un ritmo, sentía como su punto dulce era rozado una y otra vez. Se permitió tararear y soltar suspiros entrecortados. El otro lo ayudaba a saltar encima suyo. Con las manos en su caderas levantándolo y llevándolo hasta el fondo. Haciendo sonidos obscenos cuando chocaban sus pieles sudadas que se escuchaban entre las cuatro paredes.
                     
—N-no voy a aguantar m-mucho si sigues gimiendo ronco, A-Alfa.
                     
El rizado paró los saltos del ojiazul y levantó sus propias caderas para penetrarlo bestialmente, haciendo que el castaño directamente gritara.
                     
Eso bastó para que tiras de semen salieran del pene del menor.
                     
El mayor bajó sus embestidas y dejó que el Omega siguiera su trabajo de seguir brincando para hacer que llegue el Alfa a su propio clímax.
                     
No duró mucho más.
                     
Se vino dentro del más bajo, viendo como su pancita comenzaba a hincharse por la semilla del Alfa. Salió del ojiazul y lo recostó a su lado. Dándole un beso profundo mientras mantenía sus manos en el estómago de éste. Sobando de arriba a bajo, admirando el bultito que se le hacía. Imaginándose a su Omega con el abdomen cada día durante nueve meses, se irá agrandando. Ese pensamiento hacía que le llenara el alma de alegría y entusiasmo.
                     
—Duerme un poco si quieres. Faltan tres horas todavía.
                     
El menor ni escuchó a su Alfa. Ya se encontraba con su boquita abierta, respirando pausadamente y relajado.
                 
El rizado sonrió, le dio un besito en los labios y en su pancita. Fue hasta el baño a buscar un paño mojado. Lo pasó por el cuerpo del menor. Viendo como se retorcía cuando tocaba en anillo sensible. Siguió así, dándole besos por todo el cuerpo mientras lo limpiaba.

Se acostó a su lado poniendo una alarma para no llegar tarde al vestíbulo después.

—Descansa, dulce Omega.

Apagó la luz.

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Ya eran las 11:30, faltaban diez minutos para que salga a mostrar su llamativo cuerpo delante de otros Alfas, vestido con lencería como lo acordado. Llevaba un brassier de tiras negras y de tela fina, decorado con diminutas ramas que cubrían sus rosados pezones. La parte de abajo era del mismo color, y la misma transparencia, pero esta tenía doble tira en los costados y estaba decorado con flores rojas. Al principio se sintió incomodísimo al ver que se notaba una parte de su pene, pero Jae y el Alfa que dirigían el lugar, le dijieron que no podía negarse. Ese era el atuendo y ya.

En el cuello le habían colocado un choker negro con una medalla que decía "Daddy"... doble de incómodo.

Lo habían maquillado no muy cargado, sólo un poco de labial rojo y una sombra gris en sus delicados párpados. Lo hacían sentir lindo.

En su pierna le habían puesto una especie de liga. Para darle un "toque sexy".

Los habían obligado a tomar supresores de aroma. Para así no llamar tanto la atención. Y que todo se descontrole.

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JungKook tomó tres bocanadas de aire antes de dar el paso adelante, donde se encontraría con más de veinte Alfas sucios y pervertidos, de anda a saber que edad tenían.

Dio tres pasos más y ya se encontraba en aquella pasarela. Suelo negro y de vidrio, de unos veinte metros o más, atrás suyo colgaban unas enormes cortinas bordo, mesas redondas y sillas por todas partes, todos lo miraban a él. Miró al fondo y efectivamente, ahí estaba su Alfa, recargado en la pared de costado, con una pierna cruzada, mirándolo de arriba a bajo con su labio atrapado en sus dientes.

Desvió la mirada cuando escuchó un silbido.

—¡Mejor quítate todo preciosura!— Gritó un Alfa de tez blanca, con su pelo largo hasta los hombros, sus ojos negros llenos de lujuria.

JungKook comenzó a temblar. La pasarela se le hacía eterna. Sin embargo, mantuvo su postura recta, resaltado sus glúteos bien formados y redondos.

JiMin no despegó la vista de aquel Alfa que se atrevió a decirle algo así a su Omega.

Llegó hasta el final y movió sus caderas seductoramente, tirando la cabeza para atrás. Varios billetes quedaron en sus pies.

"Si te tiran dinero, recógelo."

Y eso hizo. Se agachó, poniendo sus rodillas en el piso y agarrando cada uno de los dólares.

Hasta que un chillido salió de su garganta, asustado.

Una mano con demasiados anillos, le dio una nalgada en su mejilla derecha. Sintió el ardor por toda ésta. Se dio vuelta y vio al Alfa que le silbó, como se subía a la plataforma. Nadie hacía nada. Todos miraban la escena excitados.

JiMin no lo permitió.

Rugió. Generando toda la atención sobre él.

Se encaminó hasta aquella dichosa pasarela. Y ni se inmutó de los reglamentos.

Saltó y su puño fue directo al pómulo del contrincante. Éste medía unos pocos centímetros más que él. No le tomó importancia.

Le devolvió el golpe, y otro acompañado a su estómago.

JiMin se tambaleó y se le tiró encima. Comenzado sin piedad a repetir golpes y recibiendo también.

Todos comenzaron a levantarse de sus asientos, unos saliendo del lugar y otros acercándose a ver.

JungKook chilló asustado, retrocediendo hacia atrás, eso hizo que cayera de la tarima. Llevándose un fuerte golpe en su espalda y la parte trasera de la cabeza.

Comenzó a escuchar todo de lejos.

—¡Pequeño!

—¡JungKook!

—¡Kook!

Tocó su cabeza y sintió algo tibio saliendo.

Y cayó desmayado.

Lo único que supo, fue que unos brazos que conocía perfectamente, los estaban cargando.

—Todo está bien, bebé. Aguanta. No es nada.

Model ♡Jikook♡(adap)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora