Nota de MM

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MM Hammer.

[Hace 15 años].

Me casé hace 42 años con mi querida esposa Marquina. Nos conocimos en el tercer festival de Argandia. Fue amor a primera vista, nos miramos sin siquiera parpadear, creo que no nos queríamos perder de vista. Me acerqué a ella para hablarle, accedió a mantener una conversación, cosa que me mantuvo alegre durante toda la plática.

Al pasar un par de horas decido tener contacto con ella, creo que fue el momento indicado para tomar su mano que se sentía tan cálida y delicada. El padre de Marquina nos observó en ese preciso momento, se acercó a nosotros con un evidente enojo, no le gustó que yo tomase a su hija de la mano.

Nos reprendió, me insultó y luego dijo algo que sin duda cambió nuestras vidas. Lo recuerdo perfectamente.

---¿La quieres tomar? Ya es tuya, maldito imbécil. Ahora se tendrán que casar y está claro que no es ni una pregunta ni una sugerencia. Obligatoriamente contraerán matrimonio.

Marquina y yo solo nos límitamos a asentir. Estábamos asustados.

Mi suegro tal vez pensó que nos daría una lección, a mí por tocar a su hija y a ella por no respetarlo. Estoy seguro que fue la mejor lección que me dieron en la vida.

Nos casamos al año siguiente. Tuvimos el privilegio de competir en la elecciones por la corona argandiana, obtuvimos el pase directo a la elecciones por ser el primer matrimonio oficial del reino. Fuimos la primera pareja en concebir una boda en Argandia.

Me tocó trabajar para así tener una fortuna. Un requisito para la corona en aquel entonces, era tener una buena estabilidad económica. Conseguí ser el tercer hombre con más dinero en todo el reino.

Ganamos la corona. Fuimos los gobernantes de Argandia durante 10 años consecutivos. Durante nuestro primer año de reinado, nos llegó la noticia de que seríamos padres, esperábamos a un bebé.

Nuestra fortuna fue creciendo mientras pasaba el tiempo de gobierno. Nació nuestro primer hijo y años después estaríamos esperando otro bebé.

Marquina y yo nunca abandonamos nuestra vida amorosa. La atención y los cariños eran como los del primer día, nunca perdimos esa sagrada costumbre.

Pasaron los diez años de reinado. Nos mudamos a un rincón del pueblo donde nuestras vidas estarían muy tranquilas, era lo mejor para nosotros y los niños. Vivimos y educamos a nuestros hijos de forma humilde aunque tuviésemos una gran fortuna que nos dejó el reinado. Ya teníamos un guapo varón y una hermosa fémina pero nos llegó un tercer embarazo, no nos preocupaba eso, estábamos viviendo muy bien.

Humildad, ante tanto dinero, siempre humildad. Siempre le dábamos uso a esa frase y fue inculcada a nuestros tres hijos. Sí, ya había nacido nuestro tercer hijo, siendo el segundo varón que mi querida esposa me concedió.

Les hablaré sobre nuestros engendros.

Murdan. Fue el primero en llegar a nuestras vidas, fue quien ayudó a impulsar nuestro reinado, los pueblerinos nos amaban por ser el primer gobierno en concebir un bebé durante el mandato. Murdan desde pequeño se ha mostrado como un ser prepotente, ambicioso e inhumano. Casi siempre demostraba rechazo hacía sus hermanos, Marquina y yo tratamos de reprenderlo muchas veces pero ya no había remedio para ese crío. Murdan Hammer nos regaló a nuestro primer nieto, un niño que sería una copia exacta de él mismo. Nuestra familia se vió envuelta en una polémica porque Murdan había embarazado a una joven de apenas unos 14 años, el reino olvidó eso rápidamente y nos vimos casi obligados a manipular los papeles de esa chica, legalmente ella es algo mayor a lo que naturalmente es.

The Hammer: No es una vida perfecta. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora