Siempre sería fiel a su señor Muzan, en las buenas y en las malas.
Como se arrepentía de hacer ese juramento.
Estaba parado en un banquillo en la habitación de la hermana de la Luna Superior Seis, siendo vestido con un hermoso kimono morado, teniendo que quedarse quieto para que la niña malcriada acomodara cada parte de la vestimenta, escuchándola tararear una canción bastante dudosa sobre las mujeres.
- Gusto fino y figura ideal- Tarareó, ajustando el obi con fuerza- Nos vas a brindar honor.
Honor es el que el estaba perdiendo en este momento. No solo lo habían obligado sin rechistar a usar prendas femeninas, sino que había tenido que cambiar su cuerpo para que tome forma femenina, ya que necesitaba lucir lo más femenino posible. Casi se sentía como un kagema.
La niña terminó de vestirlo apretando su ropa con tanta fuerza que si fuera humano le habría roto las costillas, y lo guió hacía un espejo donde lo hizo tomar asiento, preparando todos los maquillajes para adornar su rostro. Tuvo que volver a hacer su rostro lo más humano posible para esta tarea estresante.
- Servimos al imperio que a los hunos va a vencer -Pintó la base blanca en y preparó la sombra- Con armas el varón, con hijos la mujer
Cuando terminó de maquillarlo se vió en el espejo mientras ella lo peinaba. Su maquillaje lo hacía ver como una mujer de verdad, pero aún se le hacía incómodo verse con esa apariencia. Al menos no lo había pintado de manera horrible. Cuando terminó su peinado, había completado su transformación, llamando a Nakime para que los lleve frente a su señor.
Para su mala suerte, las demás lunas estaban allí, observándolo de forma variada, algunos asqueados, miedo y diversión de parte de la segunda Luna Superior. Douma intentó hacer algún comentario pero bastó con mirarlo para callarlo, Akaza desvió su vista hacia el suelo y los demás estaban en silencio, sabiendo lo que les convenía, ya que nadie tenía el valor para reírse de la primera creciente. Cuando su señor llegó, se arrodillaron ante el, y le costó hacerlo gracias al maldito kimono.
Kibutsuji los miró a todos con asco y empezó a hablar.
- Me han fallado más veces de las que permito, pero si no fuera porque son útiles ya me habría desecho de todos ustedes- Explotó furioso.
Parecía que Douma iba a decir algo, pero su cabeza explotó antes de que llegara a comentar.
- Les doy instrucciones simples y aún así no pueden obedecer. Que bajo han caído todos ustedes.
Lo decía aquel que se escondía del espadachín de aretes hanafuda, pero eso era algo que guardaba para si mismo.
- Ustedes dos- Apuntó a Gyokko y Hantengu- Busquen la finca de los Ubuyashiki, o enfrentaran mi furia.
El familiar sonido de Biwa los hizo desaparecer, silenciando los chillidos aterrorizados de Hantengu.
- Akaza- La luna lo miró- Tu ve por el lirio de araña azul, y no vuelvas hasta que lo encuentres- Asintio y también se fue.
- ¿Y qué haré yo, señor Muzan?.
- Desaparecer inmediatamente de mi vista- La Luna Superior Dos fue expulsada de la fortaleza con brusquedad- Y en cuanto a ustedes tres, iran al distrito rojo. Los dos, pueden irse ahora, tengo que hablar con la primera creciente.
Los hermanos obedecieron, dejando a su superior con el rey, quien observaba la figura femenina y bien vestida de su subordinado.
- Levántate- Ordenó- Tu misión será buscar a los socios comerciales que pueden tener acceso a las nuevas medicinas. Con aquel monstruo aún por ahí no es seguro que yo esté fuera de la fortaleza, así que tomarás mi lugar.
Así que por eso el cambio de forma, pensó la luna.
- Haz lo que sea necesario para obtener resultados. No me importa si te tienes que vender a ti mismo, pero tráeme respuestas.
- Como ordene, mi señor- Su cuerpo había cambiado, pero su voz aún era tan masculina como siempre.
- Retírate, Kokushibo.
Hizo una última reverencia a su señor y siguió a la sexta luna por el camino en el que se fue.
No solo había sido humillado, sino que tenía que hacer esto porque su señor le temía a Yoriichi, lo que le faltaba.
Esperaba que no haya más complicaciones en esta tarea insoportable.
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Oiran || Demon Slayer
FanficEsta era la idea más estúpida del mundo. No solo había sido humillado al hacer esto, sino que ahora su hermano lo había encontrado y estaba más pegajoso que nunca, interviniendo en su misión y no separándose de su lado en ningún momento. Desde la pe...