Capítulo 12

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A mediados de agosto solía llover en la provincia anunciando que la temporada cálida terminaría en poco tiempo al igual que las vacaciones de verano. Beomgyu lo detestaba porque llovía lo suficiente para que se quedara en casa, al estar casi a las afueras del pueblo si el agua era demasiada nadie podía entrar o salir del terreno, así que eso lo obligaba a permanecer ahí, completamente incomunicado porque la señal también se volvía mala.

Había tratado de entablar una conversación con HueningKai pero sus mensajes tardaban tanto en enviarse que era imposible y el aburrimiento comenzaba a volverse un hastío. Por obvias razones no podía ver a Soobin, aunque eso tampoco sería una opción si el clima fuese estable, porque el chico llevaba un par de días sin dar alguna señal.

Él era extraño, Beomgyu solía pensar, en ocasiones se veían a diario y luego pasaban un par de días en que Soobin ni siquiera daba una explicación y se mantenía alejado, no enviaba mensajes y aunque Beomgyu saliera a dar un paseo no lo encontraba en ninguna de las pequeñas calles, así que no tenía idea de que pensar.

Cuando Beomgyu iba a su casa solían conversar unos cuantos minutos, nada profundo a decir verdad, porque Soobin le mencionaba lo lindo que era y comenzaban los pequeños besos que se volvían algo más fuerte, eso que los llevaba a la habitación del chico y terminaba con Beomgyu repitiendo el nombre ajeno tantas veces que perdía la cuenta. Aquello le hacía sonrojar al recordarlo pero también pensaba en que sucedía una cosa extraña en todo el asunto.

Cuando Soobin empujaba tan fuerte que las uñas de Beomgyu se clavaban en su espalda, este las alejaba y nunca le permitía dejar alguna evidencia, contrario a él que estaba llenó de marcas, tenía unas cuantas rojizas en sus caderas con la forma de los dedos contrarios y luego estaban las otras en su torso, pero tampoco nada visible, era como si Beomgyu fuese suyo pero el único que tenía conocimiento de ello era él mismo y nadie más.

Aun así lo agradecía, pues su madre armaría un escándalo al saber que no pasaba todas las tardes con Hyuka como solía decir.

Terminó frente a la habitación de Yeonjun sin darse cuenta, necesitaba sacar todos esos pensamientos y su mejor amigo no era una opción, sabía que HueningKai no lo entendería y si no estaba dispuesto a soportar el escándalo de su madre menos el de su mejor amigo.

—¿Estás ocupado? —fue lo primero que murmuró luego de tocar con suavidad y su hermano respondiera un "adelante".

—Oh, creí que era mamá —Yeonjun parecía sorprendido con su presencia pero aún así le sonrió de forma cariñosa.

Beomgyu observó varios cuadernos dispersos en la mesita que usaba de escritorio y tampoco pasaron desapercibidas las ojeras bajó los ojos del rubio, cosa que le llevó a recordar vagamente cuando tenía cinco años y  enfermó por esas mismas fechas, Yeonjun se negó a dejarlo solo y pasó toda la noche cuidándolo, tanto que terminó enfermo también, se veía casi como ahora.

—Creo que volveré después, pareces ocupado —se obligó a recuperar el habla, ya que se sentía como un tonto recordando esas cosas.

—No te preocupes, solo estaba ajustando unas cosas para cuando de asesoría.

—¿Asesoría? —su tono curioso hizo reír al rubio.

—Algunos chicos no entienden bien las clases así que me piden ayuda, suelo estar ocupado por el trabajo pero ellos me pagan y el dinero extra siempre viene bien, ¿no crees? —Beomgyu hizo un suave puchero sin comprender.

Su padre solía ocuparse de su educación y cualquier gasto, así que no tenía idea de lo que era esforzarse para tener dinero, apenas tenía dieciséis de cualquier modo, por otro lado, ¿para que Yeonjun quería dinero aparte del que ganaba trabajando en la tienda de víveres?, Beomgyu suponía que la vida en la provincia no debía ser cara, sin embargo, no tuvo valor para preguntar.

—Supongo —se encogió de hombros, Yeonjun le dio otra sonrisa.

—Estoy sorprendido de que estés aquí, no me lo tomes a mal, quiero decir, me alegra que decidieras hablarme —Beomgyu se sintió ligeramente culpable, porque era cierto que no toleraba a su hermano y ahora solo estaba ahí porque no tenía opción, además de que sabía que Yeonjun nunca lo delataria, no cuando quería que fuesen cercanos y tenía eso a su favor.

Lo estaba usando y aceptarlo le hacía sentir como un idiota pero ya estaba ahí.

—Es que estoy preocupado por un amigo —prefirió mentir en primera instancia para no sentirse tan mal consigo mismo.

—¿Y que le sucede a este amigo? —pese a estar separados tantos años, Beomgyu sabía que Yeonjun era intuitivo y no iba a creer que estaba ahí para hablar de un amigo, pero agradecía la comprensión del rubio porque no iba a entrometerse a menos que él se lo permitiera.

Se removió un poco avergonzado sin saber como contar todo así que cerró la puerta antes de ir a sentarse a la cama de Yeonjun, él lo siguió con cautela, cosa que le trajo recuerdos nuevamente.

Beomgyu había sido el primero en escuchar del divorcio y había ido tal como ahora a hablar con Yeonjun, sentándose en la cama y luego había llorado mucho.

—Está enamorado de alguien —susurró apartando los recuerdos, Yeonjun ladeo la cabeza aún no comprendiendo que tenía eso de malo pero Beomgyu continuó—, y ese alguien ama a otra persona.

—¿Sabe que tu amigo lo ama?

—Debería saberlo, mi amigo dijo que podía olvidar a la otra persona con él y ellos, uh, bueno, a veces duermen juntos.

Beomgyu se sonrojó al pensar en ello de nuevo. Cuando Soobin y él tenían suficiente del otro, el chico se recostaba a su lado, miraban el techo y luego Soobin hacia preguntas sobre que haría al terminar el verano. Beomgyu le contó que volvería a la escuela en la ciudad y Soobin le deseó suerte, él sólo se preguntaba si le llamaría en ocasiones cuando ambos tuvieran clases, porque si lo hacía sería capaz de tomar un tren solo para volver a verlo aún si odiaba el pueblo.

—¿Crees que tu amigo logre que olvide a la otra persona? —la pregunta de Yeonjun era la misma que llevaba haciéndose noche tras noche desde la primera vez que Soobin y él estuvieron juntos.

No sabía la respuesta y se quedó callado, sin atreverse a mirar a su hermano, escucho a Yeonjun suspirar y luego una mano acarició su cabello, primero con cautela, pero al no obtener reacción negativa continuó, aún si no quería admitirlo, se sintió mejor con el gesto y se permitió acercarse más al rubio.

—El amor es raro, Beomie —dijo Yeonjun en voz baja—. Si la otra persona tiene interés, entonces no hay que tener duda y luchar por ese sentimiento, pero si la otra persona no se siente igual, entonces no hay que aferrarse.

—Gracias, Yeonjun.

—Claro, puedes venir cada vez que tu amigo necesite un consejo, aunque dile que sigue siendo demasiado pequeño para estar en un lío así.

Beomgyu sintió de nuevo la sangre en sus mejillas pero inevitable soltó una risita al verse descubierto.

—Se lo diré y gracias en serio.

—Descuida, por cierto, ahora que estoy tomando un descanso y no puedes salir, ¿te gustaría pasar tiempo con mamá y conmigo?

Beomgyu pensó que se lo debía así que asintió y ambos bajaron a la sala, donde su madre se encontraba y pasaron la tarde junto a ella en el viejo sofá viendo películas.

Después de tantos años, Beomgyu se sintió al fin parte de la unión entre su madre y su hermano, pensó que así serían sus días si no se hubiese marchado a la ciudad, pero no podía cambiarlo, aunque quizá, quedarse hasta el cumpleaños de Yeonjun ya no sonaba tan trágico como al inicio.

Pero eso se lo guardaría, porque una conversación no cambiaría que Yeonjun era su insoportable hermano, aunque quizá, lo toleraba un poquito más que cuando volvió.

𝚊𝚞𝚐𝚞𝚜𝚝 (soogyu/yeonbin au)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora