El plan de Astoria ||Drarry/Harco|| [TERMINADA]

Juego de Quidditch, de nuevo

AVISO:
Después de mucho de haber publicado la historia, acabo de darme cuenta que Wattpad me cambio el orden de este capítulo (Ya me pasó en otras historias donde pone los capítulos donde se le hinchan).
Antes de leer este, va primero el que le sigue llamado "Castigo provocado", después ya esté y sigue el curso normal de los capítulos.
Gracias y disculpen, no pude acomodar de nuevo los capítulos porque Wattpad no me lo permitió y no quise borrarlos para acomodarlos ya que sus comentarios se perderían:(.

—¿Por qué tienes manchado el cuello de tu camisa, Draco? —Preguntó Pansy con una sonrisa coqueta, mostrando los dientes blanquecinos, Blaise y ella lo codeaban, uno de cada lado.

Draco había llegó directo al comedor, hambriento después del castigo que ni siquiera quiso ir a limpiar las manchas que Harry le había dejado en el uniforme. Miró confundido a sus amigos.

—Pues solo me caí sobre Potter. Un accidente con un caldero. —Respondió como si nada mientras atraía a su boca una cucharada de sopa que calentó rápidamente pecho de forma agradable. —Resultó no ser... Tan molesto, supongo.

—¿Estar encima de Potter? —Preguntó de forma sugerente Blaise.

—¿Qué? ¡No!, Me refiero a que Potter no fue tan molesto, como persona es decir. Al menos no nos asesinamos.

—Ya es la segunda vez que se quedan los dos juntos y no sé asesinan, no me sorprendería que a la siguiente terminen hasta tomados de la mano. —Argumentó Theo al momento que cerraba el libro que tenía en su mano.

Draco arrugó el entrecejo. —No pasará de nuevo. No somos amigos, solo nos toleramos.

Había pasado una semana. Era sábado por la mañana y Draco estaba en su habitación leyendo un libro de estrategias de Quidditch para terminar por lanzarlo de forma molesta a un lado, resopló y Blaise lo miró curioso.

—¿Qué tienes? Esta vez sí estamos aquí para ayudarte en lo que podamos del equipo. —Dijo Pansy quien estaba sentada en la silla del escritorio que tenía la habitación.

—No es eso. —Comenzó a hablar con un brazo encima de sus ojos, como si la luz lastimara sus ojos. —Sólo estoy frustrado. Nos esforzamos tanto para que al final, siempre perdamos.