Septiembre del 2062 [ Estados Unidos ]
- ¿Estàn seguros de que podemos lanzarla ?
Uno de los ministros se atreviò a decir la pregunta que todos en la sala se hacìan internamente.
El presidente y vicepresidente del momento intercambiaron miradas pensativas, ambos tenìan las mismas intenciones, sin embargo la pequeña incertidumbre de crear un desastre que llegara a afectar el paìs y las miradas inquisitivas de las personas presentes en la sala era un freno que debìan eliminar a toda costa.
- Señor Williams, dìganos, ¿Cuàl es el alcance de èsta nueva arma?- Èl lo sabìa, lo sabìa mejor que todos los presentes, no por nada habìa supervisado e interrogado personalmente a los cientìficos que participaron en la realizaciòn de dicha arma.
Estaba plenamente consciente de su letalidad, aùn asì, tan solo minutos antes de la reuniòn para decidir la fecha y el lugar donde serìa lanzado el virus, se habìa asegurado de asesorar al director del proyecto lo suficiente como para omitir la informaciòn que el presidente consideraba "innecesaria", al fin y al cabo, el señor Williams era brillante en cuànto a conocimientos de armas biològicas, pero seguìa siendo una pieza màs en su jugada por demostrar que Estados unidos aùn se encontraba en la cùspide del poder por encima de todos los demàs y quien se atreviera a desafiarlo, sufriría las terribles consecuencias.
- Bueno, el virus Sempiterno puede transmitirse a traves del contacto con un infectado o mediante partículas en el aire y así como su nombre lo indica, una vez que infecta al huesped, no se detendrá hasta dejarlo completamente inservible, provocando una lenta agonía mientras debora cada órgano lentamente, dejando el cerebro y el corazon para el final, asegurando que la víctima sienta como poco a poco sus pulmones dejan de funcionar, su estómago deja de dijerir la comida y finalmente perdiendo el raciocinio debido a la destrucción de su cerebro, muriendo solo poco tiempo después. - El temblor en la voz del científico era notoria para cualquiera, tratando de recordar con cuidado la información que le estaba permitido revelar y omitiendo aquella que según el presidente, los ministros no estaban preparados para escuchar.
Sin embargo, su nerviosismo había sido opacado por las palabras que salían de su boca, incluso aquel general despiadado que había precensiado un sin fin de guerras, se encontraba perdido en sus pensamientos, aún sin creer lo que la humanidad era capaz de hacer a sus semejantes, y debatiendo si de verdad valía la pena apoyar aquella maquiavélica desición. ¿Realmente el fin justifica los medios? Estaba de acuerdo en que las bajas de tropas estadounidenses serían reducidas, pero las tropas Ucranianas se verían terriblemente afectadas, además, aún si el arma solo se centraba en las zonas militares, había una gran posibilidad de que la enfermedad se expandiera hasta alguna ciudad, acabando con los civiles. Tenía un mal presentimiento sobre eso.
- ¿Cómo nos garantiza que el virus no se expandirá y se convertirá en una pandemia igual o peor que la del año 2020?- Ésta vez fue el general quien se premitió soltar un poco de las dudas que lo invadían en aquel momento.
El presidente sonrió en sus adentros "General, usted es tan predecible" pensaba mientras intercambiaba miradas y hacía un gesto de afirmación hacia el rostro suplicante del científico.
- Bien, el presidente me aseguró que los militares se encargarían de emboscar a las tropas Ucranianas y mantenerlos en un lugar alejado de la población hasta que culmine la enfermedad. - Dijo cruzando los brazos y mostrándose seguro de sus palabras ante los presentes.
La mirada de todos entonces se posó en el presidente, mientras éste se regocijaba internamente, era su momento de actuar y con ello al fin poner en marcha su plan.
- En efecto señores, ni siquiera el general estaba enterado, pero ahora que lo escuchó- dirigiéndose hacia el general, continuó - Usted será el encargado de atraer a las fuerzas Ucranianas a un lugar alejado de la civilización y mantenerlos ahí hasta que el virus termine con la vida de todo el ejército. - suprimiendo la sonrisa que estaba por formarse en su rostro, decidió asegurar la aprobación de todos los presentes a su plan y continuó, ésta vez mirando a los demás presentes- Éstos años de guerra, nos han demostrado lo que un país es capaz de hacer por un simple malentendido ¡Nos han atacado sin contemplaciones, por ello es hora de levantar nuestras armas y defendernos! Dejen que los tiranos teman, me he conducido de tal modo que, después de Dios, mi fortaleza principal y mi seguridad descansan en todos ustedes y en las personas de mi país, por ello vengo a ustedes pidiendo su aprobación, dispuesto a entregar mi honor para proteger el país, ayudenme a salvar a nuestros niños y a brindarles un futuro en paz, ayudenme a darles un hogar.
Y así fue como todo comenzó, bellas palabras con un oscuro propósito oculto, corazones conmovidos y personas esperanzadas a crear un futuro brillante para la nación, sin saber que aquello sería el detonante de una catástrofe que acabaría con la mayor parte de la humanidad.
Octubre del 2062
El virus fue lanzado, dando inicio a una era de terror y muerte que se expandiría por el mundo entero, siendo el reflejo de lo que todos sabían, pero se negaban a aceptar.
"El ser humano es el único capáz de autodestruirse"
Diciembre del 2062 [ París, Francia]
Los gritos se escuchaban fuera de su casa acompañados de explosiones y disparos, siluetas de personas huyendo se reflejaban en el vidrio de la puerta, sintiendo todo su cuerpo temblar y sus manos adherirse firmemente a su abultado vientre, fue tomado desprevenido cuando las manos de su esposo tomaron delicadamente su rostro y lo obligaban a mirarlo a los ojos, aquellos hermosos lagos que siempre lo miraban con ternura y amor.
- Mírame Lucas, todo estará bien ¿ok?, yo cuidaré de tí y de él - dijo poniendo una de sus manos sobre la de su esposo que descansaba en su vientre mientras juntaba sus frentes - Ustedes son mi familia, no pienso perderlos.
La tranquilizadora voz de su esposo se vió interrumpida por el fuerte tono de su teléfono, maldiciendo por lo bajo al sentir sus nervios y dolor de cabeza volver con mayor intensidad, pero contestando de inmediato al notar del nombre reflejado en la pantalla.
- ¿Mama? Realmente es un alivio escucharte ¿Dónde estás? ¿Estás bien?- pregunto el chico exhaltado, no importaba lo mal que fuera la relación con su madre ni las distintas opiniones que tuvieran, nunca negaría el inmenso cariño que le tenia a su progenitora.
- Estoy bien mi niño, al fin dios nos a castigado, a mandado su penitencia, hijo, es momento que dejes de jugar, no quiero que su ira caiga sobre ti, si lo haces ahora quizas te perdone junto a la aberración que llevas en el vientre - Lucas maldijo por lo bajo, incluso en ésos momentos su madre se atrevía a decir que el hecho de amar a otro hombre merecía un castigo, pero el que insultara a su hijo no nato era algo que rebasaba el límite.
- ¡¿Cómo te atreves a insultar a tu nieto de ese modo?!¡Fuí un iluso al pensar que realmente estabas preocupada por mi cuando lo único que te importa es tu estúpida creencia al punto de que te atreves a despreciar a tu propia sangre y a la única persona que me hace feliz!- gritó a través del micrófono del aparato, tomando aire para continuar liberando su enojo, una mano apretando su cintura lo devolvió a la realidad.
- Lucas, tranquilizate, le hará mal a nuestro bebe, además... no vale la pena.
Aún en esas circunstancias, su esposo Eliott seguía siendo el mismo joven comprensivo y cariñoso que había conocido en la universidad, reafirmando así que no se había equivocado en elegirlo.
- Lucas, escúchame cariño, ese niño no debe nacer, a llegado a tu madre la voz de un profeta.
¿Un profeta? ¿De qué demonios está hablando mi madre ahora?
- ¿De que hablas?- La voz de la mujer al otro lado de la línea no tardó en responder.
- Una profecía, menciona que... - Silencio fue lo único que lucas logró escuchar al otro lado de la línea.
-¡¿Mama?!¡¿Mama?! - gritó exhaltado llamando a su madre y pegando el teléfono a sus labios, como si quisiera pasar a través de él y llegar hasta donde se encontraba su madre.
- Lucas... - Eran pocas las veces que había escuchado a su esposo nervioso, por lo que rapidamente se giró para mirarlo, encontrando su bello rostro casi siempre sonriente, pálido y petrificado, dirigiendo la mirada en la misma dirección que Eliott hacia la ventana de su vivienda, comprendiendo entonces que el pánico de su esposo estaba totalmente justificado.
En aquella gran ventana sin barrotes, una orda de zombies golpeaba el cuarteado cristal, hasta que finalmente lograron romperlo.
Los vidrios volaron rumbo a la pareja, por instinto, Eliott abrazó a su esposo cubriéndolo con su cuerpo, protegiéndolo de los cristales, tomando su mano para comenzar a correr hacia la salida trasera de la casa.
Con sus manos fuertemente unidas, un pensamiento cruzó por la mente de ambos, no importaba lo que costara, lucharían con uñas y dientes para proteger a su familia, compartirían un futuro con su hijo y disfrutarían cada momento a su lado, minuto a minuto.
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Un cuento de niños ❣ Eliott X Lucas ❣ [ Agosto de Mpreg ]
Science FictionMuchos piensan que el fin justifica los medios, pero a veces una sola decisiòn es capaz de acabar con el mundo entero. Un arma biológica que se piensa terminarà con la guerra desata la pandemia que acabarà con màs de la mitad de personas en el mundo...