¿mamá? ★ dievin

𔘓 pa-pá. ! ꒰ O2 ꒱

Habían pasado 6 semanas desde que Ale había llegado a la guardería. Y una que otra cosita había ocurrido también en ese lapso de tiempo.

Lo llamaría roces, pero no sabe si son exactamente eso. Cuando Kevin llegaba por su pequeña Alejandra, le sonreía levemente, aveces le decía cosas extrañas, algunas veces indignante, no era exactamente un halago que le dijera "Buen trasero", ahora le daba vergüenza caminar frente al pelinegro.

Sentía esos ojos cafe sobre su persona, como si lo quisiera comer, lo hacía, en su mente, no lo podía saber.

Al principio ese tipo de coqueteos le molestaba, pero después descubrió algo que hizo su corazón romperse.

La pequeña Alejandra no tenía mamá, ni beta, ni alfa, nada. Ahora entendía la razón por la cual la pequeña estaba tan acostumbrada a los biberones y no tenía el aroma de un Omega nunca en su persona.

Normalmente las madres llenaban a los pequeños de sus aromas para que se sintieran seguros, pero Ale siempre olía a su papá.

Ese delicioso aroma de cedro recién talado y bosque. Muy embriagador, y puede o no que se haya quedado con un pequeño paño de Alejandra por tener el aroma de su padre.

Y puede o no ser que lo tenga bajo su almohada para olfatearlo todas las noches, Diego le había comprado uno igual a la pequeña así que nunca descubriría nada, incluso cambiaba los paños cuando se le acababa el aroma del pelinegro, así tendría un paño con mucho aroma.

Cada vez que el pelinegro aparecía Diego no podía evitar que un sonrojo cubriera su rostro y miraba el suelo lleno de vergüenza.

Sin embargo, algo que le gustaba bastante era lo a pegada que era Ale con el, no le gustaba estar con ningún otro Omega, si alguien que no era el lo cargaba, la pequeña lloraba a mares y no se callaba hasta que estuviera de vuelta en sus brazos.

Aunque, había algo que no lo dejaba tranquilo, Alejandra siempre se pegaba a su pecho, pero no en la forma de acurrucarse, si no, buscando algo allí. Trataba de agarrar con sus manitas sus pechos por encima de su delantal.

Siempre terminaba haciendo algo para que se distrajera de eso, no era que le incomode demasiado, pero ella buscaba algo que no había allí.

Ese día estaban aprendiendo los fonemas y como se escribían, los cachorros más grandes entendían mejor eso, pero la pequeña Alejandra apenas si podía balbucear unas palabras incompletas e inentendibles.

-Di papá, pa-pá.- estaba sentado junto con los otros pequeños, quienes escribían en hojas los fonemas enseñados.

Ale estaba sentada al frente del de ojos verdes y lo miraba de lado, como si no logrará entender del todo lo que decía.

-¡Pa-dá!- exclamó ella aplaudiendo y riendo alegremente, y Diego solo suspiró.

-Maestro Diego, mamá se escribe con los dos palitos con loma, ¿Verdad?- Diego rió ante la imaginación del pequeño Carlos en describir de esa forma la 'm'.

-Si, m y a, forman ma, y dos son mamá, tiene un pequeño punto en la parte de arriba de la última que es el acento. Pero eso lo aprenderás poco a poco, solo no olvides ponerlo.

-¡Sí Maestro Diego!- Carlos volvió a su escritura y Ale se le quedó mirando, no hacía mi decía nada, solo miraba al cachorro escribir.

-¿Quieres intentarlo pequeña?- le preguntó con una sonrisa a la pelinegra y ésta se volteó hacia el mientras sonreía como si entendiera lo que le dijo.

-¡Bá!- respondo ella alzando sus manitas y Diego solo rió por lo bajo, buscando un crayón y una hoja de papel blanca.

Trató de mostrarle cómo se escribía papá, pero como era de esperarse no tuvo mucho éxito, apenas si había aprendido a agarrar al lápiz correctamente.