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El salón de arte no era la cosa más divertida del mundo, o más bien, no lo era cuando estaba vacío y lo único que debes hacer ahí, es limpiar.

Jay talló la mancha rosa en el escritorio con más fuerza, la desgastada madera se tambaleaba y por un segundo tuvo miedo de que el escritorio terminará por caerse, afortunadamente eso no ocurrió.

Su castigo de hoy era limpiar el salón de arte y la cancha de básquetbol en donde recientemente tuvo un partido con su equipo, después de festejar su victoria tuvo una pequeña discusión con el capitán del equipo contrario y como era de esperarse la pequeña discusión terminó con un ojo morado y un labio partido.

Esa era la causa de su encierro después de clases, pero a decir verdad no se arrepentía, fue bastante satisfactorio ver el ojo morado del chico.

Un ruido a su espalda le hizo dar un leve salto, se giró en esa dirección y se topó cara a cara con un chico de cabellos platinados, con una mancha en la cara y uniforme de fútbol.

—Me acabas de dar el susto de mi
vida, creí que era el único al que
castigaron —. El contrario le regaló una sonrisa y dejo sobre una mesa la mochila que colgaba de su hombro.

—Pues al parecer somos dos castigados, soy Heeseung —. El chico se presenta brevemente y se acerca al escritorio para tomar un trapo.

—Soy Jay.

—¿El capitán del equipo de básquet?

Jay asiente y continúa trabajando en quitar la bendita mancha rosa que parece no querer irse.

—Si y tú eres el capitán del equipo de fútbol, ¿no? —. Heeseung asiente de igual manera, ahora limpiando el marco de las ventanas.

El polvo logra llegar a la nariz del contrario y le provoca varios estornudos.

—Lo siento, ¿el polvo te da alergia?

Jay acaricia la punta de su nariz con su dedo índice. —No, pero esas ventanas tienen demasiado, la profesora debió haber esperado con ansias que castigaran a alguien.

Heeseung ríe por lo bajo y se dirige hacia un mueble para tomar el trapeador.

—¿Y cuál es el motivo de tu castigo?

Jay sonríe victorioso al ver que la mancha por fin desapareció. —Peleé con el capitán del equipo visitante.

—¿Y ganaste? —. Jay ríe ante la pregunta y asiente.

—Se podría decir que sí, él terminó con un ojo morado y yo con un simple labio partido —. Heeseung continúa limpiando el piso y Jay ahora se dirige al pizarrón para borrar algunos dibujos.

—¿Y tú? ¿Qué hace aquí el perfecto capitán del equipo? —. A Heeseung no le sorprende el apodo, todo el mundo sabe que es el perfecto estudiante, alguien ejemplar que puede hacerlo todo, literalmente.

—Encontré a un cachorro en el campo de fútbol y tomé la decisión de llevarlo conmigo, pero aún tenía una clase pendiente asi que lo metí dentro de mi mochila y entre a la clase.

—¿Y qué ocurrió después?

—Bueno, al cuarto ladrido el profesor dejo de pensar que era una notificación en el celular de alguien.

Ambos ríen y el ambiente rápidamente termina volviéndose cómodo.

—¿Solo tienes que limpiar esta aula?

Heeseung detiene sus movimientos y mira hacia Jay, asintiendo en respuesta. —¿Porqué? ¿Tienes más de un castigo?

Asiente varias veces. —Era esto o una suspensión de siete días, supongo que la secretaria se aprovechó un poco de mí —. Jay aún mantiene una sonrisa amable en su rostro.

—¿Qué otra cosa te queda por hacer?

—Tengo que ir a limpiar la cancha de básquet y mañana el campo de fútbol.

—Uhm, puedo quedarme para ayudarte, unas horas más de castigo no me importan.

Jay conecta su mirada con la de Heeseung y le observa atentamente. Ahí estaba, la razón por la que el chico era tan popular entre los estudiantes; amable, disciplinado, sociable, noble y por supuesto, bastante inteligente. No había alguien en el instituto que no conociera a Lee Heeseung el chico multi-talentos, Jay mentiría si dijese que no estaba al menos un poco celoso.

—Uh, ¿te encuentras bien? —. La voz del chico de cabellos platinados le saca de su ensoñación.

—Estoy bien, no te preocupes. Con respecto a lo de quedarte, puedes hacerlo si quieres y si no tienes algo importante que hacer.

Heeseung asiente y termina de limpiar, regresa el trapeador a su lugar y toma su mochila, volviendo a colgarla sobre su hombro. —Entonces hay que ir a la cancha de básquet, limpiemos y mañana también vendré para ayudarte.

Jay quiere negarse, por alguna razón siente que se está aprovechando del chico y no quiere eso, pero cuando ambas miradas se encuentran de nueva cuenta Heeseung aún le sonríe, parece estar contento de ayudar asi que no le queda más remedio que asentir y tomar su mochila para seguirle.

Let's Be Imperfect 𖤐 Heejay Donde viven las historias. Descúbrelo ahora