2- ¿Destino o Casualidad?

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Capitulo-02

"Fue el destino que nos cruzó por casualidad, pero será el amor el que nos mantendrá unidos hasta la muerte"

Cristopher Davis.

Los días habían pasado y yo no lograba dejar de pensar en aquella chica, Anne, la chica de los atardeceres. Era tan hermosa, inteligente y audaz que se me hacía imposible sacármela de la mente.

Al mirar por la ventana de mi oficina, el recuerdo de la playa, la conversación y su nerviosismo al besarle la mejilla me provocaron una sensación extraña en el estómago, sentir eso solo me recalcaba algo que mi mente ya sabía, tenía que volver a verla y dejarle saber lo que había estado sintiendo desde nuestro encuentro en la playa.

Así que me dirigí a mi escritorio, presione el intercomunicador y procedí a ponerme mi saco, al cabo de unos instantes, al otro lado de la línea, mi asistente, Fannie, respondió cortésmente.

-¿Se te ofrece algo, Davis?- era obvio que estaba estresada- ¡No me digas que cancele otra junta, por favor!   

Su tono y palabras, me causaron gracia, y como estaba de buen humor, decidí molestarla un poco.

-¡Necesito que pospongas todas las juntas de la firma!-Le exigí autoritario.

Estaba a punto de reírme a carcajadas.

Cuando...

-¡¿Qué dices?!- se exalto-, ¿estas demente?

No pude contenerme más y me reí, generando un par de insultos por ello.

Fannie, no solo era mi secretaria, era mi mejor amiga, la consideraba una hermana y la única familia que tenía. Por eso, de todas las personas en el mundo, ella seria a quien le confiaría mi negocio, incluso mi propia vida. 

-Espero no haberte subido la presión-bromee.

-Eres un...un...tonto.

Yo no paraba de reír, hacerla molestar, era como tener una hermanita de cinco años.

-Ya pues, hablando en serio- .Ella suspiro densamente-, saldré a la hora del almuerzo.

-Lo sabía- murmuro-. ¿A dónde iras?

-A ver a una amiga.

-¿Amiga?-repitió.

-Tranquila nena, Ninguna como tú.-bromee, aunque era verdad.

-Vale, vale... me lo creo-jugueteo-. Cuídate, me cuentas luego.

Se cortó la llamada. Y yo termine de recoger unos papeles para dirigirme a mi siguiente reunión antes de ir a la playa, ella me había dado su número. Pero había perdido el papel, así que no me quedaba más nada por hacer que ir y esperar a haber si estaba ahí.

Las horas transcurrieron y al salir de la sala de juntas, me despedí de mis colegas y me dirigí a mi oficina, con un humor excelente, Tome mis cosas y al salir, note que Fannie estaba cansada, así que la mande a su casa.

-Vete a casa, mañana continúas con tus pendientes.

Ella se giró para verme y suspiro.

-Gracias, nos vemos mañana-. Se despidió y comenzó a tomar sus cosas.

-Está bien, cuídate-. Le respondí, mientras caminaba al ascensor.

Al llegar al lobby, me encontré con el señor Myke, un viejo amigo de mi tutor y viejo empleado de la firma. Tenía más de treinta años laborando como seguridad del edificio, pero permanecía aquí por la discapacidad de su hija, Natalia.

Siempre que podía, trataba de brindarle mi apoyo y ayuda. Ya que, personas como el, son muy escasas en estos tiempos, además el tener una hija con una condición especial, como la hidrocefalia y seguir adelante a pesar de todo, era algo admirable.

-Joven, Davis-, me saludo alegre-¿Cómo le va el día de hoy?

-Señor, Myke. Muy bien, ¿y usted?- di un paso al frente y estreche su mano.

-Bien, viviendo el día a día.- Respondió, con tristeza en su voz.

Hubo un momento de silencio, pero él lo rompió al instante.

-¿Ya se va?-pregunto al notar mis llaves del carro.

_Sí, tengo una cita importante.

-Que le vaya bien entonces...

-Gracias, señor Myke.

El me sonrió y abrió la puerta para mí.

-Gracias.-estaba por irme, pero me devolví- ¿Cómo está su hija, por cierto?

-Igual, al terminar mi turno, iré a comprarle sus medicinas.

Al oír eso, supe que estaba mal, claramente las medicinas eran costosas, y él no tenía el dinero para comprarlas. Así que, sin pensarlo, saque mi billetera y le extendí el dinero.

-¿Para mí, señor?- pregunto atónito.

-Sí, hombre, vaya y compre lo que necesite.

Él me iba a decir algo, pero lo corte.

-No digas nada, nos vemos mañana.

Me gire y camine a lo lejos, escuchando unas gracias.

Anabelle Collins.

Y ahí estaba de nuevo, sentada en la playa de nuevo, pero esta vez con un nudo en la garganta y unas enormes ganas de llorar. Las cosas nunca han estado del todo bien en mi vida, pero ahora más que nunca me siento sin rumbo, sin ninguna posibilidad de cambiarlo todo. Para nadie era un secreto la mala economía por la que estamos pasando en casa, pero el perder la posibilidad de estudiar en la Universidad, me destrozaba aun, el alto costo de la vida, apenas si les permitía a mis padres poder cubrir lo básico, y lo poco que ganaba yo, haciendo galletas y ayudando a mis vecinos a limpiar, solo podían proporcionarse el dinero para pagar el autobús a mi escuela.

Las deudas cada día aumentaban y la posibilidad de una mejor vida, se esfumaban cada vez más. Lo único que me reconfortaba, era ser buena estudiante, amaba hacer sentir orgullos a mis padres y traerles un poco de felicidad con ello, actualmente ya me encontraba en mi último año para luego admitir a la Universidad, era lo que más anhelaba, ser exitosa y poder contribuirle todo lo que mis padres, han hecho por mí, Pero dadas las circunstancias, si quería lograr eso, debía conseguir un empleo para poder costearme los estudios y a su vez poder contribuir a los gastos de la casa.

Mientras pensaba que alternativas podía tomar, decidí despejarme un poco y sentir un poco de paz, aquella que solo la playa, la briza y el sol podían darme. Estaba tan abstraída por el olor salado del mar, el confort de la brisa y la serenidad de la soledad, que cerré los ojos para hundirme en la placidez que solamente podían bridarme estar en este lugar.

Estaba sumergida en ese momento de paz, hasta que sentí un abrazo sorpresivo detrás de mí, mientras me tapaba los ojos al soltar una pequeña risa, supe quién era, y ahí, mis nervios se hicieron presentes.

-¿Quién soy?-susurro en mi oído, provocando que mi piel se erizara.

Y al girarme confirme, lo que mi cuerpo ya sabía, Era el, era Christopher, el chico de la playa.

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Aquí ante ustedes, el segundo capítulo. Espero lo disfruten y les guste tanto o más que el capítulo anterior. Les tengo un spoiler importante, en el siguiente capítulo, viene una propuesta bastante interesante que le dará un giro a la historia.

Si les gusto, recuerden que pueden dejar su voto, comentar su frase, dialogo o parte favorita y compartir, para que esta peculiar historia de amor, tenga más cómplices.

Aclaratoria: No tengo mucha experiencia escribiendo, solo dejo que los escritos hablen un poco sobre mí y quizás, hasta de ti mismo. 

Muchas gracias por tu apoyo, significa mucho. Cuídate. ❤️✨

For you, for me.  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora