𝓕𝓸𝓾𝓻𝓽𝓱 𝓽𝓲𝓮𝓷𝓮 𝓪𝓵𝓰𝓸 𝓺𝓾𝓮 𝓭𝓮𝓬𝓲𝓻 [ɢᴇᴍɪ4ᴛʜ]

Epílogo

 

La familia Titicharoenrak celebraba el primer año de nacido de su primogénito, War. La decoración había sido obra de su madre, Milk había traído la torta, Mark y Satang llevaron un set de juegos para bebés de un año, Pond le regaló una mini camiseta de su equipo favorito de futbol y Phuwin le regaló un piano de juguete para comenzar con la simulación de clases de música, porque obviamente su sobrino sacaría el mismo talento para la música que él, aunque no llevara su sangre.

—Fourth, esto pesa demasiado, ¿en dónde lo pongo? —preguntó Phuwin, cargando unas cuantas cajas de cartón en brazos.

Fourth abrió los ojos y la boca, escandalizado. —¡¿Qué haces cargando eso?! Suéltalo ahora antes de que Pond te vea y le de un infarto por estar cogiendo cosas pesadas en tu estado.

Phuwin obedeció a regañadientes y pasó una mano por su frente para secar unas cuantas gotas de sudor. Fourth se acercó a él y acarició su abultado vientre de siete meses.

—¿Ya tienes fecha? —le preguntó, sin apartar su mano.

El castaño asintió. —Tenemos programado el parto para Julio. Solo espero que esta pequeña no se adelante.

Fourth sonrió, el primer bebé de su mejor amigo sería una niña.

—¿Y qué pasa con el nombre? ¿Cómo se llamará esta princesa?

—Aún no lo decidimos pero creo que será Love... A mí me gusta mucho.

—Love —repitió el pelinegro, enternecido—, es un precioso nombre.

—Gracias.

Gemini y Pond llegaron con algunas bandejas de comida, y las colocaron sobre la mesa. War llegó a la sala en brazos de su abuela, mientras Milk iba detrás haciéndole muecas divertidas que lo hacían reír.

—Ahí está mi bebé —dijo Fourth, yendo a su encuentro. El pequeño extendió sus brazos hacia él y su abuela lo dejó ir—. ¡Hoy es tu cumpleaños!

—¡Anios! —le imitó el niño, haciendo reír a todos.

—Todo está listo —anunció Gemini—, ¿le cantamos?

Fourth tomó su mano y le sonrió. —Vamos.

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La fiesta duró unas cuantas horas, en donde todos compartieron anécdotas divertidas sobre sus vidas y rieron a carcajadas con las ocurrencias de algunos. War pronto cayó rendido y Fourth supo que era hora de acostarlo y despedirse de sus invitados.

Para las diez de la noche, la casa estaba vacía, limpia y ordenada. War dormía en su cuna y Gemini le preparaba a Fourth una taza de té para dormir tranquilo.

Los últimos meses habían podido lograr dormir más horas, debido a que War ya no lloraba por las noches, rogando la atención de sus padres a cada minuto.

—Muchas gracias —dijo el más bajo, tomando la pequeña taza entre sus manos—. ¿Tú también te hiciste uno?

Gemini asintió mientras le daba un sorbo a su bebida. —Quiero tener un sueño reconfortante.

Fourth entendía bien eso, últimamente los tés de Jazmín calmaban sus nervios y los hacía dormir más rápido.

—Estoy tan feliz por nuestra familia, por nuestros amigos y por todo lo que hemos logrado hasta ahora.

El trabajo de Gemini había vuelto a la normalidad, poco después de recibir la noticia sobre el embarazo de su esposo e incluso pudo pedir vacaciones cuando el bebé nació para pasar más tiempo con él. Por su parte, a Fourth le comenzó a ir mejor en el negocio de fotografía. Se especializó en sesiones de fotos de bebés, él tomaba las mejores fotos del país. Una de esas sesiones se llegó a viralizar en las redes y ahora no le dejaban de llegar propuestas para trabajar en grandes revistas familiares. Sin embargo, Fourth tenía un mejor plan, abrir su estudio de fotografía y trabajar para él mismo, como siempre lo había hecho. El proyecto iba en marcha, tenía el apoyo de Gemini y de vez en cuando sus amigos venían a ayudarlo a decorar el lugar.

Pero algo cambiaría pronto, otra vez.

—Gemini, tengo algo que decirte.

El pelinegro le prestó más atención. —¿Qué es?

Fourth sonrió ampliamente. —Te amo.

—Oh, cariño, yo también te amo.

Pero eso no era todo, Fourth tenía planeado algo más.

—Cuando me enteré sobre War fui el hombre más feliz del mundo y esperaba que tú también lo fueras —dijo—, dime Gemini, ¿eres feliz?

—Por supuesto que lo soy —le aseguró el menor—, no te imaginas cuánto.

Fourth asintió, dejó su taza sobre la pequeña mesa de centro y se puso de pie para ir a la repisa que se encontraba a lado del televisor. Se arrodilló para abrir las puertas del último cajón, la cual estaba cerrada con llave. Gemini lo observaba con curiosidad. Fourth sacó una cajita rectangular de color blanco, la cual tenía una cinta de regalo encima, y se la entregó.

—¿Qué es? —preguntó.

—Ábrela —le animó.

Gemini se deshizo de la tapa y halló un objeto rosa extraño en ella.

—¿Qué es esto?

Fourth la tomó. —Es una prueba de embarazo y en esta rendija puedes ver el resultado —explicó—. Una raya roja significa negativo y dos rayas rojas es positivo.

Gemini volvió a mirar el objeto, dándose cuenta que aquella cosa marcaba dos rayas rojas. Claramente podía ver las dos rayas rojas ahí.

—¿Quiere decir-

—¡Vamos a ser papás! —anunció con emoción—. Bueno, ¡papás por segunda vez!

El más alto no pudo contener la emoción y se puso de pie de inmediato para abrazar a su marido. Lágrimas empaparon las mejillas de ambos.

—Gracias —dijo finalmente.

—Gracias a ti también, muchacho grande —respondió Fourth—, no dejas de hacerme feliz.

Gemini soltó a su esposo y secó sus mejillas rápidamente.

—¡Y fui el primero! —exclamó, refiriéndose a la noticia—. Quiero decir, esta vez sí fui el primero oficialmente porque la otra vez-

Fourth negó con la cabeza y lo calló con un beso. Cuando se separaron, ambos se sonrieron.

—Siempre serás mi primero en todo —le aseguró y Gemini no pudo detener a su pecho de inflarse de orgullo—. Te amo.

—Yo te amo más y a este bebé de aquí también —dijo, acariciando el vientre plano del mayor.

Fourth sonrió enternecido. —Venga, vamos a dormir.

Apagaron las luces y se fueron a la habitación, caminando tomados de la mano, con la esperanza de irse a soñar juntos con un nuevo y brillante mañana. La familia que habían formado era el motor que ambos necesitaban para levantarse y continuar.

Con un bebé en la cuna y otro en camino, podían asegurar que sus sueños se habían cumplido y ahora solo quedaba cuidar como oro el tesoro que habían formado juntos.

Quiero darle las gracias a la autora @SherriBloo ,por darme la oportunidad de adaptar esta obra tan hermosa .

Espero que lo amen tanto como yo.