[SUPERBAT] Lo Que Puedo Tener

Capítulo Dos

[ Muérdago ]

Por primera vez note la soledad de tu vida, rodeado de tantas personas con sonrisas falsas hablando mal sobre ti a tus espaldas. La impotencia recorrió cada parte de mi cuerpo, mis ojos ardieron de ira sin percatarme del destello rojo que emanaba de ellos hasta que un rayo salió disparado directo a la espalda de un hombre mayor que no dejaba de blasfemar sobre tí.

Cerré mis ojos en el momento que el hombre soltó un agudo grito, entré en pánico pero tus fuertes manos rodearon mi rostro, susurraste que todo estaba bien mientras me guiabas fuera del lugar.

-Clark, estamos solos. Todo está bien. -Abrí los ojos solo para toparme con tu mirada preocupada, escuchaba el rápido latido de tu corazón y noté el temblor en tus manos.

-No quería herir a nadie. Yo me enoje, no supe como sucedió solo sé que me enoje y mis ojos comenzaron a arder y sólo pensé en que quería que ese hombre se callara, quería que dejara de decir esas cosas sobre tí... -Mi mirada abandonó tus brillantes ojos azules fijando la vista en el suelo, mi voz temblaba y cada palabra salía con un tono más bajo. -Lo siento, Bruce, perdón por herir al hombre... Perdón por asustarte de esa forma.

-¿Qué dijo sobre mí? -El enojo renació en mis entrañas al recordar como ese hombre ensuciaba tu nombre.

Tus manos volvieron a mi rostro tomándome por sorpresa cuando tu frente se pegó a la mía. -Oye, no tienes porqué preocuparte por lo que los demás puedan decir sobre mí, nada de lo que ellos digan me afecta, estoy tan acostumbrado, no tienes que preocuparte, BoyScout.

-Tú no tendrías porqué estar acostumbrado a que alguien hable mal de tí, Bruce. Nadie debería soportar eso. Nadie.

-Es la vida que me tocó, Grandote. -Tu sonrisa se ensanchó al mirar con detenimiento por mi cuerpo logrando calentar mis mejillas. - Por cierto, ¿en qué momento creciste tanto? Hace un año te miraba directo a los ojos y ahora tengo que inclinar mi cabeza para verte.

-Ah, no lo sé, creo que fue después de mi catorceavo cumpleaños que comencé a golpear mi cabeza con el marco de la puerta que tiene la camioneta de Pá. -Recordaba cómo Peter se burlaba de lo alto que me había vuelto mencionando que si seguía creciendo me convertiría en el siguiente Lemuel Gulliver. -A Peter le gusta subirse sobre mi espalda y decir que puede ver todo desde ahí, Chloe menciona lo irónico de mi situación: querer pasar desapercibido pero ser alto y torpe. Lana siempre los reprende por burlarse de mi altura y yo siento que es mí condena, parece que nunca podré ser invisible.

-¿Te sigue gustando Lana? -Te separaste de mí con tus manos sobre tus caderas y una ceja alzada.

-¿Gustarme Lana? ¿Lana Lang?

-¿Conoces alguna otra Lana? -Curvaste tu ceja mientras te reías con burla- Sí, Clark. Lana, Lana Lang.

-Yo, no... Bueno, siempre he creído que Lana es hermosa y que cualquier hombre se enamoraría de ella pero no, Lana es mi amiga...

No quería mentirte, no estuve enamorada de Lana pero por un tiempo sentía la necesidad de estar cerca de ella, tal vez desarrolle algún sentimiento pero cada vez que volvía a verte mi corazón se se alteraba y me volvía más torpe de lo que era.

Lana me confesó en una ocasión sus sentimientos hacia mí, le quería tanto pero en ese mismo verano al mirar el brillante cielo soleado que se encuentra en tus ojos recordé donde era mi lugar, a donde pertenecía, quien era la persona que me hacía realmente feliz. No quería engañar a Lana, ella no lo merecía, hablamos sobre eso sincerandome con ella mientras le contaba cómo mi mundo se detenía al tenerte cerca de mí, ese día fue la primera vez que le conté a alguien sobre mis sentimientos; tiempo después le conté a mis padres que con una sonrisa en el rostro mencionaron estar al tanto de mi enamoramiento por tí, posiblemente ellos se dieron cuenta antes que yo.