Prólogo.

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¿Alguna vez han sentido que algo que es sumamente prohibido, qué probablemente es muy mala idea, y que tal vez termine muy mal, pero aún así, les llama la atención más que a nada?

Pues bien, eso me sucedió a mi con ellos.

Bernard. El tipo frío, rudo, discreto, con un cuerpo increíble y por el qué la mayoría de chicas moja sus bragas. El mayor de la tercia de hermanos. Con ojos azules casi cristalinos, melena color castaña con un corte refinado. El más "centrado", el futuro de la familia, si, el que carga con el peso de la perfección moral y la apariencia física impecable. El que va detrás del padre (del qué les hablaré más tarde) y por último, aquel del qué viví enamorada toda mi infancia, pero de eso también les hablaré más tarde. 21 años.

Connor. El hijo del medio, el sandwich, con un físico bastante envidiable para muchos otros hombres que no tenían la suerte de él. Es el hijo “rebelde”, el que su familia espera que razone para que siga el ejemplo de su hermano mayor y el que se ve obligado a ser igual que su hermano, literalmente. Ojos azules casi verdosos, con una melena castaña alborotada en forma de librito, con algunos tatuajes en partes específicas del cuerpo. Capitán del equipo de fútbol de su escuela, pero ahora esta por entrar a la Universidad, y uno de los  más populares del condado. 19 años.

Y por último pero no menos importante, Nathan, o mejor conocido como “Nate”. El es el hijo promedio, tan solo sigue creciendo, igual de atractivo qué sus hermanos, porque todos en esta familia nacieron con dones especiales (mojar bragas con la mirada). Es el típico chico alma de las fiestas, ese qué si falta, nadie más asiste porque se ve el resto de la noche aburrida. Sus ojos son verdosos, su melena es castaña pero con destellos dorados brillositos y rulos de bebé, con pectorales envidiables. A este si, ya se le ve caso perdido según sus padres. Y es uno de los más populares junto a Connor en la ciudad. 17 años.

Cada uno de ellos tres destacaban a su modo, con cualidades especiales. Mojar bragas como ya dije antes.

Ninguna chica tenía el privilegio de saber tanto sobre alguno. Los tres eran discretos, se habían criado en un ambiente donde todo el mundo ocultaba información, quizás para protegerlos, quizás solo porque eran unos simples niños.

Pero llegada la edad “requerida”, sus padres decidieron adentrar al mayor de la tercia de moja bragas y volverlo parte de ese mundo, sus negocios supongo. Connor sería el siguiente y después Nathan, supongo.

Y por supuesto, sé que están interesados en saber quien soy yo ¿no?

Pues simple, soy la hija de la señora que “limpia” esta mansión llena de paredes de mármol infinitas.

Me crié rodeada de niños malcriados y padres disfuncionales (los de ellos) porque yo no tenía idea de donde estaba metido mi padre.

Lo único que sabía es que mi madre fue una mujer desesperada y madre joven que necesitaba un trabajo y un hogar para su hija.

Y que por suerte, un señor millonario con una familia completa, le dio trabajo y una mejor oportunidad de vida.

Pero no crean todo lo que les digo. Aquí hay mentiras, hay falsedad, hay romance qué es prohibido y hay muchísimas cosas que aún deben de saber.

Pero empecemos por lo primero, ¿nos vemos en el primer capítulo?

El encanto de lo prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora