Lord shadow- us for all

35.-La Prometida

Tan seguro de sí mismo volteaba alrededor y mientras más veía, más se percataba de que nadie era ajeno a sus ideas; posiblemente todos aquí quisieran hacer lo mismo que él, casi vitoreaba con el micrófono en su mano al son de los gritos.

¡Yo como representante de una de las familias principales me sentiría honrado si me apoyaran todas las demás familias y organicemos como estaba previsto la selección del prometido de la Gran Señorita Yaoyorozu! fue tan bien recibido por todos, los jóvenes no podían despegar su vista de su posible futura prometida, los padres no podían evitar querer saltar de la emoción, el hecho de que este evento se había pospuesto por dos años y a nadie le había importado lo suficiente como para actuar.

Cada uno de ellos estaba planificando su propio ascenso y el de su familia.

Esta gran sala con personas sin precedentes, cada familia aquí presente representaba una cara distinta; una podía bien ser la más avanzada en medicina, cualquiera de ellas tenía un campo en el que sobresale lo suficiente para no tener que compararse con las demás.

El reciente cambio en el mundo había dejado sin lugar a cada una, el territorio era completamente inexplorado y nadie quería ser el primero en aventurarse; cualquiera estaría feliz de manejar a las demás familias y mantenerse fuera de peligro usando la posición que sus hijos les podían dar.

Cada una de las mesas representaba una familia y sus afiliados estarían naturalmente alrededor entre más cerca estaban del podio mayor era su posición dentro de la familia.
Cada una de estas personas no tenía otro pensamiento que no fuera el de su propio bien, así como las expectativas suben, la vista de la pequeña Momo era cada vez más pesada, no es que no estuviera preparada para este día, para ella el mejor escenario era posponer justo esta situación que frente a sus ojos estaba tomando lugar, estaba claro que entre menos actuará más perdería control de todo frente a ella.

Con dureza mordía su labio inferior por no llorar, en su mente claramente veía uno de los cuadros más importantes que había dentro de La Gran Mansión Yaoyorozu; una que representaba un gran valor sentimental para la familia, incluida esta persona.
Había pocas cosas materiales que realmente eran importantes por no decir invaluable dentro de esa gran mansión y uno de esos objetos era aquel cuadro que permanecía siempre en su memoria, una en la que toda la familia posaba, tan felices y aunque no muy reciente al menos era un muy buen último recuerdo de la familia reunida.

Y-yo su pecho se sentía tan oprimido y desecho.

Toda la sala había quedado en un silencio inmediato derivado del fuerte estruendo que había sido provocado por la puerta abierta de tal forma que los trabajadores encargados de revisar a cada uno de los invitados fueran golpeados, siendo tomados de una manera desprevenida sin poder haber visto a su atacante, no tuvieron tiempo de reaccionar, sólo podían buscar la manera de recomponerse.

Con una cara confusa miraron los invitados como trataban de encontrar una solución a la situación frente a ellos, incrédulos su vista viraba de un lado a otro tratando de encontrar una respuesta.

Sobre el gran podio donde todos habían mantenido su atención estaba la bien conocida cabeza de la Gran Familia Yaoyorozu, en la entrada seguida de varios caballeros de los cuales para nadie eran desconocidos.

Detrás de ellos, aunque desalineada y de peor tez, ahí estaba, caminando con dificultad estaba la otra Yaoyorozu Momo.

Siendo que ambas se miraban fijamente mientras una se quedaba totalmente quieta sobre el podio, la otra, aunque algo lenta mantenía firme su paso hacia la otra.

Los guardaespaldas después de haberse recompuesto, en un intento desesperado de recuperar el control de la situación, ambos habiendo acordado actuar se dirigieron a la pequeña adolescente en un intento de poner sus manos en ella, ni siquiera habían sido capaces de mirar su cara.
Casi al instante ambos fueron detenidos sin ser conscientes de sus ataduras.
Sin rastro de que se hubieran dado cuenta de que trataban de detenerla, la Momo que se dirigía al escenario continuaba su paso sin percatarse de nada más, como si nada le importara en este momento.