03.

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3:29 a.m.

El cuerpo ajeno la aprisionaba, sintiendo su peso por completo en su regazo, sentada a horcajadas.

Muerde su labio inferior sosteniendo la corbata del traje ajeno, acercando su rostro hasta ella.

—Llegas tarde... sabes que odio cuando me dejan esperando. —Su voz era más lenta, provocativa. Pará Lalisa era imposible no tener una incomoda ereccion en sus pantalones.

—L-Lo siento... —Apenas puede responder ya que su voz tiembla demasiado, la castaña sonríe con ampliedad, ya era demasiado tarde para pedir disculpas.

Desabotona con la mano libre la camiseta de vestir ajena de color blanca, dejando ver su sujetador.

—Ya no es tiempo de pedir disculpas cariño, no te perdonaré tan fácilmente como tu cree que lo haré. —El agarre en la corbata se aprieta con su mandíbula tensa.

Su trasero chocó con la entrepierna ajena provocando un quejido.

Estaba satisfecha, tenerla bajo su control era algo que disfrutaba.

—Jen... —Mordió su labio inferior, estaba frustrada. Ni siquiera podía poner las manos sobre su cuerpo ya que se enojaria más con el contacto.

Sus caderas de movían, estaba torturandola ante la lentitud.

Chasqueo la lengua, desatando finalmente la corbata para bajarlas hasta sus manos. A pesar de querer negarse no le quedó otra opción, dejando que su pareja amarrase sus muñecas con ella.

Guio sus manos hasta arriba de su cabeza manteniendolas ahí. Una vez más su trasero chocó contra su pene erecto aún en sus ropas.

Provocó un largo y fuerte gemido en Lalisa, desabotonando su camiseta por completo para dejar su torso al descubierto.

Se inclino para besar sus labios con suavidad, iba demasiado lento para su gusto o para el de las dos. Esa era la intención inicial de Ruby.

Hubo un sonido sordo que hizo un eco en la habitación. El rostro de Lalisa ladeado mientras su mejilla ardía.

Se quejo en voz alta, su cuerpo recorriendose ante la sensación.

No era nada nuevo, sus "juegos" solían ser rudos en el momento de tener relaciones sexuales juntas. Los hematomas serían asegurados.

Ruby sonrió ante el sonido, mordiendo su labio inferior y tirando su cabeza hacia atrás para continuar con sus movimientos.

Mantenía una sonrisa, siempre le había encantado tener a Lalisa bajo su poder.

No eran la pareja convencional si así podía llegar a llamarse, en lo absoluto.

Lalisa estaba empezando a considerar si bajar sus manos y tomar las caderas ajenas como pudiera era una buena opción después de todo.

Su cuerpo se estremeció, sus manos bajaron para cubrir su boca cuando un gemido amplio amenazaba con escaparse y todo lo que consiguió fue un fuerte golpe de nuevo.

Su labio inferior se llena de sangre rápidamente, mentiría al decir que no le gustaba ya que todos sabían que si.

Una sonrisa también iluminó su rostro, sus hebras negras apegándose a su frente gracias al sudor en ella.

La reacción de Lalisa fue inesperada, tomando impulso para alzar sus caderas y frotarse a su gusto contra la ajena.

Jadeaba y gruñia. Jennie apenas pudo escaparse, se supone que ella debería tener el control.

Lalisa no se arrepentía en lo absoluto, Jennie la miró por un momento con confusión y después se levantó de la cama con sus brazos cruzados.

Se dio la vuelta una segundo y esa fracción de segundos fue suficiente para que Lalisa logrará acorralar su cuerpo sin desatar sus manos.

—¿Terminaste? —Cuestiono, ladeando la cabeza, su pierna posicionandose entre sus piernas. Ruby estando demasiado sorprendida para reaccionar.

Los papeles se invierten.

𝓙𝐄𝐍𝐋𝐈𝐒𝐀 ᝬ dominant babyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora