Mamá

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     Me metí en la cama de mi madre y me recosté al lado de ella, al sentirme se giró y me tocó el hombro; sin saber que estaba hecha pedazos, me abrazó y me volvió la vida. Mientras escuchaba su corazón entendí que para una madre los hijos no crecen, y para los hijos una madre nunca pasa de moda. Protegida, segura y amada en cuestión de segundos, es ahí donde me di cuenta que no hay mejor lugar donde estar que en los brazos de tu madre.

Instantes en miniatura: Microrrelatos para la imaginación ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora