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Atardeceres

Infeliz, eso demuestras que eres.

No deberías, pues aun tienes la dicha de mirar más atardeceres.

Añoras un instante de paz y el carmesí en tus mejillas palidece

Tu ceño se frunce, tu boca se tuerce.

Tus ojos se apagan, y sientes que una sonrisa no mereces.

Cuando poco a poco tu vida... desaparece.

No lo permitas, pues tu esperanza aparece.

Dios aun te permite presenciar miles de atardeceres, que te proveen el mayor de los placeres.

Fragmentos de un alma dramáticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora