Un poco de cariño, oneshot

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Lucerys es un omega cariñoso.

Es complicado serlo cuando eres un omega y un príncipe la mayoría de las cosas que él quiere hacer son mal vistas, se critican sus acciones y comportamientos poco decentes.

Pero Lucerys es dulce, tanto que empalaga. Necesita tomar la mano de la persona con la que está, darle al menos un beso en cada mejilla y un abrazo de saludo y despedida mínimo, lo que necesita su corazón para no apachurrarse en su pecho luego de cada interacción.

Sus hermanos y padres jamás le negaron el contacto físico que tanto necesita, la forma en la que Lucerys expresa su amor y devoción a todo aquel que pueda, siempre repartiendo un pedacito de su corazón a cada persona que cruce por su vida.

Incluso Daemon, que suele no mostrar su cariño de formas convencionales, solía tocar su cabello y apretar su mano cada vez que hablaban, una interacción tan dulce e íntima de padre e hijo.

Pero sus toques cariñosos se han mal visto más de una vez, sobre todo con sus hermanos, es el único omega de toda la camada dé Rhaenyra, por derecho le pertenece a Jacaerys, su hermano, el alfa mayor, así que cada vez que Lucerys pasa tiempo con joffrey, Rhaena,Baela o Viserys y Aegon, los chismes sobre su virtud se disparan.

Sólo quiere amar a quienes ama ¿Tan mal esta? Pero esque si no tiene ese contacto físico se siente tan insuficiente, su corazón se siente pequeño y rechazado.

Una vez más los chismes volaron cuando pasó toda la tarde con Baela y Rhaena, les había dado un beso a cada una y abrazos y muchos muchos pequeños picos por toda la cara de las alfas, ese día estaba contento por que ambas hermanas le habían regalado un vestido precioso que se moría por mostrarle a Jacaerys, su alfa se quedaría boquiabierto de la impresión ante tan bonito atuendo.

Sin embargo toda su felicidad fue rota cuando su abuelo lo mandó a llamar en la noche, preguntando sobre su virtud y él como su nombre se estaba mancillando afuera.

Pero la sinceridad en su voz y luego de una revisión de urgencia con el maestre sumado a las lágrimas imparables que el pequeño omega soltaba sin cesar fue suficiente para convencer a su abuelo que débil como era por su nieto favorito le prometió una salida segura y rápida de esta encrucijada.

Nadie levantará más su lengua contra ti, haré un decreto que especifique que de hacerlo es traición, será comunicado por el gran archimaeste, el tío Vaegon, que eres un omega intacto y arreglaremos un buen compromiso, con un alfa que no deje que levanta injurias contra ti.

Ojalá Lucerys hubiera entendido aquella noche que su abuelo no hablaba de él honorable y fuerte Jacaerys, si no del frío y cruel Aemond.

Aemond era de hecho todo lo que su abuelo le prometio, una fuerte espada que no permitiría que se levantaran injurias contra él, que no lo permitía, no era un secreto la profunda devoción que él alfa tenia en Lucerys y él como este no pedía su mano por que sabía que se podría tomar como una ofensa para alguien que ya nació comprometido.

Su tío era tan frío como el hielo, casi nunca hablaba y no lo tocaba, tampoco le daba los abrazos fuerte que Helaena si o los besos en su frente que Jacaerys y Daemon también, nunca le busco de manera voluntaria ni tampoco lo acusaba.

Su forma de mostrar su afecto era distinta, si Lucerys quería flores, entonces estas estarían en su cama al amanecer, cada vez que Aemond viajaba por el reino cumpliendo su rol, traía únicamente un regalo para Lucerys que jamás entregaba personalmente, se lo pasaba primero a su Hermana Rhaenyra o lo dejaba en las puertas de su aposentos, se preparaban las comidas preferidas de Lucerys en cada banquete, encargado personalmente por Aemond, eran detalles lindos pero frío por que Aemond nunca le decía algo, ni cuando Lucerys le agradecía con las mejillas rojas de la vergüenza.

Más de una vez Aemond mato a alguien, era el nuevo comandante de la guardia nocturna, siempre tenía sangre en sus manos y mirada estoica, pero no pasó desapercibido que los primeros en morir bajo su primer luna de mandato eran personas que hablaban de la supuesta bastardía de Lucerys, sin importar si eran nobles o pobres, los acusaba de algún crimen y lo condenaba, pero todos sabían cual era el crimen real por el que eran castigados.

Jacaerys se opuso de primero, montado en cólera diciendo que Lucerys era su prometida, su omega destinado que había nacido literalmente para él, sus hermanas por otro lado, también pelearon, pero por ser ellas las comprometidas en lugar de Jacaerys y Aemond.

Su tío que estaba presente observó en silencio toda la discusión desarrollada, el único en notar como Lucerys lloraba en silencio por que ¿Como pudo hacer esto? Nada de esto hubiera pasado si él fuera un omega normal, si no tuviera esa necesidad desesperada por el toque de otros sobre él, por repartir su cariño, si fuera más recatado o más decente nada de esto hubiera pasado, la discusión, la vergüenza, el corazón roto de su hermano y la división en la familia cada vez mas grande.

Aemond cruzó la habitación en tres zancadas y le ofreció un pañuelo para que pudiera limpiar sus lágrimas, ambos ojos amatistas sin ninguna emoción, una vez Lucerys tomó el pañuelo, su tío se incorporó por primera vez a la discusión;

—Jacaerys tiene un punto, sin embargo es cierto que a mi lado Lucerys jamás será cuestionado— hablo con calma, interrumpiendo de tajo los gritos de Alicent y Jacaerys — si mi sobrino, cree que algo se le está siendo arrebatado o la situación es injusta, resolvamos esto como caballero, que se haga un duelo y el ganador será digno de cuidar y resguardar a Lucerys.

Desafiando el honor de Jacaerys, Aemond ganó a Lucerys como un premio de torneo al día siguiente.

Jacaerys estaba tan enojado y tan avergonzado que sólo fue detenido por sus hermanos de no montar a vermax y llover fuego sobre toda la corte indiscreta y metiche que ocasionó todo el alboroto en primer lugar.

Fue así como Lucerys terminó en este matrimonio, Viserys les consiguió un señorío entre la frontera de la tierra de los ríos y el valle de águilas, regulaban el comercio de ambos reinos, un puesto bastante importante a decir verdad, casi al nivel de las casas regentes de ambos reinos.

Tiene 6 lunas y en estas 6 lunas Aemond lo ha tocado dos veces, una, cuando conocían todo el lugar y Lucerys le tomó de la mano lleno de miedo por que el castillo era bastante oscuro y otra cuando casi se cae en un río y su esposo lo salvó de caer.

Nada más y nada menos, eran un matrimonio sin consumar y todos sabían eso, para vergüenza personal, pero justo como se fue dicho, nadie tuvo el valor de decirlo ni en voz baja, se atreve a decir que nadie lo pensó tampoco.

Lucerys se estaba muriendo lentamente, marchitándose en silencio, lejos de su familia, sin ningún toque cariñoso y con las únicas tres cosas que Aemond suele decirle siempre "si", "no", "uhmm" podría decirle que se tomó tres copas de veneno hasta el tope y Aemond apretaría los labios y emitiría un "uhmm" .

Necesita más, se muere por un abrazo, un beso en la frente o una mano en su cabello, su corazón se hace pequeño cada vez y el dolor se hace insoportable, sumado a su propio castigo por que esta necesidad lo llevó a donde está y está sinceramente cansado.

Quiero acortarse en cama y que su madre le pase sus finos dedos por sus rizos, a padre Daemon contando cuentos Valiryos con su mano en un apretón cariñoso en la suya, la sonrisa escandalosa de jacaerys y los besos y abrazos de todos sus hermanos.

Está tan necesitado de cariño, ha perdido el apetito y a menudo se queda en cama solo, Aemond tiene sus propios aposentos.

Poco a poco, siente como la vida se le escapa de las manos y no puede hacer nada con eso.

Es una mañana más, lluviosa como sólo las tierras de los ríos puede ser, Lucerys observa por la ventana las gotas caer, escucha un pequeño ruido y pasos firmes, espera el regaño de Aemond para su destrozada alma pero obtiene lo contrario, un peso se hunde en la cama y una mano fría, callosa y grande toma la suya, apretándola un poco.

Tal vez no es la vida que se le fue destinada al nacer, tal vez aún faltaba un largo y denso camino, pero el brinco que dio su corazón de alegria y la calidez que volvió a su cuerpo, fue inmediato, este matrimonio y esta vida apenas comienzan, pero ahora sabe cuando sube sus ojos al ojo estoico de Aemond y este, sonríe por primera vez en su vida, que lograrán recorrerlo con un poco de cariño.

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Btw, historia más o menos real, me pasó, yo era Lucerys JAJAJAJ aquí al menos se pudo recorrer el camino ✨

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