5-Decisiones, contrato, deseo.

69 25 25
                                    

Capítulo-05

"Siempre es necesaria una pisca de codicia, para sobre salir de mentes brillantes y bocas ignorantes"

Christopher Davis...

-Hola, hermosa-le salude, mientras ella subía al carro.

-Hola, guapo- respondió, mientras trataba de abrochar el cinturón.

-Ven-quite sus manos para hacerlo yo mismo-.Déjame ayudarte- mi mano rozo su entre pierna, pude sentir lo suave de su falda en ese momento, ella se tensó de inmediato, soltando un ligero jadeo, que nos erizo la piel a los dos, me sentí nervioso, así que me gire rápidamente hacia el volante, ignorando lo que había pasado.

Dios, pero que está pasando conmigo.

-¿Estas lista para irnos?-le pregunte, tratando de cambiar el ambiente incómodo.

-Sí, nos toca una larga tarde-encendí el auto, mientras la observaba de reojo-¿Qué tal tu mañana?- pregunto, algo nerviosa.

-¿Qué tan malo puede ser?-puse los ojos en blanco- Bien, un par de reuniones, ¿y tú?

-Si tú lo dices-ambos mirábamos por direcciones distintas, pero el ambiente estaba cada vez más raro.- Estuvo bien, gracias...

Luego de eso, ninguno de los dos dijo nada en todo el camino, fue bastante raro, ya que ambos éramos muy conversadores, pero para evitar hacerla sentir peor, preferí guardar silencio.

Al llegar a mi firma, nos reuniríamos con mi abogado de confianza, quien redactaría junto a nosotros el contrato prenupcial para poder casarnos.

Aunque Anabelle trataba de fingir lo nerviosa que estaba, era algo tan claro y entendible que estuviera así, era apenas una adolecente, la cual estaba dejando de vivir la mejor etapa, por meterse con un hombre, solo por una mejor vida.

Quería romper el hielo, pero comenzó a llover y de reojo pude ver como ella tocaba las gotas al deslizarse por el vidrio, así que no quise molestarla, la notaba más triste que ayer, parecía estar cargando una fuerte carga en sus hombros, quería preguntarle que le ocurría, brindarle mi apoyo, pero no quise ser inoportuno, así que volví a mirar al frente y seguimos bajo el reinado del silencio.

Al cabo de unos minutos, al fin llegamos, estacione el carro y ambos bajamos de el para ir al ascensor y subir al último piso, donde se encontraba mi oficina, al entrar al ascensor, chocamos nuestros hombros, en ese momento no pudimos contenernos y ambos soltamos una risa tímida.

Íbamos por el tercer piso, cuando decidí romper el hielo y finalmente hablarle.

-Oye-llame su atención-No quiero sonar entrometido pero... ¿estás bien?- Era notoria mi preocupación pero aún más su tristeza.

-Estoy bien, solo es un problema que tengo, pero no quiero hablar de eso-.Era obvio por la forma en la que miraba sus zapatos que le había incomodado aún más mi pregunta.

-Está bien, discúlpame, no quise ser imprudente-ambos nos miramos- Pero quiero que sepas algo, no estás sola, si puedo ayudarte en algo, solo dime.

-Gracias, de verdad lo aprecio mucho, Chris.

Simplemente le devolví la sonrisa que me dedico al decir eso, y ambos, hablo por los dos, pudimos sentir un poco menos de incomodidad.

En ese momento, las puertas del ascensor se abrieron, le di paso para que ella saliera primero y así poder dirigirla a mi oficina. Cuando estábamos cruzando por la recepción del piso, nos encontramos con Fannie, quien de inmediato subió la vista de los papeles que estaba revisando y me saludo.

For you, for me.  ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora