"Tomás De León, Historia Moderna y Contemporánea".
Así rezaba, en dos líneas, una pequeña y blanca placa de acrílico sobre una mesa en el escenario de la sala de convenciones del flamante hotel Independencia, en el centro de la ciudad.
Una atmósfera cargada de murmullos ansiosos y expectantes señalaba la proximidad del evento
No estoy en condiciones de afirmar si cumpliría con la expectativa de aquellos que, con ojo crítico, pasaban una a una las páginas de mi libro mientras esperaban.
Podía observar algunas caras desde atrás del telón y a juzgar por los gestos, había de todo y para todos los gustos, interesados y no, apáticos, aburridos con bostezos capaces de tragar un caballo, entusiastas y jóvenes alumnos que no dejaban de conversar y hasta algún que otro colega al fondo de la sala.
Mi reciente libro: "Mecenas", había causado cierto revuelo en el ambiente de la cultura y el arte, proponiendo una premisa irrespetuosa: Muchos, si no todos los que tuvieron algo que ver con el arte en la segunda mitad del siglo 20, fueron financiados directa o indirectamente por fondos robados a los países de Europa que sufrieron la invasión y el saqueo de los Nazis durante la segunda guerra mundial.
Pintores, escritores, escultores y hasta comerciantes de arte, encargados de galerías y museos, tal vez aburridos o no teniendo otra cosa que hacer, se han pasado meses abarrotando mi casilla de correo con los más variados cuestionamientos e insultos, lo que me obligó a plantearme esta serie de conferencias con el fin de dar la cara y defender mi trabajo.
Básicamente, durante los últimos 4 años he investigado lo referente al asunto, entrevistando a los involucrados directamente en el tema, en 7 países diferentes incluyendo Rusia. Tengo un baúl repleto de documentos que prueban los más deshonestos y sangrientos tratos de los que tomaron parte grandes e influyentes personajes y, si bien no se modificará la historia de la humanidad con esto, estoy seguro que muchos agradecerán saber la verdad sobre el destino de sus propiedades robadas.Las dos horas de conferencia pasaron sin novedad, es decir: los mismos cuestionamientos, algunas variaciones de los mismos insultos, promesas de querellas judiciales y todas las fanfarronadas que llevo escuchando y leyendo desde la publicación del libro. Así que, al contrario de los exitosos autores de best-sellers, al terminar, no me persiguen los fanáticos ni hay seguidores entusiasmados pidiendo que firme alguna dedicatoria.
Para nada simpático cae el hecho de que alguien, quien sea, te acuse de haber progresado a base de mentiras y con dinero fruto de saqueos. O que vengan y te digan que tu obra debería pagar regalías a algún fondo para víctimas de la guerra. En fin, otra larga jornada...Al dejar el hotel, me vi rodeado de edificios coloniales de más de 400 o 500 años, con poca imaginación que uno tuviera, podía apreciarse el antiguo esplendor y escuchar los sonidos de los carros con caballos sobre las calles empedradas.
Sumergidos en una moderna urbe del siglo XXI, era como si las hojas de un libro de historia estuvieran desparramadas aquí y allá, al alcance de quien las quisiera leer.
En cierta forma era un consuelo, o por lo menos servía para pasar el mal trago, caminaba rodeado de aquello que más me gustaba, la historia.
Una plaza muy iluminada, se erigía como un oasis donde descansaban las sombras de la noche, sus baldosas humedecidas por una tenue llovizna, mostraban las huellas de cientos de pisadas en todas direcciones aunque la gente ya no estaba. Seguramente impulsados por la inclemencia del tiempo, apuraron sus pasos hacia sus hogares para descansar antes del nuevo día, dejando detrás de ellos solo sus huellas, efímeras y sin nombre.
Absorto en mis estúpidas divagaciones, casi atropello a un anciano que estaba parado bajo una farola
-Perdón caballero - le dije automáticamente, aunque sintiéndolo honestamente.
-Ajaa!! Tan atropellado en la calle como en sus libros -me reprochó mirándome de frente- Ud. es el irreverente que cree que Willem de Kooning, el respetado modernista, ganador del Premio Max Beckmann y premiado con la medalla de las Artes del congreso estadounidense, estuvo viviendo de fondos robados a las víctimas de la guerra!
Hizo una pausa como para obligarme a reflexionar y continuó sin esperar respuesta:
-Créame, respeto su trabajo aunque eso no me obliga a estar de acuerdo con sus conclusiones. Por otra parte, soy más amigo de los hechos que de las teorías y si está interesado tendré mucho gusto en hablarle sobre un asunto que creo llamará su atención. ¿Quién sabe? Hasta podría mejorar su reputación...
Sus palabras no habían terminado de sonar en mis oídos, cuando una joven mujer se nos acercó apresurada y tomando del brazo a mi interlocutor lo estrechó cariñosa
¿Tomamos un taxi abuelo? - su voz irrumpió en la noche y su figura impuso un momento de magia que hacía tiempo no vivía.
De estampa atlética, enfundada en un sobretodo entallado de color gris oscuro, me obligó, cuanto menos, a unos segundos de silencio contemplativo.
-Buenas noches Dr. De León!, dijo con una sonrisa como si me conociera de toda la vida. Veo por su cara que ya lo criticaron en vivo y en directo... O me equivoco abuelo?- dijo inmediatamente entre divertida y severa, como quien amonesta un niño que ha cometido una travesura
-Finalmente acorralaste a tu víctima y le disparaste tus tiernas opiniones ¿no?
No pude menos que sonreír ante la cara de arrepentimiento de mi interlocutor.
-Soy Paula Ratto - me dijo estirando su mano para que se la estreche -y este "Señorito" impetuoso y peleador es mi Abuelo José.
ESTÁS LEYENDO
La Visita
Mystery / ThrillerEn pleno corazón del continente sud americano, un historiador encuentra una antigua obra de arte extraviada hace mas de 70 años y junto a ella, un misterio que lo llevará por los mismos senderos que algunos criminales de guerra nazi transitaron a fi...