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Tom

La lluvia que caía sobre Rio era impresionante. Se escuchaba como un diluvio en pleno inicio del verano. De todas maneras sabía que la lluvia había borrado varias evidencias de algunas cosas que había echo, estaba es mi camioneta de regreso al hotel, el camino de las Fabelas a la playa de Copacabana era un camino de matizes completamente diferentes. Me había metido en esta estúpida fabela por una estúpida guerra de bandas, honestamente la mitad de eso había Sido mi culpa, por otro lado no era mi culpa que sus pequeños problemas hubieran causado todo un revuelo en mi bar.

La voz de Georg en el auto me saco de mis nulos pensamientos, Georg era un amigo que conocí llegando a Brasil, tenía 16 y el y yo éramos los dos niños alemanes que estaban buscando un par de aventuras.

-sabes podíamos habernos metido sin dispararle a Theo, sabes que esto tendra consecuencias?-

-Lo se, pero no me importa, sus guerritas de bandas se resuelven en sus estúpidas Fabelas, no en mi maldito club-

Dije de manera tajante, el sabía que tenía razón, los disparos, los golpes y eso habían Sido una advertencia. El silencio reino en el auto mientras Georg suspiraba profundamente. Estaba arto de la actitud de Theo, ese tipo era nuestro pequeño provedor, además de bebidas alcholicas, y un par de chicas preciosas, vendía algunas sustancias para quien pudiera pagarlas. Pero últimamente se sentía con el derecho de decidir sobre mi y acosar a mis chicas. Obviamente no iba a permitir eso. La gota que derramó el vaso fue comenzar una pelea afuera de mi bar por una maldita puta. Hizo un maldito alboroto y ahora tendría a un montón de policías afuera de mi bar, un disparo en la pierna era su perfecta advertencia

-solo digo Tom, fuiste demásiado lejos por la puta de Ria-

- Ría me dejó de importar hace mucho-

-No parece-

Honestamente me estaba fastidiado. Ría había Sido mi pareja un tiempo hasta que descubrí que su supuesta exclusividad conmigo la compartía con al menos otros 5 hombres, eso me pegó bastante pero cuando ella llegó un día pidiendo perdón y una oportunidad ya que no tenía dinero, solamente pude darle trabajo como bailarina. Tal vez eso era lo que ella disfrutaba de todas maneras. El camino continúo en silencio hasta llegar al hotel, estaba en la mejor zona de Copacabana, El Olympus, un hotel de 5 estrellas con uno de los mejores servicios de toda la ciudad. Era mi maldito bebé, baje del auto para ser recibido por otro de mis amigos Jackson, el me había ayudado en muchas cosas, era mi segundo par de ojos

-movimos la mercancía a las bodegas y pagamos un pequeño acuerdo, solo tienes que firmar y el desastre de Theo estará arreglando-

Dijo mientras le daba una sonrisa a Georg, el cuál le giro los ojos, Solia molestar a Georg ya que en lo profundo Georg seguía creyendo que podrían arrestarnos.

-Solo diles a los del bar que suban una botella de whisky a mi habitación-

Dije para dejar a ambos en la recepción, sabía que estarían hablando de lo sucedido en las Fabelas, de todas maneras solo quería llegar a mi habitación, esa habitación había Sido mía desde los 16, mis padres me habían exiliado de Berlín siendo apenas un niño. Ellos me temían, recuerdo las palabras de mi padre como si fueran puñales

"Eres un peligro, tanto como para nosotros como para tus hermanos"

Mis hermanos ni siquiera me tomaban como un peligro Elizabeth era una bebé y Bill...
Oh Billy, mi precioso gemelo, el fue mi pequeño experimento cuando éramos niños, el de una o otra manera se sentía atraído por mi, tal vez se resguardaba en el echo de que yo era el único que lo aceptaba. Debo admitir que jamás me gustaron los muchachos pero haría una excepción con el, cuando éramos niños tuve varios momentos con el los cuáles me marcaron, el era un experimento si, pero se me salio de las manos.

𝐻𝑦𝑏𝑟𝑖𝑠𝑡𝑜𝑝𝒉𝑖𝑙𝑖𝑎 •𝐓𝐨𝐥𝐥 𝐊𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora