Travesías de una Vaca en Fuga: Libertad en Tierras Desconocidas

Capítulo 2: Un Encuentro en la Taverna

El sol se ocultaba detrás de las colinas, tiñendo el cielo de tonos cálidos mientras la plaza del pueblo comenzaba a llenarse de vida con las luces de los farolillos. La taberna local emanaba un ambiente acogedor, donde el sonido de las risas y las conversaciones se mezclaba en el aire, creando una atmósfera amigable y familiar.

Ada se detuvo en el umbral de la taberna, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción mientras observaba el interior animado. Había tomado la decisión de no exagerar con su atuendo ni su apariencia. Quería que Albert la conociera tal como era, sin pretensiones ni artificios. Su cabello caía en suaves ondas sobre sus hombros y llevaba un vestido simple pero cómodo. Se encaminó hacia donde había visto a Albert sentado en una mesa apartada.

"Ada, supongo", dijo Albert con una sonrisa mientras se ponía de pie al verla.

Ella asintió con una sonrisa propia, sintiendo un alivio inmediato al ver que Albert parecía tan agradable y genuino como en la descripción de Elena. "Sí, y tú debes ser Albert. Es un placer finalmente conocerte."

Las conversaciones fluyeron con facilidad, como si fueran dos viejos amigos poniéndose al día. Compartieron anécdotas divertidas, hablaron de sus pasatiempos y reían de las ocurrencias del pueblo. A medida que avanzaba la velada, Ada comenzó a sentirse más cómoda y relajada en la compañía de Albert.

El camarero se acercó a su mesa, tomando sus órdenes y regresando poco después con dos tazas de chocolate caliente. Ada levantó una ceja, sorprendida por la elección.

"Chocolate caliente, ¿verdad?", comentó Albert con una sonrisa. "Me dijeron que es tu preferido."

Ada rió, asombrada de que Albert hubiera prestado atención a ese pequeño detalle. "Tienes razón, es mi debilidad. Gracias."

La charla continuó, y ambos compartieron sus sueños, sus pasiones y sus opiniones sobre diversos temas. Ada se dio cuenta de que había algo refrescante y sincero en la forma en que Albert veía el mundo. A medida que la noche avanzaba, se encontró disfrutando cada vez más de su compañía.

"Ada", comenzó Albert, su mirada encontrándose con la de ella, "no estoy buscando una relación apresurada ni un matrimonio inmediato. Pero siento una conexión genuina contigo, algo que no sucede todos los días. ¿Qué opinas de vivir juntos antes de tomar cualquier decisión importante? Así podremos conocernos mejor y ver si hay algo más entre nosotros."

Ada quedó momentáneamente sin palabras, sorprendida por la sugerencia de Albert, aunque desgraciadamente, esa fue la última sugerencia que hizo respecto a su relación. Sin embargo, después de un momento de reflexión, su corazón comenzó a latir con emoción. La idea de pasar más tiempo con Albert, de explorar una relación que no estaba apurada ni condicionada por las expectativas, era intrigante y tentadora.

"Albert, aprecio tu sinceridad y tu enfoque realista", respondió Ada con una sonrisa. "Estoy de acuerdo. Vivir juntos antes de tomar cualquier decisión importante suena como una oportunidad para conocernos verdaderamente, sin presiones ni expectativas injustas."

Albert sonrió, y en ese instante, parecieron sellar un acuerdo no oficial. No había compromiso de matrimonio inmediato ni promesas de amor eterno, pero había una comprensión mutua y un deseo de explorar lo que tenían juntos. La noche continuó con risas, charlas y la promesa de un nuevo capítulo en la vida de ambos.

A medida que salieron de la taberna y caminaron juntos por las calles tranquilas del pueblo, Ada tenía un presentimiento en su corazón. Sabía que este nuevo enfoque en su relación con Albert podría llevar a algo hermoso y significativo. Aunque no estaban aún enamorados, estaban dispuestos a descubrir lo que había entre ellos, paso a paso y con paciencia, antes de dar cualquier otro paso importante.