3. Estrellas Caídas

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Jungkook se levanto temprano, eran apenas las 6:00am cuando salió con una canasta hacia el depósito de atrás en busca de arándanos secos y otros ingredientes para hornear una torta. Estaba muy emocionado y dispuesto a darle la bienvenida a su vecino, podía asegurar que el joven de al lado era coreano y si bien, no le agradaban los recuerdos que le traía su país, quería hacerse cercano a él, quien al parecer tenía una pequeña bebé, se preguntó que habrá pasado con la madre de ella. Así que puso manos a la obra y empezó a cocinar.

Eran las 7:16am cuando ya tenía todo listo, planeaba ir a la casa de al lado e invitar al joven y su hija a desayunar. Así que tomó su abrigo y sus guantes, y salió.

Ji Min se despertó a las seis y media con un bulto que se movía sobre su rostro que le impedía respirar, entre risas agarró a su pequeña florecita quien ya estaba muy despierta y con ganas de jugar.

Sakura le regaló una bonita sonrisa mientras sus pequeñas manitos trataban de aplastarle los cachetes. Estos momentos tan preciosos eran los que le hacían vivir de verdad.

—Florecita es hora de levantarse, papá hará el desayuno, ¿qué quieres comer cielo?

—Dada mimi, quelo cakes y leshe.

—Con que pancakes y leche, está bien cariño, papá hará unos ricos pancakes para ti, pero tendremos que ir a la tienda de los Anderson a comprar leche porque no tenemos.

—¡Siii! ¡Quielo sali! Dada quelo jugal con la nieve.

Ji Min rio y quedó viendo el pucherito y los ojos de cachorrito que le ponía su florecita.

—Más tarde lo haremos bebé, primero el desayuno.

Ella asintió feliz.

Ji Min cargó a Sakura y fue al baño con ella para ambos lavarse los dientes, después cambió el pañal de su pequeña y la abrigó bien para salir.

Estando fuera a mitad de camino de la casa de su vecino se encontró con él, entonces decidió que era una buena idea saludarle, además de que él también parecía querer decirle algo.

—おはよう (Ohayō)
—좋은 아침이에요 (joh-eun achim-ieyo)

¿El problema? Que ambos decidieron darse los buenos días en sus idiomas natales. Ese fue el detonador de guerra para ambos.

A Jungkook se le deformó el rostro por la furia y Ji Min solo se le quedó viendo con sorpresa, él no tenía nada en contra de los coreanos, realmente lamentaba todo el dolor que su país le llevó a esa gente e incluso él se vio obligado a luchar contra ellos en campo de batalla. Por desgracia, las guerras son así, los inocentes pelean por intereses ajenos, por la avaricia y el egoísmo ajeno, y como simples civiles solo  les queda seguir órdenes. Sin duda, hay algunos que se aprovechan y disfrutan de infringir dolor, pero Ji Min, Ji Min no era uno de ellos. Noche tras noche rogaba perdón a los cielos y en el interior se repudiaba a sí mismo por tener las manos manchadas de sangre, pero en la guerra, era matar o morir, y él, al igual que los soldados enemigos, luchaban por sobrevivir porque tenían un hogar y una familia a las cuales les hicieron promesas de regresar.

Fueron segundos en los que la tensión causada por un simple "buenos días" podía cortarse con el mismísimo aire, fue entonces que el odio resguardado en lo recóndito del corazón de Jungkook salió a flote, porque frente a él veía a uno de los malditos que lo habían dejado sin nada, porque para él no importaba si era un civil o un soldado, todos los japoneses estaban cortados por la misma hacha, entonces hizo lo que mejor creyó: atacar, él lanzó la primera bala que declaraba una guerra.

𝘔𝘺 𝘚𝘵𝘢𝘳 1945 (𝘒𝘰𝘰𝘬𝘮𝘪𝘯) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora