dos

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Su cuello no le dolía ahora, tampoco estaba con ese color morado, pero la marca estaba sanando.

Durante toda la semana Jennie se comportó rara con ella, no la dejaba hacer nada y le cocinaba muy rico a ella.

La cuidaba con las indicaciones que le dió el doctor, pero aún se sentía débil.

Tampoco Jennie la encadenó o le gritó o le pegó como siempre, estaba distante pero atenta y aveces le hacía mimos en la cabeza cuando estaban en la misma cama, pero ya no dormían juntas.

Había notado que los viejos moretones en su cuerpo habían desaparecido y su cuerpo adquirió un poco más de masa, su piel tampoco estaba tan pálida como era normalmente.

Se veía bien.

Se veía bonita, pero no estaba segura si Jennie pensaba lo mismo.

Se levantó de la cama y se puso sus pantuflas de gatito que hace poco le había comprado Jennie. Se dirigió a la sala y puedo ver a Jennie en la cocina.

"¿N-nini?" Dijo detrás de la pared pero asomando un poco su cabeza.

Jennie se giró al sentir el olor y la pequeña voz de su amada.

"Hola, cariño" respondió.

Se secó las manos y se acercó un poco a la Gamma, no quería asustarla por la cercanía.

"¿Por qué no estás en la cama?" Preguntó suave.

La menor se tensó y bajó la cabeza.

Jennie lo dijo que se quedara en la cama para que pudiera descansar más y recuperar energías.

"L-lo s-siento" tartamudeo temerosa.

Vió la mano de Jennie acercarse, se encogió de hombros y cerró sus ojos, soltó sin querer feromonas de miedo haciendo que su olor se volviera un poco putrefacto.

Jennie entristeció al ver su reacción y sentir su olor, acarició con delicadeza los cabellos rubios de la menor, sonrió un poco al verla inclinarse un poco sobre su mano y ronronear un poco como si fuera un gatito.

"No te disculpes, cariño" respondió la Omega "No te volveré a hacer daño, lo prometo".

Ojalá que pudieras.

Pensó la Gamma.

Sorry (Jenlisa) OMEGAVERSE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora