-¿En serio tenemos que irnos por tres días?- pregunté irritante.
-¿Te parece mucho?- me contestó mi madre.
-Demasiado, y encima no puede venir Rebeca- me crucé de brazos.
-Intenté hacer algo para que viniera, pero no nos lo permitieron. Si también tuviera que venir su padre o fuéramos con otra agencia...
-No tienes tú la culpa, pero que más les daría si se lo podría pagar ella.
-No se trata de eso, Lily, sino de que este es un viaje en el que tenemos que de alguna u otra forma asistir a eventos como los que tenemos dentro o fuera del palacio. Esta vez tenemos que visitar a la realeza de otra aldea, que tampoco está tan lejos de aquí.
-Con otros reyes, ¿verdad?
-Exacto. No te preocupes, tienen dos hijos, podrás socializar.
-Como se hacerlo tan bien- miré para otro lado.
-En caso de que no hables con ellos, tienes a Harold, o bueno, también viene su prometida, Elizabeth, y también tienes a Charlotte que quizá te sirva más de compañía.
-Está bien.
No tuve más remedio que aceptar, esos viajes eran para hacer no se que para no se cuál cosa, en fin, eventos.
Nos quedaba una hora para tener que salir a coger nuestro avión privado- humildad ante todo, claro- y un rato antes de que hablara con mi madre, quise que Rebeca pasara un rato conmigo. La había dejado un momento sola en mi habitación para que no se tragara toda la conversación con mi madre, así que para no perder más tiempo fui rápidamente hasta mi habitación.
-Bueno qué, ¿fue dura la charla?- me preguntó cuando me vió entrar.
-Se puede considerar que no era una.
Me senté junto a ella en la cama, ella a su vez dejó su móvil a un lado.
-Escucha, ¿no me habías hablado sobre un tal Edgar Richarson? ¿Que te querían casar con él?
-Sí bueno... parecen estar pensando en ello.
-¿Hablaste con tu madre sobre donde ibas?
-Me dijo que íbamos a una aldea que estaba por aquí al lado, y que los reyes que visitábamos tenían dos hijos, y...
Con que posiblemente era una estrategia...
-¿Piensas lo mismo que yo, verdad?- me preguntó al verme paralizada.
-Puede que sí, y lo veo aún más lógico cuando me doy cuenta de que sé lo que planean hacer gracias a Harold y no a mis padres.
-Esta es tu oportunidad para conocer a tu príncipe azul, literalmente- bromeó.
La miré seria, en cuanto me vió dejó de reír.
-Pero, ¿y si a mí no me gusta?- le pregunté.
-No sé qué más puedes hacer.
Gritarle a una almohada.
-A ver, si encuentro a alguien antes de que cumpla yo años, quizá me libre de ese tal Edgar, pero lo veo muy mal.
-Quizá ya lo hayas encontrado.
-¿A qué o quién te refieres?
Un poco a la defensiva, ¿no crees?
No.
-¿Me tengo que referir a alguien?- esbozó una sonrisa malvada.
-Sí, quiero decir, no. Sino que me parece que me has lanzado una indirecta.
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Aunque no debamos
RomanceLiliana era hija de los Ambrose, reyes de una aldea. Después de un día largo se encuentra con la noticia de que la quieren casar con un príncipe llamado Edgar, y aunque no lo conociera, no le gustaba cuando la obligaban a hacer cosas que ella no que...