/Carol's POV/
Yo, Carol, madre de un hijo y esposa, alguien con una vida relativamente corriente, soy una persona que sufre de estrés post traumático ya que tuve un aborto espontáneo antes de concebir a mi hijo. Después de ello caí en una depresión muy grande de la cual mi marido Asher me ayudó a salir adoptando una niña, cuando la trajimos a casa era una bebé de pocos días por lo cual la criamos como si yo la hubiese parido. A medida que el tiempo fue pasando fuimos creando un vínculo muchísimo más fuerte que antes, siempre pasábamos tiempo de calidad juntos como una familia, disfrutábamos de cada momento que podíamos, éramos la familia más feliz del mundo.
Un día mi marido me llamó al salón
-Carol! He encontrado un campamento el cual le podría gustar a Jimena, ven a ver que te parece.
Fui a verlo y dije:
-Wow, tiene buena pinta y las instalaciones están en muy buen estado , deberíamos apuntarla.
Tras inscribir a nuestra hija Asher llamó a nuestro amigo Leonardo, preguntado a ver si quería apuntar a sus hijos también.
El campamento empezaba en 5 días y nuestra hija estaba muy emocionada por empezar ya que iban sus amigos también.
Cuando el día llegó fuimos en coche hasta el lugar, se encontraba en unas colinas alejadas de la ciudad en la que vivíamos. Fue una llegada agradable, nos recibieron con pastas y té, después de eso nos llevaron a una sala em la cual nos decían que debíamos permanecer ahí dentro durante la estancia de nuestros hijos para ver qué nos parecía el trato que recibían.
El primer día fue maravilloso, vimos como nuestros hijos realizaban actividades las cuales eran divertidas y les entretenían, nosotros charlábamos con los padres de los otros niños del campamento ya que si nos íbamos a quedar ahí unos días debíamos hablar con más gente.
Al segundo día todo fue exactamente igual que el anterior por lo que tampoco merece tanto la pena detallarlo, el tercer día llegó.
Nos repartieron notas para que apuntáramos nuestros mayores miedos, al principio me pareció algo raro pero luego nos aclararon que era para evitar mostrar ciertas cosas y no incomodar nuestra estancia, eso me alegró y estaba pensando en apuntar a nuestra hija en el campamento al año que viene. Puse mi miedo en el papel y lo metí en una especie de buzón de correos, el resto del día fue normal pero se generó un leve ambiente pesado.
Al siguiente día desperté en una sala en la cual había una larga mesa que atravesaba las paredes y un gran ventanal en el que se veía a mi hija jugando con otra niña del campamento, yo estaba sentada al lado de la madre de la niña y con una voz un poco temblorosa me dijo: "¿Qué crees que hacemos aquí?" Estaba a punto de responderle cuando la mesa empezó a moverse y unas figuras larguiruchas se llevaban a nuestras hijas. No me asusté ya que en el campamento se vestían así para darles algún susto a los niños.
En la mesa aparecieron dos platos con espaguetis, era bastante pronto en la mañana y no me habían dado desayuno entonces no tenía más opción que comerlo, el sabor era extraño, sabía a hierro con tomate.
Al estar tan hambrientas comimos todo el plato sin cuestionar nada de lo que apareciese, cuando terminamos la mesa volvió a moverse y esta vez aparecieron platos con carne, eran trozos con cortes desiguales, como si tuviesen la intención de darnos el máximo del trozo sin llegar a dañar algo. Juana, la madre de la amiga de mi hija, se preocupó mucho ya que el trozo que le había tocado a ella tenía un leve rastro de tatuaje temporal que tenía su hija. "Seguro que es una broma, no creo que les hayan hecho nada" "Eso espero"- Respondió con un tono feliz pero tristón al mismo tiempo.
Intenté animarla a que quitara ese trozo y que comiera, que no se preocupara porque nuestras hijas estarían a salvo con esos señores, al fin y al cabo llevábamos varios días viendo cómo les cuidaban.
Cuando terminamos de comer la mesa se giró otra vez, esta vez mostrando algo horroroso, eran las cabezas decapitadas de nuestras hijas, sus ojos estaban metidos hacia dentro de sus cuencas y su lengua estaba cortada en pequeños trocitos, grité del miedo. Mi hija, muerta, en ese momento mi mente me transportó a hace 15 años, cuando luchaba por poder tener un hijo con mi marido y todas las veces que tuve abortos espontáneos, las veces que me lamenté por no poder tener hijos o simplemente no ser lo suficiente "mujer" como para poder tener un simple hijo.
Mi familia se alejó de mí porque no merecía ser parte de su familia si nos les iba a dar nietos de su propia sangre que me podía olvidar de ellos.
Mi vida se desmoronaba ante mis ojos, lo primero que hice fue agarrar su cabeza intentando ver si era algo de mentira, una muñeca o un maniquí... Nada. Mi hija había sido decapitada, empecé a golpear el craneo contra la mesa para destruir los restos de Jimena ya que no asimilaba que había muerto. No quería aceptarlo, de la nada, una voz dijo desde unos megáfonos: "Si no queréis ser el siguiente alimento de la gente debéis comeros las cabezas" Me puse pálida. No quería morir pero tampoco quería comerme a mi hija, su cabeza no se había roto del todo por lo que decidí abrirla.
Un montón de fetos salieron del cráneo de Jimena y de la hija de la otra señora. Vomité y lloré por unos largos 5 minutos los cuales se hicieron eternos para mí, de repente los mismos señores que se llevaron a las niñas nos ataron a las sillas, estábamos inmóviles. Empezaron a darnos los pequeños fetos como si de sopa se tratara. Me negaba a comerme aquella asquerosidad, mientras lloraba me abrieron la boca, sujetando mi mandíbula casi sintiendo que me la iban a arrancar. Metieron el primero en mi boca, notaba como sus pequeños huesos sin formar se aplastaban entre mis dientes, no podía evitar pero seguir ya que el sabor era extrañamente bueno.
No sabía que habían hecho conmigo, realizar esta acción no sería algo que mi yo de hace 5 minutos se creería si se lo contases. Estaría negando absolutamente todo lo que estaba pasando. Los guardias continuaban dándome aquellos cuerpos sin vida, si es que se les pueden llamar así, mientras yo continuaba comiendo la señora de mi lado se negaba a comerlo, cuando giré la cabeza vi como su mandíbula crujía hasta que se la descolocaron y metieron toda la cabeza de su hija dentro de su boca.
Grité de terror por la pobre mujer, esperaba que me hicieran lo mismo a mi pero en cambio, no lo hicieron. Conmigo solo decidieron meter los fetos uno a uno en mi boca y ver mi expresión de miedo, asco y placer en mi cara.
Tras finalizar esto solo quedaba yo, la mesa volvió a girar, encontré el cuerpo de mi hija con un gran bulto en el estómago. ¿Qué podría ser? Tenía un afilado bisturí para abrirlo, me dispuse a abrir su vientre, mientras lo abría salía un río de sangre de ahí. La curiosidad me podía por lo que perforé su abdomen más fuerte hasta que pude ver lo que se encontraba dentro, era espantoso.
Eran millones y millones de fetos y óvulos mezclados en una masa de textura blanda y asquerosa. Los altos hombres aparecieron de nuevo y me dieron una pastilla, dije que no quería comerla pero simplemente señalaron a la señora, entendí al instante que si no la comía acabaría con la misma suerte que ella.Me tomé la pastilla esperando que me hiciera efecto pero me desmayé, cuando volví a despertar estaba sentada en otra sala completamente diferente pero con el mismo cuerpo enfrente mio, abierto y con aquella sustancia saliéndole se sus interiores. Tenía varias cucharas para poder comerlo, esta vez mi cerebro no actuaba igual que antes, lo veía como algo apetecible por lo que empecé a comerlo sin ni tan siquiera pensarlo dos veces. Sabía ligeramente azucarado por lo que se volvió una tarea fácil, continué comiendo hasta que ya no pude más, lo guardias reían cada vez que me veían dar un bocado a esta masa de fetos. Tras acabar me volvieron a drogar, esta vez volví a ver todo como lo veía antes y entré en pánico, "No puede ser... ¿Acabo de comer eso realmente?" Me dije entre lagrimas, me sentía sucia, asquerosa y repugnante. Empecé a vomitar de nuevo pero los guardias lo recogieron y me hicieron volver a comer mi vómito. Acabé en el suelo, traumatizada después de todo lo que había vivido. Me llevaron de vuelta con el resto de padres y ahí me encontré con mi marido, él estaba igual que yo, tenía una mirada de agonía.
Cuando nos juntaron a comer me negué a sentarme de nuevo por lo que me fui a una zona alejada, desde allí se podía ver como ejecutaban a padres los cuales no tenían remordimiento alguno por lo que les castigaron matándolos de la misma forma que a sus hijos. Minutos más tarde me dormí hasta que escuché un grito, era de Leonardo, vi a su mujer vomitando sus órganos mientras el resto de padres también vomitaban pero no tanto como ella, intenté ir a ayudarles pero ya era demasiado tarde. Leonardo, consumido por la desesperación se pegó contra un gran ventanal y cayó de aquel gran edificio, en ese momento mi marido y yo nos prometimos que por más desesperados que estemos que jamás nos suicidaríamos.
Que poco sabíamos en ese momento, deberíamos haber hecho como Leo...
Continuará o(≧口≦)o
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Heaven's Child
Mystery / ThrillerEste es una historia de "horror" la cual actualizaré de vez en cuando.