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⠀Era un día normal para Im Nayeon, tenía 20 años de edad cuando abandonó su residencia para ir a su lugar de estudio, estaba emocionada, ya que tenía planes para la tarde con su mejor amiga

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Era un día normal para Im Nayeon, tenía 20 años de edad cuando abandonó su residencia para ir a su lugar de estudio, estaba emocionada, ya que tenía planes para la tarde con su mejor amiga. Momo y ella solían hacer pijamadas todas las semanas, hasta que cada una se encontró demasiado ocupada con sus tareas que fueron posponiéndolas, llevaban dos semanas sin hacer pijamadas y viéndose por un tiempo corto cada día. Finalmente podrían retomar su rutina.

Su horario en la universidad transcurrió normal, no había nada fuera de lo común, por lo que Nayeon pensó que aquel día estaba para ser uno memorable; su mañana había sido neutral, común. Pero su tarde estaba asegurada de ser una de las mejores de su vida.

Nayeon y Momo se conocían desde los 10 años, cuando Momo llegó desde Japón a su barrio, luego enterándose de que eran compañeras de escuela. Se volvieron inseparables, a cada lugar que una iba, la otra la seguía. Se amaban como si fuesen hermanas, se contaban todo y podían estar juntas todos los días sin aburrirse.

Eso seguía siendo así, ambas se tenían un amor inigualable, a las dos les gustaba decir que eran el «alma gemela» de la otra y si pasaban demasiado tiempo sin verse, se sentían vacías; al menos eso podía ser enmendado rápidamente, ya que con un mensaje, la otra ya se encontraba en donde sea que haya sido requerida.

Hasta que ya no fue más así.

Nayeon se encontraba en el centro comercial, disfrutando de un helado mientras tomaba una pausa antes de seguir comprando un par de cosas para la gran noche que tendría con su mejor amiga. En su mochila iba una Barbie en su respectiva caja, más específicamente, la Barbie bailarina. Había estado viendo que muchas personas solían regalar muñecas con la profesión de alguien que apreciaran, por lo que creyó que sería un detalle lindo para su mejor amiga, quien además, era una gran fanática de Barbie.

De pronto, hubieron gritos y un hombre con un arma se acercó peligrosamente. Balas comenzaron a correr y la sangre salpicó por el suelo del centro comercial. Ella fue una de las tres víctimas que aquel hombre arrebató la vida.

Sus últimos minutos fueron ella misma tratando de detener el sangrado, aún sabiendo que sería imposible ya que tenía dos agujeros balísticos. Sus ojos derramaron lágrimas al pensar en su familia, en su mejor amiga y en la promesa incumplida que dejó. Habían arrebatado su juventud, su vida, su futuro. Todo por lo que había trabajado, todo se había acabado.

Lo último que supo, es que despertó nuevamente, a un lado de su propio cuerpo, sin ser capaz de comunicarse con las personas de su alrededor.

Lo último que supo, es que despertó nuevamente, a un lado de su propio cuerpo, sin ser capaz de comunicarse con las personas de su alrededor

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psicofonías; 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora