Capítulo 1

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-Oh vamos, ¿justo hoy debía pasar esto? - murmuré mientras miraba nerviosa la hora en la pantalla bloqueada de mi celular.

Primer día en la universidad y ya iba tarde. Y no porque haya salido tarde - milagrosamente no era esa la razón - sino, porque el transporte público estaba muy atrasado.

- Disculpe, ¿sabe a qué hora pasa el siguiente bus de la línea F? - pregunté amablemente a un señor de mediana edad que vestía un chaleco morado con el logo de la empresa del transporte público.

- Debería haber llegado hace 15 minutos, qué raro - respondió después de examinar una lista que tenía entre manos.

- oh - me limité a responder.

El señor hizo una llamada mientras yo seguía en un trance - Al parecer a la unidad que venía se le pinchó un neumático pero,  ya está viniendo la siguiente - lo miré - corre a hacer la cola, no se te vaya a pasar - Me dijo con un tono alentador.

Quizás aún podía llegar a tiempo a mi primer día de clases - pensé.

*

*

*

El bus llegó repleto de personas, no había espacio en el suelo para que un solo pie más entre allí. Sin embargo, los 8 pasajeros anteriores a mí y yo encontramos la manera de, entre empujones y algunas malas caras de las personas que ya estaban allí, acomodarnos dentro.

A quién se le ocurre comenzar clases en este calor infernal - dije entre dientes irritada por ya estar transpirando y sentir 5 cuerpos alrededor mío que también transpiraban.

Qué gran día - ironicé en mi mente.

Intenté llegar al bolsillo más pequeño de mi mochila y sacar los audífonos, la música hacía todo más ameno y definitivamente estaba necesitando volver mi viaje más ameno. Sin embargo, el carro frenó bruscamente e hizo que casi me cayese si no fuera por la cantidad de gente amontonada. Me reincorporé rápidamente mientras escuchaba como varios señores maldecían al conductor en voz baja.

Aún estando acalorada, parada y media aplastada, el viaje de 20 minutos se me hizo bastante corto. Me distraje mirando las avenidas y cómo las personas iban corriendo a sus trabajos, escuelas o autobuses.
Había sido un gran tiempo sin salir de mi casa y todo me parecía tan nuevo y distinto. Supongo que el tiempo estudiando había dejado consecuencias, de todas formas no me arrepentía de lo arduo que me preparé para ingresar a la universidad.

Levanté la mirada de la ventana, por la que había estado viendo la ciudad, para ver el letrero led arriba de la puerta que indicaba en qué estación ibamos. "Central" pude leer en las letras rojas del letrero, intenté acercarme a la puerta amablemente pidiendo permiso a persona que estuviera en el camino pero, como es de imaginarse, nadie se inmutó; por lo que, me tocó avanzar a empujones.

Instantes después de llegar a la puerta, agitada por los empujones, el bus paró en una estación muy parecida a en la que estaba cuando lo tomé pero, esta estaba en el subterráneo de un gran museo y era diez veces más grande.
Llegó a mi mente un pensamiento intrusivo: ¿cómo hicieron para que cuando pasaran los autobuses por debajo del museo no haya ruido y que el suelo no se mueva? Y si suena, ¿por qué diablos la gente sigue yendo a ese museo?

Al tocar el suelo de la estación supe que mi segunda pregunta era la más apropiada, ¿cómo diablos las personas podían seguir visitando un museo tan ruidoso? Habían grandes ventiladores empotrados en las paredes pre-fabricadas de la estación que hacían un sonido terriblemente irritante cada vez que se movían, una luz bastante débil que hacía ver todo en tonos grisáceos y, por si no fuera ya suficiente, gente gritando de una puerta a otra.

Last KissDonde viven las historias. Descúbrelo ahora