Capítulo 1: Introduccion

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"Contemos una vieja historia de nuevo, y veremos qué tan bien la conoces"

El sol se elevó sobre la tierra, iluminando los árboles y los campos, así como un castillo alto y magnífico, y un espeso bosque arbolado.

"Había una vez dos reinos que eran los peores vecinos. Tan grande era la discordia entre ellos que se decía que solo un gran héroe o un terrible villano podría unirlos"

Los molinos de viento giraban con la brisa, y se podían ver caballos y casitas en los campos abiertos.

"En un reino, vivía gente como tú y yo, con un rey vanidoso y codicioso para gobernar sobre ellos. Estaba siempre descontento y envidioso de la riqueza y belleza de sus vecinos. Porque en el otro reino, el paramo, vivían todas las criaturas extrañas y maravillosas"

Varias montañas altas se podían ver desde millas de distancia. Estaban cubiertos de árboles y vegetación y rodeaban el espeso y hermoso bosque donde las criaturas con vientos volaban en el cielo.

"Y no necesitaban rey ni reina, sino que confiaban el uno en el otro"

En lo alto de una de las montañas, un árbol gigante y retorcido crecía en el borde mismo de un acantilado.

"En un gran árbol en un gran acantilado en el paramo vive un espíritu así"

En las ramas de un árbol, se sentó un gran nido. Y en el nido, un joven se echó de espaldas, sonriendo felizmente.

"Puedes tomarlo por un niño, pero no era un niño cualquiera. Era un hada"

El joven tenía dos cuernos que crecían en la parte superior de su cabeza, orejas y dientes puntiagudos, y dos grandes alas. Tenía llamativos ojos verdes y pómulos afilados. La magia verde se arremolinó alrededor de las puntas de sus dedos mientras hacía que dos pequeñas figuras bailaran entre sí.

Una ráfaga de viento sopló a través de los árboles, y el niño escuchó un chasquido, lo que lo hizo jadear de sorpresa y detener su magia. Trepó a lo largo de su árbol y encontró la rama que se había roto, él ahuecó sus manos alrededor de la rama y cerró los ojos. Surgió la magia verde de sus manos y lo usó para arreglar la rama.

El niño abrió los ojos y sonrió ante su trabajo. "Ahí tienes".

"Y su nombre... era Maleficent".

Maleficent saltó de su árbol y extendió sus alas. Voló por el cielo, sobre el paramo y por último varias otras hadas que iban sobre su día.

"¡Buenos días, Sr. Chanterelle! ¡Me encanta su gorra!" Saludó amablemente.

Un hada que caminaba por la hierba lo miró con una sonrisa y se levantó la gorra en respuesta.

Maleficent pasó volando junto a algunas criaturas con narices largas y flexibles que estaban de pie alrededor de una roca en un arroyo. Lo vieron venir y recogieron un poco de barro.

"No, no, no lo hagas". Advirtió Maleficent.

Las criaturas no escucharon. Le tiraron el barro, y Maleficent se agachó para evitar ser golpeado.

"¡Ja! ¡No me atinaste!"

Maleficent voló sobre varias otras hadas mientras realizaban su trabajo, felicitando a casi todos los que pasaban. Luego hizo una gran vuelta en el cielo y gritó de alegría antes de continuar su vuelo.

MALEFICENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora