MALEFICENT

Capítulo 11: El beso del amor verdadero

Maléficent y Diaval se dirigieron al castillo. Tenían que rescatar a (T/n), y todavía tenían la esperanza de que tal vez Phillip pudiera liberar a Aurora de su maldición.

Diaval agarró al aún inconsciente Phillip de su caballo y lo arrastró mientras flotaba en el aire.

Maléficent y Diaval miraron hacia la puerta del castillo y hacia las murallas, y notaron que no había guardias apostados afuera.

"Sacaron a los guardias. Él te está esperando allí. Si entramos, nunca saldremos con vida". Advirtió Diaval.

"No vengas. No es tu pelea". Maléficent le dijo.

Caminó hacia adelante, Phillip lo siguió, dejando a Diaval parado allí, estupefacto.

"Huh. Muchas gracias. 'Te necesito, Diaval... No puedo hacer esto sin ti, Diaval". Murmuró para sí mismo, mientras seguía a Maléficent.

"Puedo oírte." Dijo Maléficent.

....

Dos guardias conducen a las tres hadas a la habitación de Aurora. Volvieron a su tamaño normal y flotaron lentamente hacia una lujosa cama donde yacía Aurora, durmiendo profundamente.

Stefan estaba a su lado, mirando a su hija. "Mírenla. Miren lo que han hecho". Siseó a las hadas.

"...Ella sólo está durmiendo..." le dijo Knotgrass tímidamente.

Stefan la miró. "¿Ella sólo está durmiendo, dices?" Rodeó la cama y se acercó a ellos. "Ella sólo está durmiendo. ¡Solo está durmiendo para siempre!" Él gritó.

Las tres hadas gimieron con un ligero miedo.

"Oh, ¿qué pasa con el beso?" ofreció Thistlewit.

Knotgrass se animó. "¡Sí! ¡El beso del amor verdadero!"

"El verdadero amor no existe." susurró Stefan.

"Pero es su única oportunidad, Su Majestad." Flittle le recordó.

En respuesta a esto, la hizo a un lado y salió furioso de la habitación, seguido por los guardias.

....

(T/n) había estado sentada en su celda durante lo que parecieron años. Aunque sabía que sólo habían pasado unas pocas horas al seguir el sol a través de la pequeña ventana en lo alto de la pared.

Había pasado una buena cantidad de tiempo caminando de un lado a otro por el suelo de adoquines de la celda, y había varias huellas en el suelo polvoriento para demostrarlo. Había estado tratando de encontrar una salida, pero a juzgar por los gruesos barrotes y los resistentes muros de piedra, no iría a ninguna parte pronto.

Así que simplemente se sentó en la pequeña e incómoda cama que estaba apoyada contra la pared izquierda de la celda, esperando que alguien le dijera lo que le iba a pasar.

Durante este tiempo, (T/n) tuvo mucho tiempo para pensar. Pensó en Aurora y se preguntó si la maldición había tenido éxito ahora que estaba de regreso en el castillo, o si se había evitado que sucediera.

También pensó en Maléficent y muchas preguntas pasaron por su cabeza. ¿Sabía lo que le pasó a ella? ¿Venía a buscarla?... ¿Le importaba siquiera?

(T/n) se sintió un poco culpable por pensar eso último, pero después de su última conversación no pudo evitarlo. ¿Realmente no la amaba como decía que la amaba? ¿Había desperdiciado años de su vida estando con alguien que nunca se preocupó por ella?

Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando la puerta de su celda se abrió de golpe. (T/n) saltó ligeramente mientras veía a Stefan irrumpir en la habitación, luciendo furioso.