✦ OO1︰Capítulo uno

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Tan pronto como el reloj indicó que la primera hora de la reunión había terminado, Valentín se deslizó de su silla y salió silenciosamente de la habitación. Los demás chicos y miembros del cuerpo técnico se quedaron atrás, pero nadie comentó sobre su partida; nunca lo hicieron Mascherano ni siquiera parpadeó ante la salida tan repentina del colorado. Era un hecho aceptado que Valentín se iba varias veces en cada reunión, y eso era todo.

Eso es lo que pensaba Barco, al menos.

Entró al baño al final del pasillo y dio un pequeño suspiro mientras desabrochaba el broche de sus pantalones. Todavía era un poco vergonzoso, para ser honesto. Valentín no estaba muy seguro de por qué siempre tenía que usar el baño mucho más que los demás. Tal vez tenía una vejiga más pequeña. Tal vez había algún secreto que él no sabía y que todos los demás tenían para permitir que una persona pasara largos períodos de tiempo sin tener que detenerse a mear.

Finalmente se bajo la ropa interior y se posiciono frente al urinario, suspirando aliviado mientras liberaba la presión sobre su vejiga.

En cualquier caso, se había convertido en una obsesión suya. Necesitaba sus descansos para ir al baño. Y si alguna vez se encontraba en una posición en la que no sabía dónde o cuándo podría hacerlo, comenzaba a sentir frío y pánico. Agustín no podía entenderlo, y Luka —su hermano— tampoco, pero aun así siempre se aseguraron de que la necesidad del pelirrojo fuera provista. Si estaba en su casa o en la casa de Giay y no pensaba mucho en ello, Barco descubrió que podía pasar unas horas sin usar el baño. Pero cuando se convirtió en su principal enfoque, el jugador xeneize descubrió que tenía que descansar una vez cada hora.

Reuniones, cine, viajes por la ruta... una vez cada hora.

Se subió la cremallera de los pantalones cuando terminó y caminó hacia los lavabos para lavarse las manos. Solía ​​ser un gran problema por la noche. Cuando era niño, mojaba constantemente la cama. Incluso una vez le había pasado no tan de niño, durante la Sub-15, las primeras veces que había sido convocado y donde había conocido a Agustín. Afortunadamente, el mayor nunca le dijo nada y, de momento, Valentín lo tenia bajo control. Mayormente.

Las mejillas palidas del pecoso se calentaron. Hubo algunos casos en los que se despertó húmedo y con frío, y se deslizó por la casa, con el corazón desbocado, para tratar de colar sus sábanas y ropa en la lavadora antes de que su hermano pudiera darse cuenta de lo sucedido. Incluso había sucedido una vez mientras pasaba la noche en casa de Agustín. Esa había sido una experiencia absolutamente aterradora. Estaban a punto de empezar a convivir juntos y lo último que Valentín quería era que su potencial novio viera que todavía se orinaba por las noches como un niño. Sin embargo, Giay tenia el sueño pesado, y Valentín se las arregló para limpiar y volver a colocar todo antes de despertarse.

Todavía tenía que mojar la cama cuando tanto él como Agustín dormían en ella.

No quería considerar que había siquiera una posibilidad de que eso sucediera.

Con las manos limpias y secas, el pelirrojo salió del baño para regresar a la sala de reuniones hasta que terminó la siguiente hora.


*~*~*



Barco apretó los puños con fuerza contra sus muslos. ¿Qué mierda estaba haciendo Mascherano? ¿Estaba a propósito haciendo esta reunión más larga de lo que tenía que ser? Pasaron dieciséis minutos de la hora en que se suponía que terminaría. Dieciséis minutos después de la hora de ir al baño. Se retorció y el pánico comenzó a apoderarse de él. ¿Cuánto tiempo más? ¿Cuánto tiempo más? Mierda, mierda, mierda. Tenía que irse, maldita sea. Sin embargo, no podía simplemente irse ahora. Lo que decía el director técnico era demasiado importante como para perdérselo, y ¿cuál sería el sentido de irse unos minutos antes de que se levantara la sesión? Diecisiete minutos...

"Eso es todo", concluyó Mascherano, revolviendo sus papeles para deslizarlos en su elegante maletín negro. "Tienen un rato libre, a la tarde nos juntamos en plata baja para ir al entrenamiento"

¡Sí! Valentín saltó de su silla y pensó que escuchó al ojiclaro sentado a su lado tratando de decirle algo, pero estaba demasiado concentrado en llegar al baño. Caminó lo más rápido que pudo sin echar a correr, pasando rozando los diversos grupos en los que las naciones casi siempre se dividían después de las reuniones.

El baño a unas pocas puertas por el pasillo era un regalo del cielo, reflexionó el pecoso mientras salía después de usarlo. Cada vez que hacian reuniones en Boca Predio, siempre había que dar mil giros y vueltas confusos para encontrarlo. Valentín se había perdido una vez y estaba al borde de las lágrimas cuando Exequiel lo encontró y lo guió en la dirección correcta.

Valentín se inclinó para tomar un trago de una fuente de agua cercana y admitió en silencio que no muchos hombres serían tan pacientes y tan dispuestos a tratar de entender el problema del baño como lo era su novio. Había tenido bastante suerte en ese sentido, al menos.

Estaba a punto de doblar la esquina para tratar de encontrar al otro lateral cuando escuchó que se usaba su nombre en una conversación.

"...Es increible como el colo siempre se las ingenia con eso del baño para salir de las reuniones abirridas. Corte, dale chabón, ¿a cada rato te van a dar ganas de mear? Pfff" Federico empujó otro enorme bocado de hamburguesa en su boca mientras hablaba.

Su tocayó del club de Argentinos Juniors lo abofeteó. "¡No seas maleducado! Y no hables con la boca llena".

Valentín miró con incredulidad desde la vuelta de la esquina. Ellos... ¿realmente se dieron cuenta y estaban hablando sobre eso? Bueno, supuso que era demasiado esperar que nadie se diera cuenta, pero no creía que en realidad lo discutieran. Mierda.

"¿Acaso importa?" Máximo preguntó dócilmente "Quiero decir, es probablemente un problema que tiene"

𝐃𝐄𝐒𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍 - ❪ gialen ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora