˗ˏˋ Deshonor ˎˊ˗ [1/?]

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Multimedia: Keisuke Itagaki.
Tipo: Drama.
Advertencia: Ninguna.
Clasificación: G (General).
Cronología: Grappler Baki, basado en los capítulos 221 al 225.
N° de palabras: 3440 (one-shot).
Publicación: O6/O8/2O23.

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Deshonor:
Indigesto

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—¡Una cruel jugada del Destino! Hermanos, que llevan la misma sangre, haciendo lo impensable: ¡Una disputa familiar con reglas sangrientas como éstas!

Las tripas de Kiyosumi Katō se le revelaron en una sacudida feroz. Creyó aguantarlo al ver a ambos peleadores entrar en escena, Kureha y Kōshō, los hermanos Shinogi. Mas un ardor repentino, nacido en la boca del estómago, le subió hasta la garganta y estalló en gruñidos:

—¿De qué diablos habla? ¿"Cruel jugada del Destino"? —El sólo repetirlo le asqueó—. Bastardo enfermo. ¡¡Y Tokugawa también!!

Su descargo tuvo un oyente y, sin pretenderlo, llamó la atención.

—Katō-san —musitó Baki, ganándose su mirada—. ¿Tienes hermanos?

Al instante abandonó cualquier signo de furia, con una ceja arqueada y su típica mueca al viejo estilo banchō apuró una respuesta sin pensar.

—¿Qué? Somos tres hermanos. Yo soy el del medio.

Aquello pareció suficiente para su acompañante. Sin girar hacia él, sin cambiar de gesto en absoluto, siguió observando a los Shinogi con aire ausente.

—Ah... —Tras una breve pausa, confesó—: En cierto modo... les tengo envidia a esos dos.

Por más que haya entendido en parte las palabras del chico, no respondió. No debía hacerlo. Baki no hizo otra cosa que meditar en voz alta. Notó que ambos se hallaban en páginas distintas, y resolvió que así se quedaría.

Se hinchó el pecho y largó un exhale profundo, apretó los párpados y se rascó la nuca. Incómodo. Pero su ego no le permitía alejarse del sitio en el que se había anclado junto al castaño. Si estuviese solo, tal vez, y ese no era el caso. Reunió fuerzas y devolvió la vista hacia el centro de la Arena, donde la acción comenzó.

"Somos tres hermanos. Yo soy el del medio", repitió en su cabeza como una grabación rebobinada. En verdad lo dijo, salió de su propia boca, y ahora quería lavársela con lavandina.

No tenía derecho a hablar de ellos.

Sin embargo, allí estaba, pensando en que alguna vez tuvo una familia. Una real. Y no lo que se suponía que llamara familia, la Yakuza, a la que debía lealtad y compromiso, de la que no podía esperar mucho más que algo de complicidad y buenas caras a cambio. Tipos que, hasta la fecha, nunca hicieron nada por él.

Si bien el sacudón inicial se disipó, las palabras del doctor Kureha lo arrancaron de su propio interior y lo mantuvieron despierto. Ahora una acidez abrasaba sus entrañas, pero no fue capaz de ponerlo en palabras siquiera para sí mismo.

Esto no es casualidad ni nada. Yo convencí a Tokugawa de que lo hiciera.

—¿Ah?

No daba crédito a lo que oía.

Entretanto, la declaración sobre la incapacidad de Kōshō para avanzar en el Torneo le permitió forzar una distracción. Acudió a Baki, que por suerte o desgracia observaba la pelea con una perplejidad similar, en busca de una segunda voz externa a la suya.

—Baki... Lo que Kureha acaba de decir... ¿Qué opinas?

—La verdad... —su respuesta se hizo esperar, mas sabía que no lo defraudaría—. El Shinogi Kōshō con el que peleé la estaría pasando difícil ahora. —No necesitaba más. A punto de encerrarse en la expectación, Baki metió el dedo en la llaga. De ambos—. Me pregunto si esto se trata de un hermano mayor, o padre, negándose a aceptar que su hermano o hijo está creciendo...

バキ; one-shots .·༉‧₊˚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora