Vamos a ponerlo claro, para evitar confusiones y malos entendidos, para no hacernos bolas y ahogarnos en un vaso de agua, para no echarnos culpas el uno al otro por si esto no arranca. Eres una morra guapa, seguro tienes un chingo de cabrones mandándote mensajes y tirándote el pedo, y si no funciona conmigo, será con el siguiente en la fila de espera. Y yo, pues digamos que no soy ni feo, ni apuesto, que tengo un poco de panza y estoy como a la mitad del asunto, pero con trabajito y un poco de esfuerzo, te apuesto a que consigo otra buena muchacha para pasar los domingos a la tarde acurrucaditos. Aunque no se trata de eso, porque preferiría intentarlo contigo, y si no funciona, lo hacemos funcionar, porque yo ya no quiero estar haciendo historias en diferentes labios, mejor escribo un libro completo en los tuyos, y así nos vamos, pretendiendo que no pretendemos la gran cosa. Yo sé que weyes no te faltan, que tu celular se la pasa sonando, pero permiteme ser quien conozca cómo te gusta el café, tu color favorito y lo que querías ser de niña, porque siempre habrá un chingo de vatos que te tengan ganas, pero un tipo que quiera escuchar las historias de las cicatrices en tus rodillas, de la primera vez que se te quemó el arroz o de cuando reíste hasta que te dolió la panza, no tanto, por eso concédeme ser eso.