•Sabor a Fresa•

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Al día siguiente….

Rin recibía a todas las personas que ingresaban al edifico con una sonrisa agradable deseándole un buen día de trabajo. Jamás estaba de mal humor aunque hubiese tenido una mala noche, no solía mezclar sus cosas personales con su trabajo, pero cuando notó llegar el Audi blanco de vidrios polarizados su corazón empezó a dar un ligero saltito como si recibiera un choque eléctrico. Algo extraño, ya que las otras veces no sintió lo mismo.

Era el automóvil de Sesshomaru Taishō, siempre pasaba con velocidad moderada para frenar y marcar su tarjeta de ingreso para el parqueadero exclusivo del lugar. Desde su escritorio y debido a las grandes puertas de vidrio, Rin podía ver todo el panorama de la calle principal.

—Eso es…, utiliza gafas oscuras para cubrir tus preciosos ojos, Sessh— murmuró como tonta al verlo caminar hacia las puertas del edificio.

—¿Acaso te escuché decir que mi jefe tiene ojos bonitos? — Sarah apareció de repente colocando dos hojas en el escritorio de Rin. ¿En qué momento había llegado? —.¿y bien…..? — la mujer hizo bailar sus dedos encima del escritorio esperando por una respuesta. Además le preguntaba con tono de celos que se le notaba al instante.

—Dije preciosos, no bonitos…. sé que son sinónimos pero el adjetivo  calificativo "precioso" se escucha mejor.— Rin le respondió sin ningún tipo de temor dejando a Sarah un poco molesta —.¿Qué no los viste? ¡Es tú jefe! y se gasta unos ojazos. 

La mujer dejó salir un suspiro suave viendo llegar a Sesshomaru mirando su reloj para luego quitarse sus gafas oscuras.—¿Te he dicho que tiene un carácter horrible, pero es guapo, muy educado y elegante?....¡Oh jefe, MI jefe!— Sarah realzó la palabra MI como si estuviera marcando territorio.

"¡Ay! Sarah…si supieras que tenía el rostro de tu jefe entre mis piernas. Si no fuera por ese preservativo que se rompió…¡Maldito condón!" Pensó Rin acordándose de los sucesos de la noche anterior, provocándole un leve enojo. La recepcionista sin poder evitarlo, golpeó su propio escritorio con una fuerte palmada.

—¿Qué ..te enojaste conmigo?,... No es mi culpa que me haya preferido como secretaria a mí y no a tí el día de la entrevista — le recordó la flamante secretaria personal del Taishō.

—No, lo que pasa es que había un mosquito, y como puedes ver…. lo maté —Rin agarró las dos hojas y colocó su firma. Sarah le pasaba un listado del menú para la semana siguiente de los empleados.

El guardia de seguridad le abrió la puerta y Sesshomaru ingresó saludándolo. Dio cuatro pasos adelante y se encontró con las dos mujeres. La recepcionista estaba leyendo las hojas mientras que su secretaria le sonreía a más no poder.

—¡Buenos días señor Taishō!— La mujer alucinó al verlo sin traje y corbata, Sesshomaru se había presentado a trabajar con ropa casual.

—Hola Sarah— el Taishō le saludó más relajado, más suelto casi demostrando más confianza. Sin verla ni mucho menos hacer conexión visual pasó de largo por el escritorio de Rin devolviéndole un saludo seco de "Buenos días".

Al verlo entrar, Rin pensó que le preguntaría como llegó a su departamento, o como estaba pero el comportamiento súper serio y casi distante la traía confundida. Sesshomaru era todo un misterio hasta parecía bipolar. Estaba claro que no podía sentir más cosas de las que ya estaba naciendo en su corazón.

A pesar de que la recepcionista llevaba trabajando un par de años, su relación no pasó más allá del saludo y de los regaños junto a las llamadas de atenciones que Rin recibía por parte de Sesshomaru al atender a los ejecutivos extranjeros con su inglés de cabeza.
En los iris café claritos como dos avellanas brillantes se reflejaron las espaldas de Sesshomaru y su secretaria cuando ambos ingresaron al ascensor.

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