Pedro y tu estaban en una relación poco estable. Pues digamos que tu estabas insegura sobre si lo que hacías estaba bien o no. Se acaban separando, y no quedaron en buenos términos.
4 años después se vuelven a encontrar, pero esta vez con un hijo de...
A primera hora de la mañana dejaste a Riley en casa de Hannah y Connie, o como el las llamaba, sus tias. Waffle también se tuvo que quedar con ellas, pues no sabías cuanto tardaría tu reunión con Pedro. Al entrar al piso y ver que habían dibujos de Riley cuando era pequeño enganchados en la nevera te hizo recordar muy buenos momentos. Te sentías orgullosa de que Riley hubiera pasado sus primeros años de vida rodeado de mujeres. Pues le enseñaron a ser amable, educado, responsable y sobre todo a nunca hacer daño ni menospreciar a alguien.
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Connie y Hannah te habían dicho que habías tomado una buena decisión. Que hablar con Pedro era lo mejor, para ti y para Riley.
- Yo creo que has hecho bien _____, será bueno para ti poder sanar esa herida, y creo que será bueno para Riley que conozca y sepa quien es su papá. Se que eres lo suficientemente inteligente para saber manejar de manera correcta esta situación.- dijo Connie sonriendo.
Se encontraban sentadas en el salón de la casa de tus dos mejores amigas.
- Si, supongo...- dijiste
- Yo creo lo mismo que Connie _____. A parte...- dijo Hannah con una sonrisa pícara.- no me digas que no te dan ganas de tirártelo, es uno de los hombres más deseados ahora, para tener 48 años no está nada mal.- dijo riendo en voz bajita para que Riley, quien estaba jugando y hablando con Waffle, no la escuchara.
- Hannah!- gritaron riendo Connie y tu al mismo tiempo.
- Que? Alguien tiene que darle un punto de humor a toda esta situación- dijo sonriendo.
- Bueno chicas, debo irme o se ma hará tarde.- dijiste levantándote.
- Te irá genial ____ tu respira, tranquila.- dijo Connie
- Se que lo petarás.- dijo Hannah sonriendo.
Después de despedirte de tus amigas saliste del edificio, caminaste dos manzanas para dirigirte a la misma cafeteria de ayer. Entraste y lo buscaste con la mirada, hasta encontrarlo, acto seguido te sentaste justo delante de el.
