A él yo lo conocí en el cumpleaños del amigo -quien luego seria el novio- de mi mejor amigo, recuerdo muy bien el sentimiento que me dio la primera vez que lo vi. Mi primera visión de él fue que era un chico muy hermoso, pero con un aura oscura, demasiado para mi gusto, aunque finalmente eso sería lo que me atraería a él. Cómo si fuéramos un ángel y un demonio de alguna historia de romance fantasioso.
Mi historia junto a San realmente empezó un tiempo después, quizás unos 6 o 7 meses más tarde, cuando paseando por la plaza central lo encontré haciendo una pintura y me acerqué a verla, y de paso, a hablarle. Cuando llegué a su lado lo saludé amablemente pero el no respondió entonces yo me senté junto a él a ver aquel cuadro.
En el lienzo se podía encontrar el frente de la catedral, junto a los rosales que la rodeaban y los asientos que había cerca de éstos. Cada parte de la obra, incluso hasta la más pequeña y oculta estaba maravillosamente detallada, era tan realista aquella pintura que parecía como si hubiera tomado esa escena tal cual era y la hubiera pegado en el lienzo.
Casi al anochecer, acercándome las 20 horas con 35 minutos de aquel 25 de febrero de 1851 fue cuando San me dirigió por primera vez una frase de más de 4 palabras:
-He estado todo el día aquí- inició.- y creo que esto es lo menos parecido posible a la realidad- se quejó y luego agregó.- realmente soy inútil- finalizó mientras miraba la representacióncon cierta decepción en sus ojos.
-Pero si es perfecta...- lo contradije.- capta la esencia de una manera espeluznantemente real... eres excelente en el arte.
-No creo que sea lo suficientemente decente como para presentarla ante el Rey...- refutó mientras se llevaba las manos al rostro y se recostaba hacia atrás en el banco profiriendo maldiciones que no valen la pena escribir acá.
-¡¿Al Rey!?.. ¿Has sido contratado por el Rey Seonghwa...- pregunté y ante el asentimiento del pelinegro agregue.-.. y aún así crees ser inútil... o malo para esto?
La realidad era que el gobernador de nuestro país era un amante del arte incomparable, el conocía muchísimo del tema y todos los ciudadanos lo sabían. Hace un par de meses había mandado a algunos empleados a buscar a los mejores artistas de toda Inglaterra, pidió prestados los mejores cuadros de cada uno y luego eligió a quien le pareciera más talentoso, por ende, el hecho de que el mismísimo Rey Seonghwa hubiese contratado a San como artista personal decía muchísimo de los dotes artísticos del joven. Claramente no me molestó quedarme unas dos horas más junto aquel imponente hombre con la intención de subirle el ego mientras intentaba que entendiese la gracia que tenía en su trabajo y, por supuesto, esto fue lo que terminó acercándonos.
Luego de esa tarde-noche nos empezamos a mandar cartas y, de vez en cuando, a juntarnos en algún bar o en la misma plaza en la que nos conocimos, poco a poco fuimos formando una muy linda amistad.
Su porte aún me intimidaba y la sensación de miedo que sus oscuros ojos creaban en mi no se iba... en realidad, en esos casi 10 años que estuvimos juntos nunca desapareció, sin embargo y aunque sea una verdadera contradicción, aquello era lo que más amaba de él.
Fueron 5 los años de amistad entre nosotros, y estoy seguro de que si yo no hubiera empezado a sentir cosas por él nunca habría tocado el fuego del infierno, aunque tampoco hubiera vivido los que, ahora recordando bien, serían los mejores momentos de mi vida.
Recuerdo cada detalle de aquel día en el que me di cuenta de que estaba profundamente enamorado de él. Fue el 15 de junio de 1856, estábamos en su casa y él terminaba de hacer una de sus maravillosas obras y yo lo observaba desde algún lugar del cuarto en el que trabajaba, cuarto al que, según el, nadie había entrado aparte de mí. Y fue mientras lo observaba pintar sobre aquel lienzo cuando mirando aquellos ojos negros profundamente concentrados en su obra, descubrí mil y una sensaciones nuevas. Aparte de miedo ahora también había amor, admiración y deseo, los cuales no tarde en expresar y él, al contrario de lo que imaginaba, tampoco tardo en corresponder.
Y así fue como el 20 de julio de 1856 empezamos nuestra relación.
Todo fue bastante bien los primeros tiempos, yo poseía un intenso romanticismo y él, aunque seguia algo frío, solía demostrar su amor con pequeños actos que yo consideraba un mundo. Pero con el paso de los años me di cuenta de que él nunca sentiría por mí ni la mitad del amor que sentía por el arte, lo cual hizo de mi un ser completamente inseguro de sí mismo, y lo que me hizo aborrecer el arte con todas mis fuerzas.
Pero a pesar de todo yo aún lo amaba demasiado por eso no me negué cuando me pidió que fuera su modelo, creí que al ser parte de su arte el sentimiento que tenía por mi aumentaría, pero no logré llegar a comprobarlo.
Fue un 17 de marzo de 1859 el día que se dio inicio a la obra. Al principio me sentía plenamente orgulloso de que me hubiera pedido ser su modelo, por lo que no me afectaba el hecho de pasarme los días sentado frente aquel lienzo para ser retratado, pero con el pasar de los días, debido a varias cosas que aún al día de hoy no logro identificar, empecé a sentir un fuerte cansancio, yo ya no era el mismo y eso era obvio para todos, excepto para el mismo San, quien estaba demasiado ocupado con su pintura para siquiera mirarme bien y por ende no supo de mi estado hasta el final.
La obra ya iba llegando a su fin, tan solo faltaban un par de retoques en los labios, en las mejillas y en los ojos para darla por terminada aquella obra hecha con la tecnica "Vignette", cuando sentí a mi espíritu oscilar. Un par de pinceladas después y quedando en trance ante la obra, San, quien había palidecido y empezaba a temblar exclamó:
-¡En verdad, esta es la Vida misma!
Y al mirar hacia donde me encontraba, se dio cuenta de que yo yacía muerto en el suelo de aquel salón.
≿━━━━༺❀༻━━━━≾
.𝐓𝐇𝐄 𝐄𝐍𝐃.
ESTÁS LEYENDO
❝𝐋𝐚 𝐕𝐢𝐠𝐧𝐞𝐭𝐭𝐞❞
Fanfic𝑼𝒏𝒅 𝒔𝒕𝒆𝒓𝒃' 𝒊𝒄𝒉 𝒅𝒆𝒏𝒏, 𝒔𝒐 𝒔𝒕𝒆𝒓𝒃' 𝒊𝒄𝒉 𝒅𝒐𝒄𝒉 𝑫𝒖𝒓𝒄𝒉 𝒔𝒊𝒆, 𝒅𝒖𝒓𝒄𝒉 𝒔𝒊𝒆. 𝐷𝑎𝑠 𝑉𝑒𝑖𝑙𝑐𝘩𝑒𝑛 - 𝐽𝑜𝘩𝑎𝑛𝑛 𝑊𝑜𝑙𝑓𝑔𝑎𝑛𝑔 𝑣𝑜𝑛 𝐺𝑜𝑒𝑡𝘩𝑒