capítulo único

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Cuando menos se dio cuenta, el día laboral de Toji había acabado, y ya se encontraba frente a la puerta de su hogar a punto de comenzar sus preciadas horas de descanso. Estaba tan agotado, que sólo quería darse una ducha y dormir por un mes, aunque en realidad al día siguiente tenía que despertar de nuevo y hacer la misma rutina de mierda, en un trabajo de mierda, con compañeros tan inútiles como su jefe. Una mierda.
Al menos cobraba bastante bien.

El hombre finalmente entró a su casa, suspirando, y caminando hacia la cocina, abriendo la gran heladera y sacando una lata de cerveza de ella, ni siquiera se percató de que había alguien más además de su hijo.

—Papá, llegaste. Hola, ¿cómo te ha ido en el trabajo? —Toji oyó la voz de su pequeño calco, aún bebiendo de su cerveza, el adulto dirigió su mirada a una chica que yacía también sentada en la mesa junto a Megumi. Era bastante bonita, ¿tal vez era su novia?

—Bien —mentira, tiene ganas de matar a quien sea que se le cruce—, ¿y tú, qué tal la escuela? —preguntó, mientras metía la cabeza otra vez en la heladera y tomaba unos ingredientes para prepararse un sándwich, y esperaba que Megumi también le hablara de aquella intrusa desconocida.

—Bastante agotador. Tenemos un examen de biología pronto, además de una maqueta para la misma materia —contaba, rascándose la frente —, ella es ______ —finalmente la presentó a la muchacha, cuando Toji se acercó a la sala—. Haremos todo juntos y hoy se quedará a dormir, es agradable y tranquila... cuando quiere, pero se portará bien, así que no tienes que preocuparte.

Toji posó su mirada en aquella jóven; le gustó el color de su piel, su cabello de un color que se ajusta perfecto a su figura y rostro, mirada suave pero penetrante, aunque al segundo notó que era un poco tímida, o tal vez su presencia la ponía tímida, y es que el hombre reconoce ser un tanto intimidante, no es de extrañar que una chica de esa edad se sienta así en su presencia. Él le dedicó una pequeña sonrisa, lo que hizo que la chica se mueva un poco nerviosa en su lugar.

—¿Es tu novia? —preguntó él, algo curioso, dándole un mordisco a su delicioso sándwich improvisado; su hijo soltó una pequeña sonrisa.

—Para nada, soy demasiado jóven para ella. —contestó Megumi, en un tono algo malicioso y chistoso, se llevó un pequeño zape por parte de su amiga, quien estaba roja de la vergüenza.

—¿Jóven?, creí que tenían la misma edad. —comentó el Fushiguro mayor, dando un sorbo a su cerveza.

—Es que es una asaltatumb- —ni siquiera pudo terminar de hablar, cuando su boca fue cubierta por la mano de la chica.

—¡Megumi, por dios, nunca hablas y eliges este momento para hacerlo! —habla ella entredientes, riendo algo nerviosa.

Toji sonrió por lo bajo, entendiendo al instante las preferencias de la fémina, por su parte, Megumi trataba de jalar los cabellos de su amiga para que quite su mano de su boca.

—Bueno, niños, no tengo ganas de soportar sus monerias, asi que simplemente cenaré en mi habitación y luego me dormiré. No hagan mucho ruido o los echo a patadas. —avisó Toji, dirigiendose a su habitación.

Cuando finalmente el adulto desapareció de la escena, _____ quitó su mano de los labios de Megumi, quien la miró molesto. Con qué derecho se enojaba él.

—¡Idiota, como se te ocurre decir algo así en frente de tu padre! —murmuró ella, pero un tono medio alto, tan roja como un tomate.

Suspiró —A él ni le importa, mañana lo olvida. Eso sí, ni se te ocurra... —la jóven se imaginaba qué iba a decir, así que decidió hablar;

—¡La tarea! —interrumpió, tomando nuevamente el lápiz—, wow, interesantísima esta tarea, ponte a dibujar esas células y callate. —a este punto, toda su cabeza expulsaba humo de lo roja que se encontraba, parecía que se había quemado al quedarse dormida bajo el sol en la playa.

please me | toji fushiguro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora