02: Kim

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Son pasadas las dos de la tarde, día miércoles. El profesor habla, pero me parece que balbucea, ya que no puedo entenderle absolutamente nada. Miro hacia abajo, mis manos y cuaderno, mi lápiz pasta negro Bic. He anotado todos los ejercicios de la pizarra, pero solo he respondido un par (los dos de ejemplo). Vuelvo a mirar hacia arriba, en un vago intento de prestar alguna clase de atención, pero otra vez no oigo nada, las palabras atraviesan mis cerebro, deslizándose de una oreja a otra. Toda la información por la maldita borda. Dios mío.

Bajo la mirada, derrotado me veo en la situación de ir a las últimas hojas y garabatear. Dibujo un cuchillo, pero me sale mal, después un pene, después una cosa sin sentido, después otro pene, y parece que la tinta me falla.

— Dios... –Suspiro, levanto la vista a la ventana y el cielo está completamente despejado, es un día singularmente soleado, no hay rastro de ninguna nube, ninguna, y me hace sentir terrible. El cielo se ve ahogado, inundado en un azul inaguantable, me da fatiga.

Pienso en la chica de la farmacia. A la que solo vi de espalda, tenía cabello rubio y cintura pequeña, piel clara, top blanco, pantalones azules. Empiezo con la cara, los ojos, pestañas, su pelo largo y lacio, cien por ciento lacio. Hago otro cuchillo a un costado, aparte al dibujo, y me sale considerablemente mejor, así que me atrevo a dibujarle uno en las manos, pero este me queda horrible. Un fiasco total. Hago la sangre con desgana, haciendo rayones negros, tiene una sonrisa triangular, blanca, todo un invento de mi imaginación. Su cintura es diminuta, como la de la Señorita Belo. Eso es lo único que se me viene a la cabeza. Oh, ella era tan sensual, me gustaría haber visto su rostro...

— ¿Qué estás dibujando? –Edd me ha susurrado, siseando, demasiado cerca de mi hombro derecho.

— Un personaje mío –Digo, en su mismo tono, aunque he intentado no sisear.

— Es muy bonita, ¿cómo se llama? –Me dice y un tinte de su voz aparece en su hablar, yo le dejo de mirar porque creo que ha clavado sus ojos en mí, y trato de pensar en algún nombre de mujer.

— K...Kim –Le respondo, vacilante– Se llama Kim. –Repito, ahora enfático. Regreso mi mirada al dibujo, y mi mano ha retomado el agarre de mi lápiz.

— Yo también dibujo. A veces, digo... aunque no soy muy bueno, la verdad. –Me dice ciertamente apenado, y cuando me doy cuenta de que no va a decir nada más, por tercera vez tengo que echar mi mente a andar con tal de esquivar otro silencio mortal. Hoy me hallaba con un humor inusualmente tranquilo.

— Bueno, tendría que ver para decir algo...¿no? –Termino diciéndole, Edd sonríe y se le escapan unas risas, entonces el marcador deja de chirriar contra la pizarra.

— Edd, Ted. Hagan silencio. –El profesor dice. Canoso, con lentes rectangulares, marcos de metal, bigote blanco, papada arrugada. Patético, triste de cierta forma.

Algunos compañeros se han vuelto a mirarnos, se me aprietan los dientes.

«¿Este hijo de puta me acaba de llamar Ted?» Es lo único en lo que puedo enfocarme, se me cruzan sus palabras, una y otra vez, las tres letras imaginarias en mi cerebro, con los nervios entre mis dedos.

( «T E D»)

Escucho un lápiz, entonces me vuelvo a mirar a Edd y me fijo de que está dibujando algo en su cuaderno, usa un lápiz pasta azul de Faber–Castell.

Y no se ve... mal.

Por primera vez, me encuentro con genuina intriga, su estilo era más caricaturesco, simple. Ha dibujado a un chico y no tiene nada de especial, ni una característica que defina algo, tan solo es un chico. Aunque había algo en su simpleza que me entretenía. Le vuelvo a mirar y me doy cuenta de que está esperando una reacción, pues, su mano descansa sobre el papel, pero justo cuando estoy por decir algo, con la boca semiabierta, él se vuelve a encoger sobre la mesa, con claras intenciones de dibujar otra cosa. Yo tan solo miro, a veces reitero mi vista al cielo, sintiéndome acosador, tenso, abandonado y al mismo tiempo como el foco del suceso, pensando que en cualquier momento me asaltaría, en busca de mi crítica.

escarlata - tordeddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora