RETORCIENDO LOS CUENTOS

Capítulo 3

Retorciendo Los Cuentos
Capítulo 3: Arruinando Un Par de Cuentos

Había una vez, hace mucho, mucho tiempo, en una pequeña aldea, un grillo solitario que vivía bajo la sombra de un árbol. Cantaba feliz de noche y de día, pues sabía que su canto alegraba las vidas de los aldeanos. Asta que un día, con su ego inflado por los comentarios de los aldeanos a su cantó, sintió que la aldea era muy pequeña para el. Su maravilloso canto merecía una audiencia más grande. Con ese pensamiento, empacó todas sus cosas y se dirigió hacia el mar

El viaje fue muy largo y tomó muchísimos días. Pero comenzó a cantar tan pronto se acercó a la orilla. Sin embargo, el mar cantaba su propio canto y nunca se detenía.

El canto del mar era muy fuerte y ahogaba el cantar del pequeño insecto.

El grillo insistió en su canto por mucho tiempo, hasta comprender que su cantar nunca superaría el canto del mar. Derrotó se fue sin rumbo fijó, pues su orgullo, roto lo sentía. Camino y camino asta llegar a un bosque, en ese lugar se detuvo a pensar en la pequeña aldea de la cuál escapó -Mi audiencia era pequeña, pero mi canto, apreciado por todos era- se dijo.

—A la aldea regresaré y con mi canto, a todos alegrare— con eso ya dicho, sus cosas con prisa tomó corrió sin demora, a la aldea el regresaría y con ello su gloria también

En un ruido sordo, el pobre grillo aplastó fue, por una zapatilla roja muy conocida por todos así es.

(Cris: Es imaginacion mía. ¿Oh al narrador le pico el bicho de las rimas?)

Rimas ya no habrán nunca más, pues al narrador, las rimas, se le acabaron que mál. Izuku con Blancanieves a su izquierda y Ruby a su derecha, se mantenían callados en medio de una pequeña pradera rodeada por los árboles del bosque en el que se perdieron. Sus miradas inexpresivas intentaban comprender la forma en la que terminarán aquí. Solo siguieron las indicaciones de Ruby para ir asta la casa de su abuela, y terminaron en un punto aleatorio del bosque, ahora estan más perdidos que nunca

Sin querer voltear a ver a la chica, el peli verde preguntó —Ruby. ¿Éstas segura de conocer el camino a la casa de tu abuela?—, sudando a mares, la chica no lograba poder mirar directamente a izuku debido a los nervios —S-si— respondió no muy segura de esa respuesta, sus nervios la empujaron a decir si. Buscando un indicio que la ayudará a guiarse notó un árbol torcido cuyo tronco parecía tener una cara de horror —¡Oh!. Reconozco ese tronco de aspecto chistoso— señalando al tronco del árbol —Solo debemos ir derecho en esa dirección— comentó dirigiéndose asta el tronco, izuku y Blancanieves se encogieron de hombros y la siguieron. Era mejor eso que quedarse aquí parados

En las profundidades del bosque, un hombre con pintas elegantes montado sobre su caballo cantaba a la par con las aves cercanas. Este hombre no resultaba ser otro que un príncipe de un reinó cercano. El cantar del príncipe cesó al escuchar lo que parecía un sutil chillido que se acercaba a el cada vez más —¡Guah!— el príncipe dió un quejido al sentir un repentino dolor en su pecho. Bajo un poco su mirada a su pecho y lo que vió lo horrorizó. De su pecho brotaban cantidades absurdas de sangre debido a un hueco de tres cm creado por un misterioso proyectil, causando que se cayera de su caballo al sentirse desorientado por la falta de sangre

Con su mano en su pecho queriendo evitar perder más sangre, dió un último vistazo al cielo que poco a poco se oscurecia como su mirada —P-Pe-pero n-n-no pu-pu-pude encontrar.... A mi doncella.... Co-con una hermosa vozzz....— y con esa últimas palabras el príncipe murió

Pero lo que nos importa es saber de donde salió ese proyectil que mató al príncipe. Bueno, a unos metros cerca del cadáver, se encontraba izuku junto a Ruby estando de casería para tener algo que comer. El grupo tomó la decisión de descansar al darse cuenta que caminaron en círculo después de pasar cinco veces el mismo árbol torcido con una cara de horror