Como detesto este maldito lugar, sé que mis tíos me pusieron aquí por mi bien, pero no estoy loca y esto no solo es una clínica es un manicomio, una clínica de locos, por Dios, yo estoy cuerda no como los otros bichos raros de aquí. Tengo que pasar el resto de mis días viviendo con estos locos (sin ánimos de ofender), no, eso no es posible debe haber una manera de salir de aquí y obviamente la voy a encontrar.
Ahora me encuentro en la cafetería (por lo menos a los locos le dejaban ir a una) era la hora de desayunar y como es habitual busco un asiento en el rincón, apartado de todos, no quiero que ningún rarito se me acerque.
Cuando me dirijo a mi nuevo sitio unos chicos se me adelantan y lo toman, lo que me cabrea bastante, quienes se creían ¿ que eran los putos amos de aquí?, porque si, esa es la impresión que me daban. Son dos chicos y su forma de vestir es distinta a los de por aquí, la mayoría andan en batas de hospitales, pero ellos dos van con ropa casual y lo que me llama más la atención es que van de negro como si ese fuera el único color que existe. Uno de ellos tiene el pelo obviamente negro(¿Cómo no?) y ondulado y sus ojos casi no los puedo distinguir como son, el otro tiene el pelo rizado y este si es de otro color (menos mal) es rubio. Ambos son altos y con un físico que cualquier chica moriría por verlo que por supuesto yo no me incluyo en ese grupo.
Me he entretenido tanto mirándolos, analizándolos con furia ya que me robaron el sitio, al mismo tiempo uno de ellos se gira y me guiña un ojo. Salgo de allí echando leches, no soporto a los tipos autosuficientes (porque si, sí lo eran) Levanto la vista y por lo que veo no hay más ningún lugar (joder, que día más largo va hacer hoy).
Después de esperar a que hubiera puesto y desayunar, voy a tomarme una ducha ( y si, me encanta bañarme por las mañanas, no tiene nada de malo). Lo único que no me gusta es que el baño es compartido, aunque todas seamos chicas no me agrada la idea de que me vean y por las mañanas suelen estar en clase.
Yo debería estar en esas clases, pero como soy yo, (un caso en particular), no voy y punto, luego me dicen cosas, pero que mas da, me importa un pepino, no voy a aprender nada aquí, solo me volveré loca si sigo con esto. Al terminar mi dulce baño, voy a mi habitación y veo unas maletas listas en la entrada junto a la puerta, ( hay no, no pienso compartir habitación de eso nada), pero cuando me fijo bien, son mis cosas las que están recogiendo (pero que dem...).
- ¿Qué demonios haces? - se sale la loba rabiosa de mi interior.
-Solo hago lo que me han pedido- dice una chica, rebuscando en mis cosas dándome la espalda.
-Y eso es....- dejo la pregunta en el aire a ver si se anima a contestar.
-Que este cuarto ya no te pertenece- se pone de pie y me mira.
-¿Como así?. Te puedes explicar mejor.- No le da tiempo a hablar y se queda con las palabras atascadas en la boca al ver a alguien detrás de mí.
-Ella solo hace lo que le pedí- suena una voz masculina joven, pero gruesa, que nunca había escuchado antes.
-Y...¿Tu eres?- me giro y lo veo, alto con los ojos negros como la noche al igual que el pelo, este chico es.....
-Mi nombre es Alex, espero que lo recuerdes- así que uno de los autosuficientes que tomo mi asiento en la cafetería es Alex (bonito nombre, no, no, no, concéntrate ahora Austina) olvidemos eso, volvamos al tema- GRACIAS
-GRACIAS, ¿Por qué?
-No nada- hay algo raro en él que hace que no me fie- No puedes tener una habitación sola para ti- (¿Cómo que no?)- Te han asignado otra.
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O lo tomas, o lo dejas
VampireNada es lo que parece ser, el mundo esconde muchas cosas y sobre todo en las sombras, se acuerdan de las historias que nuestros padres, abuelos nos contaban a la hora de apagar la luz para ir a dormir ''nunca mires debajo de la cama'' es un lugar os...