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Zhang Hao se vio una vez más en el espejo, necesitaba lucir perfecto para la ocasión, era verano así que había optado por un conjunto denim junto a una camiseta con estampado curioso. Acomodó su cabello, ahora unos tonos más claros que hace un año.

Había pasado un año desde el momento de la confesión, luego de despedirse aquella noche Hao había quedado con una gran sensación en el pecho, Hanbin le había dejado la mejor impresión posible, incluso si esa noche bebió podía recordar muy bien cada cosa todavía.

Hao podía admitirlo, al inicio y a pesar de la gran confesión, no le gustaba Hanbin.

Y era bastante claro cuando apenas supo de su existencia aquella noche, pero lo que no podía negar era que había llamado por completo su atención, tal vez no había estado enamorado, pero sentía la necesidad de conocer más al coreano, fantaseando con el momento en el que pueda decirle fuerte y claro que le gustaba tanto que podría creer que lo amaba.

Y ahora, unas salidas después de su regreso estaba ocurriendo, se sentía listo para decirle a Hanbin que gustaba de él.

Solo habían tenido tres citas en total, todas durante un mes luego de su llegada. Se encontraron en la fiesta de bienvenida que Ricky había organizado para él donde curiosamente estaba Hanbin y todos sus amigos. El coreano lo invitó cada vez, pero nunca lo llamó cita.

Ese detalle colocaba algo nervioso al chino que volviendo al presente, tenía planeado hablar sobre sus sentimientos con Hanbin. Cada cita había sido más especial que la anterior, el teatro, un picnic e incluso la simpleza de sentarse a hablar mientras tomaban helados de diferentes colores; cada cosa le confirmaba a Zhang que el chico que hace un tiempo se le había confesado era aún mejor de lo que imaginó, conocerlo en esa faceta de amigos había resultado increíble.

Y ese era otro detalle que lo alteraba un poco, no habían tocado el tema de la confesión ni el de interés de ese tipo entre ambos, a veces lo sentía, esa tensión que te deja quieto mirando al contrario, pero tan pronto como llegaba se iba, pensar demás se le estaba yendo de las manos.

¿Y si ya no gustaba de él cómo hace un año?

No quería ser rechazado, tal vez y solo tal vez Hanbin había perdido el interés.

—Estuvo enamorado de ti durante dos años sin decirte nada ¿Y tú crees que ya no le gustas?— había dicho Ricky un día antes —Eres un idiota.

—Sólo es la primera vez que me gusta alguien de esta forma, me siento demasiado inseguro— le respondió —Nunca me contactó durante este año y...

—Y nada Hao, solo ve y díselo. Tal vez es momento que contestes aquella confesión.

Y pensando en eso era verdad, nunca le dijo a Hanbin sobre ello, aquella vez sólo habían pasado a hablar sobre cosas triviales luego de conocer sus identidades.

Estaba nervioso, sumamente nervioso. Esta vez Hanbin lo había invitado a su casa, no quiso decirle para qué o que harían, solo dijo que aliste su mejor pijama porque sería algo de toda la noche.

Tocó el timbre y esperó quieto mientras sujetaba su bolso con algunas cosas que había hecho para el menor, este abrió poco después recibiendo al chino con un abrazo que dejó a ambos sonrojados. La casa de Hanbin era chica, lo cuál fue una sorpresa para el mayor pues Hanbin gozaba de una buena posición económica.

—Creo que eres el primero en venir aquí, mi dulce hogar— sonrió —Disculpa si te hice venir muy lejos, pero créeme que este es el mejor lugar para mostrarte lo que quiero.

—No te preocupes Hanbin, de hecho te traje algo— abrió su bolso con cuidado y sacó un envase y entregándolo —Espero te gusten, Gyuvin me dijo que eran tus favoritas así que me esforcé.

enchanted - haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora