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Narra aida

Y, sin más, me alza lo suficiente para ensartarme en su rígido mástil, de forma lenta y calculada, y sin dejar de mirarme a los ojos.

Las dos gemimos a la vez cuando la introduce entera. Es… delicioso.

Alba:Eres tan estrecha… Muévete, cielo.

Al principio voy poco a poco porque es muy grande y siento cierto escozor, a pesar de estar muy mojada. Pero la excitación me puede pronto, sobre todo con su boca deleitándose con mis pechos, que chupa y lame sin descanso.

Alba:Dime lo que quieres. Sé valiente y te lo daré todo.

¿Valiente? Con ella he roto todas las barreras, reales o imaginarias, que constreñían mi vida sexual. Ahora solo queda disfrutar de lo que me tenga preparado.

Aida: Más. Quiero más. No dejes que me pierda nada, por favor.

No me avía dado cuenta asta este momento que alba tenía música cuando comiensas a sonar una canción presisamente en ese momento tan exitante

Con un simple movimiento nos cambia de posición: yo termino tumbada en la cama y ella se coloca encima de mí. Sus manos abarcan mis tobillos y comienzan un camino ascendente. Cuando llegan a la altura de los muslos, tira de ellos para poner mis rodillas sobre sus hombros.

Alba:Bonitas vistas (bromea, con la mirada perdida en mi entrepierna)

Intento bajar las piernas pero no me lo permite.

Alba:Tienes un coño precioso, nunca te prives de lucirlo.

Aida:Yo no soy tan desinhibida como tú.

Alba:Una pena. Vamos a ver si consigo quitarte unos cuantos de esos molestos complejos.

La punta de su miembro se roza con insistencia contra mi entrada y no tardo en alzar las caderas en su busca. Su risa entre dientes apenas me perturba.

Alba:La quieres, ¿verdad?
Aida:Sí…
Alba:Tómala, entonces. Es toda tuya.

Esta vez, cuando me penetra, no es tan suave ni considerada como antes. Y me gusta igual. Mi sexo lo recibe entusiasmado y chapotea de gusto.

Aida:Dios, alba....
Alba:Sí, cielo, se siente muy bien…

Y que lo diga. Incluso cuando las embestidas se vuelven salvajes y apenas soy capaz de respirar. Entonces es incluso mejor.

Aida:No puedo…
Alba:Claro que puedes. Concéntrate en tu placer. Y gózalo.

Me besa con tanta entrega y pasión que siento que nunca más podré disfrutar de un beso después de este. Nuestro baile de lenguas es erótico, visceral e íntimo. Incluso tiene un punto de romanticismo. Y es otra forma de hacerme el amor.

Alba:Cuando te llene con mi semen sabes que voy a follarte tu bonito culo, ¿verdad?

No lo puedo evitar. Su promesa hace que mis músculos internos se contraigan y que un arrollador orgasmo me atraviese, igual que un rayo.

Grito, presa de un placer devastador.

Alba:Me encanta cómo me estrujas el miembro cuando te corres… (murmura, un segundo antes de rugir como un león en plena selva y dejarse ir en mi interior).

Segundos después, se deja caer a un lado para no aplastarme. Noto su mirada fija en mí y después de un rato me atrevo a enfrentarle.

Alba:Ha vuelto el pudor,  (me pregunta, acariciándome el hombro)

ENTREGA DE AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora