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La casa estaba...bien. Llena de polvo, pero nada que no se pudiera solucionar, prefería hacerlo yo misma. Aunque me cansara mas de la cuenta y quisiera sacarle pelo a pelo a Harry y hacer que durmiera entre el polvo y cachureos.

Así que sí, sí me pedían contexto de nuestra relación, así estaba.

Así que no sabia realmente que esperaba el en Italia conmigo después de TODO (alarguemos la 'O' gente, por favor) este tiempo y por como terminaron las cosas, no lograba entenderlo. Pero bueno, a veces uno hace cosas tontas e inesperadas como aceptar que me acompañara. Quizás a el no le costaba mucho acompañarme al pequeño pueblito costero, probablemente lo tomaba hasta como vacaciones de su "ocupadísima" vida.

La brisa del mar entraba por la ventana y se mezclo con sus pasos y el ruido ambiental de la calle cuando entro a la habitación, y sentí su risa mezclarse con el lejano murmuro del mar, mientras yo...intentaba inflar un colchón con las mejillas regordetas en aire. Abrí los ojos mientras intentaba exhalar el poco aire que quedaba en mis pulmones.

-          Tú sabes que necesitas un bombín para inflar eso, ¿verdad? – me pregunto mientras me veía llenar de aire mi pulmones nuevamente, no respondí y soplé dentro del colchón, claramente sin éxito

-          ¿Qué sabes tu?

-          Fui niño scout Maggie

-          Ya lo inflé un poco – respondí agitada y apuntando un extremo del colchón donde se concentraba un poco de aire.

-          Vas a terminar como...nunca de inflar tu cama mags.

-          ¡mi cama! – solté fuerte y me reí con la cabeza hacia atrás- ¡esta es tu cama Harry! - lo miré y me puse seria nuevamente- y te estoy haciendo un favor

-          ¿Un favor? – me sonrió de lado.

-          Si, un favor. – me acerque con el plástico en la mano, casi arrastrándolo- estoy inflando TÚ cama – lo apunte- para que no duermas en el suelo con las ratas en la última habitación de esta maldita casa Evan. – lo mire entrecerrando los ojos mientras el aun tenia su sonrisa ladeada mostrando un poco de sus dientes de conejo. -  Para que veas que no soy una mala persona Harry Evan. – aclaré- dando clases – sentencié riéndome.

-          Da lo mismo el por que lo hagas Maggie. – se rio suavecito- jamás vas a lograr inflar el maldito colchón a puro pulmón. – me pico- es imposible.

-          ¿quieres probarme?

-          ¿probarte qué? – respondió rápido y sonrió, coqueteando. Ese claramente era su manera de acercarse, ya la conocía. Solo lo miré, riéndome, no había caso y no podía negar que me gustaba que me mirará con esos ojos coquetos. La carne es débil amigas, más para una mujer como yo que en cuanto a vida sexual estaba mas cerca a una monja que a la media de mi edad. -  Te puedes desmayar Maggie. Y jamás vas a inflarlo. - respondió a mi silencio. Y avanzo, tomó el colchón de mis manos y lo solté sin resistencia.

-          ¿entonces qué? – pregunte poniendo las manos en mis caderas. - ¿Qué pretendes?

-          Buscar un bombín. O comprarlo. – sentencio, mientras dejaba el colchón sobre la cama.

-          Si claro, cómo si en esta casa vamos a encontrar uno-

-           Si había un colchón inflable mags, debe existir un bombín en esta casa, ¿no crees? - salió de la habitación. Y tenía toda la maldita lógica del mundo. Nada sacaba con debatirle. Aparte de que claramente mis intentos por inflar el colchón a puro pulmón fueron en vano, ya estaba cansada. Solo esperaba encontrarlo en la casa para no tener que salir por él.

Cuando termine de revisar las habitaciones y cajones existentes del segundo piso de la casa, baje en busca de Harry, frustrada, cansada y con hambre.  Me hice la idea de ir a buscar un bombín en los locales que existieran en este pueblo. Probablemente había una ferretería, y si no se hacia tan tarde quizás podría comer algo fuera para mirar un poco el lugar y...

A la mierda todo lo que pensaba.

Harry estaba sacando lo que fuese que estuviese sacando en shorts ( EN MAYÚSCULA , en SHORTS aka pantaloncillos cortos) del cuarto que se encontraba patio trasero, pero eso no era lo que me dejo plantada al piso. Estaba sin polera, y el sol le llegaba en la espalda iluminando cada maldito musculo cuando tomaba las cajas y las apartaba. Tenia los labios en una línea, apretados y suspiraba cada que soltaba la caja a su costado izquierdo. Que ganas de tocar su espalda

Me serví un vaso de agua en la cocina, y seguí mirándolo sacar cajas por un rato, hasta que se paró de frente a la ventana y paso una mano por su frente secando las pequeñas gotas de sudor que suponía tenía.

-          ¿Estas disfrutando? - pregunto

-           ¿De ver cómo te matas? Si – respondí y me reí, ya cuando estaba unos pasos más cerca, le ofrecí el vaso de agua que tenia en la mano. La verdad siquiera sabía si el agua de esta casa era potable, pero bueno. - ¿Encontraste algo? - pregunté. Levanto la mano y me enseño un tubo amarillo con extremos negros. - ¿y eso es?

-          El bombín mags, creo que puede servir. – soltó un suspiro en señal de cansancio.

-          Pensaba que podíamos salir a comer

Harry solo me miro, ¿lo tomé por sorpresa?,¿quería realmente salir con el?,¿estaba siendo amable? Osea, sí. Definitivamente estaba siendo amable. Quería estar tranquila, hacer lo que tenía que hacer aquí y largarme de vuelta a casa con mi perro, mi amiga y mi trabajo sin tener que descubrir los secretos de un difunto padre que con suerte recordaba. Aparte tenia que estar habitando la casa donde había pasado sus últimos años claramente con la mujer por la cual abandono la familia y me abandono a mí. Y a eso le sumamos que tenia que cohabitar con Harry lo que durara por que Barbs, Anne y Rob así habían decidido, incluso sobre mí ,una mujer adulta. Que mierda. Intente despejar los pensamientos por que cada vez que lo pensaba me daba una urticaria horrible y realmente si quería llevar la fiesta en paz con Harry. Así que decidí.

-          Si, podríamos salir a comer. Yo te invito para que no gastes tus pocos ahorros Evan, no hay problema. – bromee sobre su situación de hombre de negocios. – me comería una pizza para ver si realmente es que las pizzas italianas son buenas o es solo un mito. – sonreí y él me sonrió de vuelta mientras asentía.

-           Bien. Tenemos que probar esto primero, y vamos. – me dijo mientras tomaba su polera y caminaba adentrándose a la casa. Miré por última vez su espalda y rogué, de verdad que le rogué a los cielos para poder tener tranquilidad con este hombre cerca. Por qué entre su carácter y su cuerpo, me iba a volver loca. Que maldita química.








Holis perdon por desaparecer uwu

• Camino a casa • H.S (EN PAUSA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora